Gabriela Mistral y su 'pasión de leer', una ausente en el sistema educativo chileno
Otro abril y en los espacios educativos y culturales se presenta cada vez con más fanfarrea el Día del libro y los derechos de autor, un espacio de motivación muy necesario para conocer historias y nuevas narrativas. Pero a veces me pregunto ¿Estamos realmente motivando a leer de manera apasionada y continua en el tiempo entre tanto disfraz, juegos y concursos, donde -en muchos casos, lamentablemente- poco se lee?
[Te puede interesar] El 24% de los plásticos contaminantes cuyo origen se puede rastrear es de cinco empresas
Gabriela Mistral en su texto Pasión de leer, de 1935, presenta el trabajo en pos de la lectura como una "faena", una responsabilidad importante para quienes educan. Esto incluye a madres, padres y docentes como responsables en promover la lectura, y en un nuevo abril, es importante escuchar lo que nos dice: “La faena en favor del libro que corresponde cumplir a maestros y padres es la de despertar la apetencia del libro, pasar de allí al placer del mismo y rematar la empresa dejando un simple agrado promovido a pasión. Lo que no se hace pasión en la adolescencia se desmorona hacia la madurez relajada” (Mistral, G. 'Pasión de enseñar', Ed. U. de Valparaíso, 2017, pág. 55)
La responsabilidad de la persona adulta mediadora es gigante. Realmente, quien disfrutó en al menos un momento una pasión por las historias y la lectura, durante la niñez y/o adolescencia, lo más probable es que en algún momento de su vida madura regrese a zambullirse y perderse en alguna historia escrita, ¡Qué necesario para la vida en la adultez!
Hoy lamentablemente desde la educación formal se impone, en la gran mayoría de los casos, lecturas que no generan ningún tipo de interés ni conexión con la niñez y adolescencia. Mistral también habla de este gran error en el texto citado más arriba:
"Yerran los maestros que, celando mucho la calidad de la lectura, la matan al imponer lo óptimo a tirones y antes de tiempo. Debemos condescender algo o mucho con el niño, aceptándole ciertas lecturas o bobas o laterales. He visto a chiquititos bostezar por unas Ilíadas en versión llamada infantil y que se despabilaban en seguida por cualquier Julio Verne. Aceptemos ladinamente el gusto zurdo del niño por la aventura mal escrita, que una vez hecho su “estómago de lector” la aventura irá trepándose hacia Kipling y Jack London, y de estos a otros, hasta llegar a la Divina Comedia, al Quijote o al mundo de Calderón".
[Te puede interesar] Milei y otra polémica: Acusa a opositores de “no defender la educación” sino “sus privilegios”
Entonces la apetencia del libro se forma siempre desde el propio interés de quien lee. Lamentablemente todavía, en muchos de nuestros colegios, se manda a leer a "tirones", se obliga a leer y estoy absolutamente segura que nadie disfruta que le obliguen a algo y menos a apreciar un artefacto artístico. Sería como entregar un álbum musical a un estudiante y esperar que aprenda de memoria su letra y música, sin ningún tipo interpretación, apreciación critica y conexión con las temáticas presentes, y menos hablar de disfrute o placer musical.
Lo mismo ocurre con la literatura, los controles de lectura (qué horrible nombre), donde se pretende que toda una clase conecte con un mismo libro con temas aburridos para el estudiante de hoy, sin entregarle la opción de elegir en base a un buen abanico literario, respondiendo luego básicas preguntas donde más importa la memorización de datos a partir de las acciones del protagonista, sin reflexión o análisis alguno, ni menos desarrollo del pensamiento crítico, que es para lo que recurrimos también al arte. Estas formas de promover la "inapetencia" del libro y la lectura, pueden matar por siempre el gusto por la lectura en un ser humano, ¡Qué sacrilegio!
El entregar planes lectores alejados en temáticas actuales a lo que viven y sienten hoy nuestras niñas, niños y adolescentes no provocan apetencia, la alejan; es necesario revisar las nuevas lecturas, las infinitas temáticas actuales presentes a partir de lo que hoy desea conocer nuestra niñez y adolescencia.
La literatura territorial es siempre un buen espacio común para la apetencia de historias, el contar la historia de lo que se dice de cada comunidad, pueblo o región de nuestro país a través de la literatura, desde historias de antiguas leyendas, literatura local clásica y también de la nueva literatura cada día más prolifera, genera una conexión inimaginable.
De la misma forma es necesario en la adolescencia leer Bestellers buenos y malos –como en todo tipo de literatura– y así de a poco como dice Gabriela, ir formando el estómago lector para avanzar a los hermosos y grandes clásicos de la literatura local y universal.
[Te puede interesar] Santiago será sede de Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales 2027: Se esperan 6000 atletas
Hagamos de la lectura una pasión, una calentura como nos dice también en el mismo texto Gabriela "Pasión de leer, linda calentura que casi alcanza a la del amor, a la de la amistad, a la de los campeonatos. Que los ojos se vayan al papel impreso como el perro a su amo; que el libro, al igual de una cara, llame en la vitrina y haga volverse y plantarse delante en un hechizo real". Provoquemos hoy el "apetito del libro".
¡Feliz día, mes, año y futuro del libro y los derechos de autor"