Entre el intento de estabilización y la incertidumbre: La crisis que se instaló en la UAH tras ola de despidos
El pasado 22 de agosto el rector de la Universidad Alberto Hurtado, Cristián del Campo Simonetti, recibió una carta que vino a poner más presión a la crisis que atraviesa la casa de estudios que dirige desde febrero de este año.
En la misiva, firmada por casi un centenar de académicos de veinte universidades del país —entre ellos las premios nacionales de Educación, Beatrice Avalos y Nolfa Ibáñez Salgado— se expresaba la consternación de la comunidad por el despido de 17 profesores de la Facultad de Educación de la UAH, y particularmente de Andrea Ruffinelli, Tatiana Cisternas y Solange Gorichon, tres reconocidas académicas e investigadoreas de la casa universitaria.
“Nos sentimos profundamente conmovidos por su remoción, la que nos parece inexplicable dadas las características de estas tres destacadas profesionales”, expresa la carta.
Si bien en el escrito se hace hincapié en la comprensión de la crisis que atraviesa la universidad, también se advierte que “son precisamente profesionales como ellas quienes han sabido potenciar la misión institucional de la UAH hacia el futuro”.
Pero el despido de las académicas y de los otros 14 profesores de la facultad no son los únicos que se han concretado este año. Desde el arribo de Cristián del Campo a la Rectoría de la UAH, se han contabilizado 55 despidos a raíz del déficit de siete mil millones de pesos que se informó a los diferentes estamentos de la casa de estudios en mayo de este año.
Como consecuencia del recorte de académicos, funcionarios administrativos y profesionales, se ha desencadenado una crisis en la universidad jesuita que hoy enfrenta a los estudiantes, el sindicato de trabajadores y la administración.
Todo esto, en el contexto de incertidumbre por eventuales futuras desvinculaciones.
Crónica de la crisis
Cristián del Campo Simonetti (53) inició su periodo como rector de la Universidad Alberto Hurtado el pasado 4 de marzo de 2024, sucediendo en el cargo a Eduardo Silva. Sin embargo, en noviembre del año pasado el directorio ya había oficializado que Del Campo asumiría el cargo y desde enero comenzó su gestión.
A quienes compartieron espacios de trabajo con Del Campo en los primeros meses, algo les llamó la atención de inmediato. “Él llegó con un mensaje muy focalizado en el tema de la eficiencia, que no era algo habitual en la pasada administración. De hecho, era casi de lo único que hablaba. Pero en el momento no le dimos importancia”, dice a El Desconcierto uno de los académicos que le tocó interactuar con el rector en sus primeras semanas de gestión.
Si bien las primeras semanas de clases de este año se desarrollaron con relativa normalidad, la situación de la universidad dio un vuelco el 17 de mayo, cuando ocurrieron los primeros despidos. En esa ocasión, fueron 33 los funcionarios desvinculados.
Hasta ese momento, la planta académica no había sido afectada. Sin embargo, unas semanas después, sería el mismo rector quien informaría en una asamblea extraordinaria que los despidos seguirían y esta vez, los académicos también estarían considerados como susceptibles de término de contrato.
En esa instancia, también se transparentó antes los diferentes estamentos la crítica situación económica que atravesaba la universidad: existía un déficit de $7.600 millones.
“En la asamblea él comienza a dar un discurso, como lo venía haciendo, enfocado principalmente en la necesidad de ser más eficientes en el tema de los recursos económicos. Dijo que los despidos habían sido dolorosos, que no era una decisión fácil, pero que era necesario en el sentido de contener la deuda de la universidad. Pero el momento más complejo fue cuando se le preguntó si iban a seguir los despidos y contestó que sí”, relata a El Desconcierto uno de los funcionarios que estuvo presente en el hito.
Diferentes fuentes consultadas por este medio coinciden en que los lineamientos que Del Campo informó a los trabajadores fue que los despidos serían analizados y determinados por los decanos en función de la “realidad” de cada facultad, pero que no se dieron plazos.
Así, dicen académicos, el primer semestre transcurrió en un clima de incertidumbre a raíz del proceso de reducción de personal. “Algunos decanos pusieron el pecho a las balas por sus académicos. Pero otros, que estaban más alineados con la visión del rector, no tuvieron reparos en despedir gente”, dice a este medio una funcionaria desvinculada que prefiere mantener su identidad bajo reserva.
Finalmente, el jueves 18 de julio, sólo a días de que terminara el primer semestre, llegó el siguiente mensaje a la comunidad universitaria: “Estimada comunidad de la Universidad Alberto Hurtado: junto con saludarles a cada una y cada uno de ustedes, les hago llegar este mensaje para informarles que hoy se ha dado término a los contratos de trabajo de 55 personas que se desempeñaban en nuestra institución. Este es un proceso doloroso para las personas desvinculadas; lo es también para las unidades académicas y administrativas; lo es para toda la universidad”.
“Fue tremendo. Lo más difícil fue pasar todo ese semestre con la incertidumbre si uno seguía o no. Y también está el hecho de cuando se informó. Nosotros cerramos el semestre un miércoles, pusimos la última nota en el sistema, y al otro día se nos desvincula”, recuerda un académico del momento en que se le informó su despido.
La crisis en la facultad de Educación
En total, de los 55 despidos que se concretaron ese “jueves negro”, 17 fueron en la Facultad de Educación, encabezada por la decana Marisol Latorre.
Una de las académicas de Educación desvinculadas —que prefiere reservar su identidad— relata a El Desconcierto que durante el primer semestre el tema de los despidos era abordado recurrentemente por el profesorado y que se especulaba que lo más probable era que cinco, a lo más ocho académicos podrían ser afectados.
“Todos sabíamos lo que iba a pasar. Pero no imaginamos la magnitud. Pensamos que podían ser cinco, en los cálculos más pesimistas diez. Ya 17 era demasiado y hasta el día de hoy no entendemos porqué”, asegura.
En un comunicado de los funcionarios despedidos compartido por sindicato de trabajadores de la universidad se acusó directamente el “desmantelamiento” de la facultad y que la medida no correspondía a una “arbitraria o azarosa” sino que “estratégica, discriminatoria y arriesgada”.
“Los despidos son una medida que hace muy difícil mantener la formación de calidad comprometida con las y los estudiantes de pedagogía de la facultad y que menoscaba la integridad de quienes fuimos objeto de esta decisión”, apunta la declaración.
Hasta el día de hoy, profesores desvinculados y desde el estudiantado aseguran que no saben la razón de que los despidos se focalizaron en la Facultad de Educación. En ese contexto, a comienzos del segundo semestre, los estudiantes de las carreras que componen dicha facultad comenzaron una paralización exigiendo transparencia respecto a las desvinculaciones.
Florencia Barría, estudiante de pedagogía en educación diferencial y parte de la mesa de representantes de la carrera, comenta que parte del petitorio interno que tienen como estudiantes es que se transparente los criterios de los despidos.
“Nosotros requerimos transparencia de la información. Todavía no tenemos claro qué pasó con el tema de los despidos, por qué se despidió a las personas que se despidieron. Porque aún seguimos sin tener respuestas, a pesar de que han pasado ya tres semanas. Nosotros queremos saber por qué se desvincularon personas con trayectorias súper largas y que cumplían labores muy importantes las cuáles hasta el día de hoy no se suplen”, asegura Barría.
Por su parte, la presidenta de la Federación de Estudiantes de la UAH, Lengen Luttecke, sostiene que en el estudiantado, en especial en la Facultad de Educación, existe incertidumbre respecto a si se podrá mantener la “calidad académica” que distinguía a la universidad.
“Muchos de los docentes despedidos eran de excelencia o impartían un enfoque en específico. Entonces, lo que se percibe es que ese enfoque se está perdiendo. Y eso ha afectado especialmente a la Facultad de Educación, en particular la carrera de educación diferencial, que es una carrera que tiene que recibir una enseñanza muy específica y lo que vemos es que se está reemplazando académicos con docentes de matemática o de pedagogía en educación básica. Entonces, a nivel de facultad y en general en la universidad está la idea de que nos están quitando la calidad académica”, asegura.
Consultado sobre el porqué se focalizaron los despidos en la Facultad de Educación, Cristóbal Madero Cabib, Vicerrectoría de Integración de la UAH sostiene que “el análisis dotacional hecho en cada facultad de cara a sus proyecciones futuras es lo que llevó a determinar el número de desvinculaciones lamentablemente necesarias en cada facultad. Efectivamente es la facultad de educación la que redujo más su dotación. Con este ajuste, la Facultad de Educación puede asegurar su continuidad, así como la de cada una de las carreras que imparte”.
Respecto al planteamiento de los estudiantes de la carrera de educación diferencial que han reclamado por el reemplazado de profesores con otros docentes que no tienen la especialización requerida para los contenidos que se imparten, Madero Cabib asegura: “Las vicerrectorías, así como autoridades de las facultades han señalado que las y los docentes de la Universidad Alberto Hurtado imparten programas validados por un comité curricular universitario que define los parámetros de calidad que buscamos para la formación, y que responde al perfil de egreso de cada carrera. Nuestras y nuestros docentes, incluido el caso de la carrera que usted señala, deben ser capaces de asumir ese programa previamente aprobado. Puede por supuesto proponer cambios, pero que deben ser aprobados por la comunidad académica a través del comité curricular. Todas y todos los académicos que hacen clases hoy han sido seleccionados en base a una especialización tal que les haga capaces de formar con calidad en base a programas establecidos”.
Entre el intento de estabilización y la incertidumbre de cara al 2025
Tras la ola de despidos la incógnita que se instaló fue si las desvinculaciones continuarán y si el déficit fue resuelto con las medidas adoptadas.
Respecto al déficit y a los balances, el vicerrector de Integración de la UAH asegura que se le informó a los diferentes estamentos el desglose de la situación financiera: “Como se ha indicado en distintos espacios, el déficit estuvo compuesto de un déficit operacional y del reconocimiento contable de otros egresos pasados (2022) y proyectados (2024), de acuerdo con los criterios contables más recomendados. Esta pérdida financiera ha sido ya absorbida por la Universidad”.
¿Significa eso que no habrá más despidos? Según comentan funcionarios lo que se ha transmitido desde la administración es que todo dependerá del presupuesto del 2025 que será informado este mes de septiembre.
Por lo pronto, el sindicato de trabajadores solicitó a la rectoría fuero para los trabajadores sindicalizados, petición que fue rechazada por la administración.
“El clima sigue siendo de incertidumbre. Si bien nos han dicho que si los despidos siguen no serán académicos, no sabemos lo que pueda pasar en el próximo año”, dice un académico de la Facultad de Ciencias que optó por no revelar su nombre.
Por otro lado está el descontento del estudiantado. Tras el ajuste presupuestario, además de los más de 80 despidos, la universidad optó por recortar las ayudantías. Según dicen los mismo estudiantes, la situación ha traído como consecuencia atrasos en la entrega de correcciones, cambios en la programación para que las evaluaciones se realicen en grupo ante la imposibilidad de que los profesores abarquen de buena formas los cursos, entre otras problemáticas que ha generado la sobrepoblación de cursos.
Ante ese contexto, apenas comenzó el segundo semestre, las paralizaciones comenzaron y se instaló una mesa negociadora entre la FEUAH y la rectoría.
Entre las principales peticiones del estudiantado está que no se concreten más despidos, una respuesta respeto a lo que sucederá con la Facultad de Educación, y mayor transparencia en, por ejemplo, si las remuneraciones de la plana directiva fueron reducidas para contener el déficit.
Pese a valorar la situación, desde la FEUAH transmiten que el rector no ha sido parte del proceso de negociación lo que, en todo caso, es descartado desde la rectoría.
“Desde el inicio de su gestión el rector ha buscado personalmente y a través del equipo del que formo parte, hacerse presente para las y los estudiantes. De allí que más allá del trato cotidiano y fluido que hemos querido como rectoría tener con la Federación, el rector tuvo el día 19 de junio un encuentro abierto con toda la comunidad estudiantil, y el 4 de julio uno específico con la Federación de Estudiantes. Para las conversaciones en una mesa de trabajo con la Federación y otras y otros representantes estudiantiles (que va resultando de mucho provecho para el futuro de la universidad), él ha delegado en mi como vicerrector su representación en la mesa, precisamente como una muestra de compromiso”; dice el vicerrector Madero Cabib.