El litio, EE.UU. y su aliado Juan Gabriel Valdés
El embajador de Chile ante Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, dijo que los socios estratégicos para explotar el litio en el país deben ser países occidentales tales como EE.UU., Europa y Canadá; y a China la calificó en una categoría menor, la de sólo “socio comercial”.
Fue más allá, al decir textualmente: “Queremos que nuestros minerales estratégicos, nuestro desarrollo estratégico, estén asociados con países con los cuales compartimos valores y una larga historia juntos” (Cumbre SAFé, citado por Ex Ante, 30 de marzo de 2023). Habló en plural, por lo que surgen dudas si, en estos dichos, tuvo el respaldo de las autoridades de la Cancillería chilena.
Estuvo feo lo que dijo. No fue muy diplomático y los chinos no se lo perdonarán. Valdés desconoce o se olvidó que Chile tiene un Acuerdo Estratégico con China, suscrito entre la presidenta Bachelet y el presidente Xi Jinping, el 22 de noviembre de 2016; es precisamente una ampliación del TLC suscrito en 2005.
"Hemos decidido juntos elevar las relaciones binacionales a la asociación estratégica integral y abrir una nueva página en los vínculos entre Chile y China", dijo el presidente Xi, en la ceremonia de la firma junto a la presidenta Michelle Bachelet en el palacio de La Moneda.
Se equivocó Valdés. China no es un socio menor. Tiene la misma condición que Estados Unidos: es un socio estratégico. Ahora, eso de los valores comunes habría que conversarlo más largamente, porque es bastante discutible. A mí, al menos, no me gustan los valores norteamericanos.
El patio trasero
Previo a las afirmaciones del embajador chileno, la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, en entrevista con el Atlantic Council, había destacado el interés de la región latinoamericana para su país, por sus ricos recursos, en particular por el litio. “El 60% del litio del mundo se encuentra en el triángulo Argentina, Bolivia y Chile” (Viral, 23 de marzo de 2023).
Fue categórica, al agregar: “América Latina es importante, porque está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios que se aprovechan de ella” (en el medio Then 24, reproducido por BioBio.cl, 14 de marzo de 2023).
Por su parte, el congresista republicano, y miembro de la Cámara de Representantes de los EE.UU., Carlos Giménez, recordó la doctrina Monroe de “América para los americanos”. Dijo, si arrugarse: “Creo que durante demasiado tiempo hemos ignorado nuestro propio patio trasero y hemos permitido que Rusia, China e Irán, adversarios de Estados Unidos, que hagan grandes incursiones en nuestra región” (América Economía, 15 de marzo de 2023).
Juan Gabriel Valdés, el representante de Chile, no se conmovió con las discutibles palabras de las autoridades norteamericanas. No las rebatió. Por el contrario, las escuchó y actuó en línea con ellas y según los intereses del Departamento de Estado. Se convirtió en un aliado de los Estados Unidos. No estoy seguro si recibió instrucciones del Canciller van Klaveren o se fue por la libre.
Es recomendable que el embajador Valdés lea el programa de su Presidente. En él se habla de independencia en política internacional y se dice, también, que se avanzará en el cambio del modelo productivo, con esfuerzos para modificar la exportación de recursos naturales. En este contexto, comprometerse en la disputa de las grandes potencias sería un freno a las aspiraciones transformadoras contenidas en el Programa de Gobierno.
De todos modos, es bueno hacer algunas precisiones. A Estados Unidos ya lo conocemos. Favoreció la desestabilización y el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, porque el Presidente tuvo la valentía de nacionalizar el cobre. No podemos olvidar que en este año recordamos los 50 años del golpe de Estado. Resulta, entonces, bastante simbólico que el gobierno de Boric tenga en agenda la conformación de la empresa nacional del litio y esperamos no se aparte de la línea patriótica que impulsó Allende.
El Occidente y sus valores, que le gustan a Valdés, ha mostrado una traumática historia en sus relaciones con los países de África y, gran parte de ella ha sido para llevarse sus recursos naturales, además del doloroso esclavismo. Las economías africanas han sido fuente de materias primas para los procesos industriales en Europa. Estados Unidos, por su parte, con su conocida política imperial, ha seguido esa misma línea en América Latina, con el petróleo, el cobre, el salitre y el estaño, entre otros productos. Ahora es el litio una prioridad en su agenda.
China (pero también Corea, India y otros asiáticos), en su acelerado proceso de industrialización, también, busca acceso a alimentos, combustibles y minerales, tanto en África como en América Latina. Y ahora privilegia el litio. Hay que tenerlo muy presente. Pero, en su relación con Chile, hay una gran diferencia en relación con Estados Unidos: no está en la política internacional china impulsar golpes de Estado, aunque sí tiene una política agresiva de negociaciones.
Un país digno e independiente del Tercer Mundo, como debe ser Chile, tendrá que impulsar una política efectiva de no alineamiento activo y en el campo económico (hoy día con el litio) deberá evaluar las distintas ofertas de empresas de Oriente y Occidente y quedarse con las más beneficiosas al interés nacional. El gobierno de Chile no debe ser débil ante ninguna empresa internacional, de cualquier origen ella sea. Y, en ningún caso, debe subordinarse a la estrategia hegemónica de alguna de las grandes potencias.
Agrego algo más. El cambio de modelo productivo obliga a los negociadores chilenos a no reducir eventuales acuerdos con las empresas extranjeras o nacionales solamente a la explotación del litio en bruto. Deberá incorporar en las negociaciones la producción y exportación de baterías; y a ello deberá agregar compromisos de incorporación de tecnologías de producción en favor de la empresa nacional del litio. Y allí veremos cómo se portan las empresas europeas, norteamericanas o chinas.
Importancia del litio
El litio es fundamental para el paso de una matriz productiva basada en los combustibles fósiles a otra con base en energías limpias y sustentables. El mineral es clave para la elaboración de baterías recargables de dispositivos móviles, principalmente teléfonos inteligentes y computadoras portátiles. Y, muy especialmente, en la producción de vehículos eléctricos, así como en la industria aeronáutica y medicinal
En la actualidad, los costos de las baterías de litio son muy elevados y su precio ha aumentado sustancialmente, como consecuencia de una demanda creciente y de las políticas empresariales de quienes controlan la producción y el mercado.
El control del precio del recurso en bruto, así como las innovaciones tecnológicas para la fabricación de baterías de litio, permitirá al producto un mercado de dimensiones inmensas. Por tanto, los países que dominen la innovación tecnológica adquirirán ventajas estratégicas en el mercado energético mundial
La potencialidad del recurso no se encuentra, entonces, solo en la extracción del litio, sino en la posibilidad de producir baterías y colocarlas en el mercado. La diferencia de precio entre la materia prima en carbonato de litio (separación primera del litio en estado bruto) y la batería, es sumamente significativa. Una tonelada de carbonato de litio cuesta alrededor de US$ 6.000 en tanto que 10 kg de batería de auto, entre US$ 10.000 y US$ 20.000.
Así las cosas, el dilema es el siguiente: explotar el recurso únicamente desde la lógica extractivista, como mineral en bruto al servicio de empresas transnacionales, o avanzar en su procesamiento industrial.
El desafío de Chile
Ese es el desafío de Chile, el mismo que tuvimos en el pasado con el salitre y con el cobre: industrializar la materia prima. Esperemos esta vez no perder una nueva oportunidad. Porque para potenciar la economía e ingresar al desarrollo es insoslayable avanzar más allá de la producción de recursos naturales. En la industria se encuentra la base material para generar empleo formal y de calidad, terminando con la precariedad de la informalidad y, a fin de cuentas, es el camino sólido reducir las desigualdades.
Estos asuntos son los que debiera conversar el embajador Valdés con el Dpto. de Estado y con el Secretario de Comercio de los Estados Unidos, porque fue el mismo gobierno norteamericano el que nos convenció sobre las bondades del libre comercio y así quedó contenido en el TLC Chile-Estados Unidos.
A ello apelaremos en la negociación del litio, a la libre competencia, y decidiremos sobre la calidad de las ofertas entre distintas empresas. Sin embargo, ahora el presidente Biden ha optado por lo contrario e intenta convencernos de las ventajas del proteccionismo, vulnerando el propio TLC entre nuestro país.
En consecuencia, el gobierno de Chile debe ser pragmático. Debe alejarse de los enfrentamientos comerciales de la Guerra Fría entre China y Estados Unidos y proteger, sin vacilaciones, los intereses económicos de Chile.
Si la nueva empresa nacional del litio establece alianzas con empresas internacionales para su explotación, se deberá tener presente el mejor acuerdo de explotación de la materia prima y de exportación; pero, además, habrá que agregar transferencia de tecnología, requisitos de desempeño para la parte nacional y, por cierto, costos compartidos de producción y acuerdo sobre utilidades.
Lamento que Juan Gabriel, persona a la que aprecio y valoro, se haya comprometió con la estrategia norteamericana en la política del litio. Ha sido un error que, en mi opinión, exige rectificación.