Resistencia y multiplicidad: La necesidad de desafiar una constitución ultra-conservadora
En estos tiempos inciertos Chile se enfrenta a la posibilidad de contar con una constitución ultra-conservadora que amenaza con revertir décadas de avances en derechos y libertades individuales (teniendo en consideración que la actual constitución tiene una matriz igualmente conservadora). En medio de esta encrucijada, es esencial encontrar potencias y fugas que permitan desafiar las estructuras del poder, abogando por la multiplicidad y la diferencia.
Gilles Deleuze, filósofo francés, solía decir que la realidad es un continuo de diferencias y multiplicidades, donde cada persona es única y diversa. En un escenario donde una posible constitución ultra-conservadora busca imponer una visión rígida y homogénea de la sociedad, es fundamental resistir y celebrar la diversidad de afectos alegres que enriquecen a nuestro país. La imposición de normas estrictas y tradicionales va en contra de la esencia de este desafío.
La construcción de una constitución debería ser un proceso inclusivo, que refleje las voces y perspectivas diversas de la sociedad chilena. Tenemos un deber ético con la vida, que contribuya con la creación de una constitución que permita la expresión de las multiplicidades, en lugar de limitarlas. La diferencia y la heterogeneidad son las fuerzas que nutren la potencia creativa, y son esenciales para una sociedad en constante evolución.
Una constitución conservadora tiende a reforzar las jerarquías y las estructuras de poder existentes. El poder no debe ser un instrumento de opresión, sino una fuerza que permita la libertad y la emancipación. La construcción de una sociedad justa y equitativa debe ser el objetivo, y no la imposición de un conjunto de valores y creencias particulares.
En el espíritu de la insurrección, las personas que hacen de este su país, deben resistir la imposición de una constitución ultra-conservadora que limite las posibilidades de expresión y desarrollo individuales. La resistencia no significa necesariamente el enfrentamiento mediado por la violencia, sino la lucha por la creación de espacios de libertad y de diversidad de pensamiento, que no sean cooptados por la ideología que la clase dominante promueve.
En un momento en el que Chile se encuentra en una encrucijada constitucional, la filosofía de la multiplicidad puede servir como una guía para la resistencia y la defensa de la potencia vital. En lugar de ceder ante la imposición de una constitución ultra-conservadora, quienes hacemos este país, podemos encontrarnos para luchar por una sociedad inclusiva, equitativa y diversa, donde la diferencia y la multiplicidad sean celebradas en lugar de reprimidas.