El potencial de las Agencias Regionales de Desarrollo
Desde octubre del 2022, Rimisp asesoró técnicamente a las primeras experiencias piloto de Agencias Regionales de Desarrollo (ARD) en Perú, un proceso impulsado por el gobierno peruano que tiene como objetivo dinamizar el desarrollo económico regional y aportar al proceso de descentralización con enfoque de desarrollo territorial. Aquello nos permitió visitar y estudiar esa experiencia a la luz de los procesos de descentralización productiva en Chile y en Colombia, donde también hemos estado trabajando. ¿Qué aprendizajes podemos sacar en materia de descentralización al analizar las experiencias de agencias en Perú, Chile y Colombia?
Las Agencias Regionales de Desarrollo son plataformas de articulación multiactor, que convocan principalmente al sector público y privado, e integran a veces a otros actores como la academia y/o la sociedad civil. Estas plataformas aportan a dinamizar y darle gobernanza al desarrollo económico y a la innovación a escala regional y/o local, y posibilitan integrar el enfoque territorial en esta gobernanza, es decir las necesidades y potencialidades de cada región para pensar y actuar en materia de desarrollo económico e innovación.
El caso de Colombia es particular y diferente, ya que no solo buscan potenciar el ámbito económico-productivo sino también el social. Las Agencias de Desarrollo Local (ADEL) agrupan desde el año 2002 a actores públicos, privados y de la sociedad civil de un territorio más acotado geográficamente que las regiones, y con un “enfoque desde abajo” han aprovechado las potencialidades endógenas del nivel territorial para la toma de decisiones, dinamizando las economías locales y la gobernanza de actores económicos y sociales, como las pequeñas empresas y organizaciones de la sociedad civil.
La experiencia de las ARD en Perú, que agrupa actores del sector público, privado, de la academia y de la sociedad civil de un mismo territorio, así como la de los Comités de Desarrollo Productivo Regional (CDPR) en Chile, que agrupa a actores del sector público, privado y de la academia desde el 2015, nos muestra la dificultad de sentarse a conversar para llegar a acuerdos y tomar decisiones sobre el desarrollo productivo y la innovación. En ambas experiencias se resalta la importancia de construir confianza entre los actores, y explicitar los roles que a cada uno de ellos le compete. Se destaca de la experiencia chilena la existencia de una institucionalidad fuerte en materia de fomento productivo con presencia en regiones, como son CORFO y SERCOTEC.
Lo interesante de estas plataformas multiactor es que además de reforzar los procesos de descentralización, permiten desarrollar un enfoque territorial para abordar el desarrollo productivo de los niveles subnacionales. Sentar a dialogar, coordinar y articular a diversos actores de la región que conocen las industrias locales y las necesidades de su gente con actores del nivel nacional impulsa procesos de desarrollo que integran enfoque regionales y locales, que también son claves, superando la compartimentación por sectores de las estructuras estatales, con incidencia en el bienestar y la calidad de vida de las comunidades.
¿Qué podemos aprender de las experiencias de Perú y Colombia para avanzar en la descentralización productiva en Chile? La inclusión en la toma de decisiones de los niveles subnacionales en Chile es compleja y es un proceso de larga data que aún estamos aprendiendo e internalizando. El nivel de descentralización política e institucional de Chile es muy disímil al de los otros países de la región, y aún existe mucho control desde el nivel central en comparación a Perú y Colombia. Reforzar la descentralización productiva requiere avanzar también en descentralizar capacidades políticas y financieras, desarrollando herramientas que le den más poder y capacidad de acción a los territorios, y confiando en los territorios y su capacidad de gobernanza.