Se comienza a reconocer el hábitat del gato andino en la evaluación ambiental de proyectos

Se comienza a reconocer el hábitat del gato andino en la evaluación ambiental de proyectos

Por: Luciano Badal | 29.10.2022
Experiencias de colaboración entre ciudadanía y ciencia se unen ante proyectos de inversión que no contemplan protección del gato andino.

El 22 de septiembre un grupo de escaladores paseaba por el sector El Alfalfal en el Cajón del Maipo, cuando avistaron cuatro gatos andinos; un felino en peligro de extinción y muy difícil de ver. Unos días después, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) terminaba anticipadamente la evaluación del proyecto minero El Rubí en la misma zona, argumentando entre otros factores, que la empresa no había tomado en cuenta la presencia del gato andino en su área de influencia. Y aunque la empresa titular del proyecto ya presentó un recurso de reposición contra la resolución del SEA, esta no es la primera vez que se destaca la falla en contemplar la protección del gato andino en las medidas ambientales de un proyecto de inversión.

Unos meses antes, el Tribunal Ambiental suspendía los sondajes mineros de Vizcachitas Holding; una empresa que ya sumaba múltiples sanciones por robo de agua, construcción sin permisos o afectación a bosque nativo. Esta vez, fue clave la colaboración de la comunidad de Putaendo que contactó al grupo de investigadores y conservacionistas del gato andino, Seeking the Andean Cat, quienes realizaron un informe sobre la presencia de esta especie en el área de influencia del proyecto, y que se convirtió en uno de los principales argumentos para la decisión del Tribunal. “Los sondajes se ubican en pleno hábitat de gato andino y la empresa no reconocía su presencia lo que es paradójico cuando el nombre Vizcachitas alude a las vizcacheras que hay en el sector, y la vizcacha es la principal presa del gato andino”, comenta Rodrigo Villalobos, conservacionista especialista en felinos, miembro de Alianza Gato Andino y del grupo que realizó el informe.

En ambos casos, el estudio o declaración de impacto ambiental realizada por la empresa falló en detectar esta especie, lo cual no es poco frecuente según explica el investigador. “Los estudios que hacen las empresas son de corto plazo y no están hechos para detectar especies de comportamiento críptico y de baja cantidad de individuos. Es un problema del que el SEA no se está haciendo cargo y lo que pasa con el gato andino es un claro ejemplo de esto”, afirma Rodrigo, para quien el conocimiento científico puede aportar a tomar mejores decisiones en estos casos. 

Ahora, el grupo Seeking the Andean Cat está analizando trabajar en la zona del Cajón del Maipo, en el área de influencia del proyecto el Rubí. Allí se están vinculando con la campaña Queremos Parque; un proyecto ciudadano que impulsa la creación de un Parque Nacional en las últimas grandes tierras públicas de la Región Metropolitana, para esparcimiento de la comunidad y para conservar el valor ecológico del lugar, ubicado en los valles del Río Colorado y el Olivares. Tras el avistamiento en el sector, que se suma a otros, desde Seeking the Andean Cat buscarán monitorear la especie en esa zona y generar un informe que pueda servir a la comunidad ante otros proyectos de inversión que no contemplen medidas de protección del gato andino en su evaluación de impacto ambiental.

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Trabajo transdiciplinario

Para el grupo de investigadores y conservacionistas, el proyecto de Queremos Parque es compatible y favorece la protección del gato andino y de otros carnívoros de la zona central que están fuertemente amenazados. “En el Cajón del Maipo casi no hay ningún área natural con espacio suficiente para tener poblaciones saludables de carnívoros, que son necesarios para que el ecosistema funcione bien. Tener un área como la que propone la campaña es importante para la conservación. Debe acompañarse de un turismo que sea responsable y ahí siempre va a ser compatible el proyecto para ordenar el espacio y que las personas aprendan a coexistir con las especies”, analiza Rodrigo.

El investigador lleva años trabajando con comunidades que conviven con esta especie para fomentar la educación ambiental, la ciencia ciudadana y la puesta en valor del patrimonio natural a través del arte. Para él, trabajar con comunidades también significa un apoyo a la investigación, y busca generar proyectos en que las mismas personas involucradas en el territorio ayuden a monitorear por ejemplo las vizcacheras, que son datos relevantes para luego monitorear la presencia de gato andino.

Para la conservación del gato andino lo importante es continuar y ampliar el monitoreo de la especie. Allí una de las amenazas que encuentran los investigadores en su trabajo es el robo de las cámaras trampa que tienen instaladas en terreno y que han sufrido continuamente, lo que les significa atraso de meses en su trabajo. “Algo en lo que sentimos que falta apoyo es en financiamiento público para esta labor, que estamos haciendo a veces a pulmón y con ayuda de filántropos de norteamérica que aportan a la Alianza Gato Andino. No nos parece bien que la conservación de nuestro patrimonio natural dependa de la voluntad de millonarios extranjeros”, critica Villalobos. 

El grupo Seeking the Andean Cat que integra Villalobos se formó con el objetivo inicial de hacer un documental sobre el trabajo de conservación del gato andino en el país, que fue parte del festival de cine de naturaleza Santiago Wild, y que se puede ver de forma gratuita en Youtube.