Darío Teitelbaum y la izquierda judía sobre la guerra: “Lo veo como un nuevo plan Marshall”
Se enteró del ataque cuando las alarmas se encendieron en el kibutz. Estaba a 7 kilómetros de la Franja de Gaza, en parte de las tierras compradas en 1943 donde se instalaron diversas "poblaciones progresistas" que buscaban vivir en comunidades agrícolas, muchas de ellas provenientes de Latinoamérica.
Darío Teitelbaum vivió en Argentina y también un breve periodo en Chile durante la dictadura. Hace varias décadas vive en Israel, en el kibutz Gvulot, y en la actualidad es el presidente de la Unión Mundial de Meretz, encargada de coordinar la mirada política de este partido de izquierda en el exterior.
Teitelbaum recuerda que ese 7 de octubre todo sucedió bastante rápido. Un bombardeo denso y frecuente. Luego una cortina de humo y el ingreso de Hamás. El ataque se dirigió a las primeras comunidades fronterizas, en una zona que reconoce como “la cuna de los creadores del socialismo en Israel”. “Lugar donde viven cientos o miles de activistas por la paz”, dice.
-“Hamás agarró a Israel con los pantalones abajo”, comentaste hace poco. ¿Qué pasó con la seguridad de uno de los países con mayor inversión en este ítem en el mundo?
Te doy una bajada a la frase: lo rudimentario le ganó a lo sofisticado. Pero eso tiene que ver con una concepción de seguridad nacional instalada en los últimos 15 años, vale decir los gobiernos de Netanyahu, sobre debilitar la autoridad nacional palestina y dialogar con Hamás como un interlocutor legítimo. Esto significó que había una concepción en la cual Hamás, por diferentes motivos, no iba a hacer una incursión masiva a Israel.
-Por eso recordaste la guerra del Yom Kipur hace 50 años atrás.
Claro, fue exactamente de la misma manera que en la guerra de 1973, la que nosotros llamamos la guerra del día del perdón. Pero ahora, a diferencia de las películas del Far West, donde la caballería siempre llega a tiempo, se demoraron más de 11 horas en las cuales hicieron lo que quisieron en el kibutz de Nir Oz, que hoy cuenta con no menos de 82 desaparecidos y rehenes y se llevaron a un tercio de la población. Esto, de cierta manera, describe la magnitud de la acción y la concepción de que Israel puede solucionar todo por medio de la alta tecnología. Cuando dispararon a los centros de vigilancia, asesinando a las jóvenes que hacían la guardia de inteligencia, Israel quedó ciega. No podía ver qué es lo que estaba ocurriendo y, por medio de tractores de hace 50 años, derribaron la cerca de seguridad alrededor de Gaza que costó 2.2 billones de dólares.
-Hace varios años comentaste que no estabas de acuerdo con el regreso de Netanyahu al poder. “Un nuevo mandato sería peligroso”, dijiste. ¿Intuías en algún momento que podía pasar algo así?
No, yo creo que no. Cuando dije peligroso, no pensé en este nivel de peligrosidad, y tampoco hay que atribuirlo directamente a Netanyahu, si no a una concepción que se instaló por medio del gobierno de Israel. Hay que decirlo con todas sus luces, esto es el fracaso del pensamiento de que se puede ser el management del conflicto y no ofrecer una solución a largo plazo. Evidentemente el ataque de Hamás aleja las posibilidades de un acuerdo, porque uno pierde la confianza y lo ve como un acto inhumano. Pero junto con esto, nosotros sabemos que a pesar del horror y la tragedia en Gaza, esto no cambia la situación en la región. Pero sí marca un antes y un después respecto a la forma que tenemos de leer la situación en medio oriente.
-¿Cuál es la nueva lectura?
La nueva lectura tiene que ver con erradicar a Hamás, tanto del gobierno como de la Franja de Gaza, debido a que se instituyó como un régimen islámico extremista y dictatorial. En segundo lugar, crear una gran coalición de reconstrucción en la región que incluya el fortalecimiento de la autoridad nacional palestina como real soberano en Gaza. Esto lo veo como un nuevo plan Marshall después de la Segunda Guerra Mundial, que también incluye a Israel porque gran parte de ella también tiene que ser reconstruida.
-¿A qué crees que se debe esta radicalización de Hamás al estilo de ISIS?
En la filosofía siempre se trata de comprender la cabeza del asesino y lo hemos hecho a partir de las guerras y genocidios a lo largo del siglo XX. Personalmente no puedo entrar en la cabeza de alguien que arranca los ojos a un niño o que corta el vientre de una mujer parturienta. Pero puedo hacer un análisis más político del asunto, como el fin natural de Abu Mazen, quien quizá por su edad y salud intentó hacer una acción mayor para reclutar apoyo, pero lo único que cosechó fue rechazo. No nos olvidemos que Hamás, como el Hezbollah, son próximos a Irán. Irán no podía aceptar los posibles acuerdos de paz, tanto con los Emiratos o con Arabia Saudita. Y esto quizás fue un intento también de desbaratar la intención americana, israelí y saudí de entablar una normalización que conduzca posteriormente a la paz. Me parece que en ese sentido tampoco lo lograron.
-¿Cuál es la orientación política estratégica que está tomando el Estado de Israel en esta guerra? Netanyahu acaba de decir que no busca gobernar ni ocupar Gaza. ¿Le crees?
Israel se retiró de la Franja de Gaza en la desconexión unilateral en el 2005, a partir de la idea del primer ministro Ariel Sharon, una persona de la derecha dura que dijo que había que salir de Gaza con acuerdo o sin él. La izquierda israelí sostuvo que hay que salir con acuerdo y vaticinó lo que pasa en este momento: el fortalecimiento de Hamás. Ahora bien, Netanyahu dice que Israel no tiene intención de quedarse en Gaza, pero hay fuerzas mesiánicas dentro de su propio gobierno que hablan del retorno a la franja de Gaza. Esto es una cosa muy grave. Para mí es una misión imposible, debido a los inmensos recursos militares que involucraría. Pero más allá de esto, hay que decir que Netanyahu terminó su rol en la carrera política y, después de la guerra, lo van a hacer renunciar la misma fuerza política israelí o las calles.
-¿Cuál es la posición de Meretz frente a los ataques de Israel en Gaza?
Evidentemente, estamos en una tragedia. El humanismo no es ni cualitativo ni cuantitativo, es simplemente humanismo. De manera que la postura sobre la falta de asimetría respecto a lo que hizo Hamás y lo que ocurre en este momento en Gaza es una propuesta falsa.
-¿En qué sentido?
Cuando uno habla de simetría qué se quiere decir: ¿matar a 1.400 personas, violar a 200 y secuestrar a 300? Porque tampoco se imputa la situación en Gaza al propio Hamás, que nosotros sabemos que instala sus bases militares en zonas densamente pobladas. Y esto que digo lo voy a conectar con las posturas de algunas izquierdas trasnochadas en Latinoamérica: Hamás sabía cuál iba a ser la respuesta militar israelí. Es decir, no es una cosa desmedida desde sus propias proyecciones. Entonces, tenemos que preguntarnos si Hamás, para poder salvar su propia institución, no sabía de antemano qué iba a ocurrir y de qué manera trajo la guerra a su propio pueblo.
-Hace poco siete relatores de la ONU advirtieron que el pueblo palestino corría un grave riesgo de genocidio. ¿Qué piensas de esta opinión basada en un concepto muy sensible para los judíos?
Hago investigación de la Shoah, el holocausto judío, y soy de aquellas personas que justamente apoyan hacer comparaciones porque ayudan a aproximarse a la realidad con herramientas contingentes. Es decir, si trato de ver el caso concreto desde la lectura y la definición de genocidio, tal cual está popularizada, no estamos hablando de un genocidio sino de una fuerte pérdida humana y material, fruto de la guerra que indujo Hamás. Ahora, hay que decir que todos los genocidios son dolorosos, terribles y muchas veces son el prólogo del próximo genocidio. Porque, al parecer, el género humano tiene algo de genocida. Pero a mi modo de ver, no estamos hablando de una categoría de genocidio.
[caption id="attachment_879092" align="aligncenter" width="900"] Darío Teitelbaum[/caption]
-Pero sí Israel ha violado los protocolos de Ginebra.
A ver, el primer bombardeo al hospital fue un bombardeo que Hamás trató de presentarlo como un bombardeo israelí, cuando fue un acto fallido de la Yihad Islámica. El emplazamiento de las bases de la comandancia de Hamás están precisamente debajo del propio hospital Al-Shifa, en el centro de la Franja de Gaza. Es decir, no podemos atribuir violaciones unilaterales a Israel en cuanto el agresor también las viola. Israel tiene la obligación, en la medida de lo posible, de velar por la vida humana de los inocentes en este conflicto.
-Aunque la evidencia dice otra cosa: han habido ataques a la población civil desde el comienzo de la guerra.
Bueno, yo creo que el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas está presidido por Irán. Me parece que ahí pierde un poco de sentido. Es una incongruencia absoluta que participe el lugar donde castigan a muerte homosexuales y las mujeres no tienen derechos. Es un chiste de mal gusto. Pero no me escapo de tu pregunta. Israel tiene que erradicar a Hamás de los centros civiles. Yo creo que si hay una crítica respecto a Israel, se verá más adelante, pero ésta debe ir acompañada de una fuerte crítica también hacia el Hamás, que lamentablemente no percibo.
-El Meretz históricamente ha estado al frente de la lucha por la paz entre Israel y Palestina y ha abogado por la conformación de dos estados. ¿Sigue firme el partido en estos conceptos?
Yo creo que se mantiene firme. Pero en realidad tampoco es lo más importante. Lo más importante son los fenómenos populares que se están gestando y que podrían llevar a un cambio político a Israel, ya sea en las próximas elecciones, después de la guerra o después que Netanyahu sea forzado a renunciar. Me parece que tenemos alguna clase de movimiento tectónico hacia el centro, basado en la protesta anterior a la guerra, que era la protesta contra el golpe de estado judicial que ejecutó el gobierno de Netanyahu y que sacó a 300.000 personas a la calle durante 39 semanas. Esto quiere decir que el descontento que había, más el descontento actual, va a llevar necesariamente a un cambio político. Y este cambio político debe ir acompañado de un giro en la dirección de las políticas gubernamentales de Israel, especialmente las relativas al conflicto.
“Un engendro posmoderno”
-Acaban de confirmar la muerte de una chilena que también vivía en un kibutz. ¿Cómo has visto a nuestra colonia en Israel?
Tengo contacto constante con la comunidad judía en Chile y con chilenos que viven en Israel. En general, la comunidad latinoamericana que se vio bastante conmovida por la situación. Muchos argentinos, chilenos y otros latinos fueron asesinados o raptados o se encuentran desaparecidos hasta la fecha.
-¿Cuál es la situación en particular de los kibutz fronterizos?
Primero me gustaría explicar que muchos latinoamericanos llegaron a Israel por el sionismo y el socialismo. Emigraron de sus países de origen para vivir en kibutzin y son francamente latinoamericanos en la región. Eso te induce la idea de quién es la gente que vive acá. En Israel ahora hay 200 mil desplazados, en su mayoría de las regiones alrededor de la Franja de Gaza. Se estima que hay por lo menos cuatro kibutzin que no van a poder volver en dos o tres años, lo que implica que deben mantener a su comunidad fuera de su región natural.
-Colombia y Chile llamaron a consulta a sus embajadores en Tel Aviv. ¿Qué piensa de la postura tomada por Boric y Petro en Latinoamérica?
La de Petro no la conozco particularmente y la de Boric la rechazo.
-¿Por qué?
Porque no sé que clase de pasos tomaron contra el Hamás. Es decir, si acá hubiera una acción simétrica respecto a las relaciones Israel y el Hamás, como sacar alertas rojas contra sus liderazgos para que sean detenidos por la Interpol. Hay muchos pasos que se pueden tomar de manera que aparezca como un relacionamiento ecuánime. Yo no estoy enterado que Chile tomó esa clase de pasos sino que se remitió a retirar al embajador.
-“Por inaceptables violaciones del derecho internacional humanitario”, dijo el presidente Boric respecto a Israel.
Creo que acá evidentemente hay un tema político interno. Boric habló para afuera, pero fundamentalmente hacia adentro. No nos olvidemos que Chile cuenta con una gran comunidad palestina, de origen cristiano, que podría ser muy productiva respecto a la lucha conjunta por la paz, pero dejaron de lado a la autoridad nacional palestina y se plegaron a las acciones del Hamás. Eso no es izquierda. Eso no es humanismo. Eso no es socialismo. Eso no es nada. Es simplemente un engendro postmoderno que toma lemas proiraníes, contra-americanos, contra-israelíes, algo del islam y lo transforma en una representación política que no tiene asidero.
-¿Y cómo has visto las posiciones de la izquierda latinoamericana en general sobre lo que está sucediendo allá?
Yo soy de izquierda y no de “la izquierda”. Porque hay un supuesto colectivo que responde a premisas inexistentes y discursos trasnochados. Pero yo me reconozco como una persona de izquierda. Lamentablemente, hace muchos años la izquierda latinoamericana perdió el dinamismo de tener un rol positivo para generar un proceso de paz entre Israel y los palestinos. Yo creo que ahora es una oportunidad. Y llamo al diálogo. Un diálogo duro. Pero luego pienso, ¿cómo la izquierda puede tener un rol proactivo en este fucking conflicto y no reducirse a las premisas del pasado?.