Eficiencia energética, ahorro económico
Hoy, 5 de marzo, se celebra el día mundial de la eficiencia energética, que es básicamente la capacidad de ahorrar energía sin alterar el normal funcionamiento de las cosas. Muy buenos ejemplos de eficiencia energética son las ampolletas LED, que iluminan igual o mejor que las antiguas, consumiendo menos electricidad, o el simple uso de las cortinas, que logran retener en mayor medida el calor en una habitación, que, dependiendo del calefactor que se utilice, permite consumir menos gas, parafina, leña o electricidad para temperar una habitación.
En términos de cambio climático, según el informe “Cambio Climático 2022, Mitigación de Cambio Climático” del IPCC (Grupo Intergubernamental de Cambio Climático), de aquí al 2050 se podrán reducir en un 61% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en las ciudades, donde las medidas de eficiencia energética aportarían con un 42% de la reducción, y explica, que las estrategias para que las ciudades establecidas logren grandes ahorros en las emisiones de GEI incluyen mejorar, reutilizar o reacondicionar de manera eficiente el parque de edificios, apuntando, además, a que una electrificación combinada con energía baja en GEI pueden mejorar la salud, el empleo y pueden generar seguridad energética y generar equidad.
Si llevamos estas medidas a nuestras casas, con una buena aislación térmica, podemos llegar a disminuir en un 70% el consumo de energía para calefacción y climatización. Además, la tecnología nos ha entregado (a un costo de inversión elevado aún, pero a la baja) los aires acondicionados inverter, que entrega el mismo calor que cualquier equipo eléctrico, pero consumiendo solo un 25% de la electricidad.
Si se dan cuenta, todo esto también se traduce en ahorro económico, la eficiencia energética es sinónimo de ahorro. Bajo mi particular punto de vista, llevar la eficiencia energética a ahorro económico, es la clave para poder explicar y masificar este tema en la ciudadanía, y así, motivarla a sumarse a realizar medidas de eficiencia energética en sus propios hogares.
En esta línea, tener acceso al precio de los combustibles y la electricidad de manera abierta, simple y transparente es indispensable para poder evaluar medidas de eficiencia energética, como por ejemplo un cambio de calefactor. Para ello, muy buenos ejemplos son los de la Comisión Nacional de Energía: www.gasenlinea.gob.cl y www.bencinaenlinea.cl, que permiten conocer y comparar los precios del gas licuado y la parafina por comuna. También está la iniciativa del SERNAC que entrega información actualizada sobre el precio de la leña seca en el comercio formal en las regiones de Maule, Araucanía y Los Ríos.
Pero para el servicio eléctrico la información sobre las tarifas se debe buscar en las páginas de cada distribuidora, y además hay que intentar descifrar el precio del “Kilo Watt Hora” (kWh) para tu comuna según nivel de consumo, que de fácil y simple no tiene nada (invito a buscar en tu distribuidora: CGE (Tramo 1, Tramo 2 y Tramo 3); ENEL (Tramo 1, Tramo 2 y Tramo 3); SAESA; FRONTEL; CHILQUINTA, y corroborar).
El precio de la tarifa eléctrica residencial es tremendamente desigual en Chile. Si comparamos los promedios regionales del valor del “Kilo Watt Hora” (kWh), ponderados según número de clientes residenciales, podemos ver que para un consumo de 200 kWh en un mes, mientras en la región metropolitana tiene un costo de $131 el kWh, o sea que por consumo se pagaría $26.200 ese mes, la región de Los Ríos tiene un costo de $180 el kWh o en la región de Los Lagos $178 el kWh, o sea que se pagaría $36.000 y $35.600 respectivamente ese mes por consumir exactamente lo mismo, un 37% más.
El difícil acceso a la información, sumado a las diferencias territoriales, hacen que la decisión de emplear medidas de eficiencia energética y electrificar el consumo de energía en el hogar sea bastante compleja para la ciudadanía, pues se hace muy complicado poder llevar el ahorro energético a un número tangible en ahorro económico. Por otro lado, un aumento en la tarifa eléctrica también tiene una significancia muy importante, pues si sabemos que el precio del “Kilo Watt Hora” aumentará, se mantendrá o bajará, también determinará decisiones futuras.
De esta forma, sería un gran aporte para impulsar la eficiencia energética en el país, contar con un bien público, que puede ser una página web, por ejemplo, que permita conocer la tarifa eléctrica con facilidad y de manera simple.
Pero también ayudaría mucho al debate público sobre este tema, que cada vez que el Ministerio de Energía tramite un proyecto de ley que altere la “cuenta de la luz”, como lo son el proyecto de estabilización tarifaria y transición energética que vuelven a la discusión este mes en el Congreso, explicite, de cara a la ciudadanía y de manera transparente, el alza de precios que significarían sus propuestas. Solo así, cada ciudadano podrá tomar las mejores decisiones, que alivien su bolsillo y ayuden al planeta.