Terremoto electoral en Ecuador
Vivimos tiempos sorprendentes en América Latina. Cambios inesperados de la opinión pública. No sólo Chile, sino también Ecuador es un ejemplo de esos cambios abruptos en el afecto ciudadano.
Recién hemos conocido los resultados de Ecuador para elegir prefectos (gobernadores provinciales) y alcaldes en todo el territorio nacional, a lo que el presidente Lasso agregó un referendo (permitido por la Constitución), con ocho preguntas sobre asuntos políticos y de carácter medioambiental. El arrollador resultado electoral en favor de Revolución Ciudadana (RC), encabezada por Rafael Correa, ha sido una nueva sorpresa para Sudamérica.
¡Y vaya sorpresa! Andrés Araus, candidato de RC, había sufrido una dura derrota a la Presidencia frente a Guillermo Lasso. Ahora, después de menos dos años de gobierno de Lasso, se produce un completo viraje político.
En efecto, Revolución Ciudadana triunfa categóricamente en las principales provincias y alcaldías del país. Conquista, la Prefectura de la provincia del Guayas y la alcaldía de Guayaquil, ambas controladas, desde hace 30 años, por el Partido Social Cristiano (PSC). Triunfa también en la capital, vale decir en la alcaldía de Quito y en la provincia de Pichincha, a lo que agrega el control de la provincia del Azuay (Cuenca). Estas son las tres provincias más importantes del Ecuador y a ellas se incorporan triunfos del correísmo en otras provincias, de importancia no menor: Manabí, El Oro, Imbabura, Santo Domingo y Sucumbíos.
Ante la debilidad y aislamiento político que venía experimentando el gobierno, el presidente Lasso hizo una opción bastante osada: realizar un referendo para preguntar a la ciudadanía sobre temas de alta sensibilidad pública. Una apuesta inteligente, porque si lograba respuestas positivas el gobierno podría mostrar puntos a su favor, en un contexto lleno de dificultades. Con el referendo el Presidente intentaba recuperar popularidad.
Sin embargo, el fracaso fue total. La ciudadanía rechazó categóricamente cada una de las opciones que le interesaba aprobar al gobierno. El No se ha impuesto en cada una de las 8 preguntas.
El rechazo prueba que la oposición ha tenido éxito en denunciar el referendo como un acto demagógico. De hecho, la primera pregunta es representativa, ya que se refiere a “quitar el candado constitucional a los ecuatorianos que impide a personas que han cometido delitos como narcotráfico, tráfico de personas y otros delitos para que sean juzgados en otros países”.
Esa pregunta, dijo la oposición, intentaba “enganchar” de mala manera a la ciudadanía con el SÍ; y es meridianamente claro que la extradición en esos términos no resuelve los graves problemas de delincuencia en el país y, en el caso que corresponda, extraditar sería para quienes se inmiscuyen en mafias organizadas internacionalmente. En consecuencia, asociar el término de la delincuencia con la extradición resultaba un engaño.
Es sorprendente lo que ha sucedido con el presidente Lasso, porque en muy breve tiempo el comportamiento ciudadano ha variado en su contra y, ahora, se muestra favorable al correísmo.
Por cierto, en ese viraje ciudadano está presente un descontento con los compromisos programáticos del Gobierno y también con un preocupante crecimiento de la inseguridad. Pero hay algo más, que dice relación con la sorprendente fugacidad de los electores, que es cada vez más evidente en años recientes; no sólo en Ecuador, sino en el mundo entero.
El gobierno de Lasso triunfó con claridad frente al candidato de RC, Andrés Araus, pero su gloria fue breve. Comenzó bien ya que, en medio de la pandemia, y luego de la desastrosa gestión de Lenin Moreno, mostró resultados exitosos en el plan masivo de vacunación, el que incluso incorporó la participación de varios estamentos de la sociedad.
Sin embargo, la sociedad está espantada ante un incontenible crecimiento de la delincuencia, con miles de muertes violentas, y una tasa de homicidios que ha pasado desde 5,8 en 2016 a 25 por cada 100.000 habitantes en 2022. A ello se ha agregado una dramática crisis carcelaria, con amotinamientos que han significado la muerte de cientos de reclusos, lo que ha generado miedo y perplejidad.
En segundo lugar, a fines de 2021 el gobierno envió un paquete económico al Parlamento, que modificaba el Código del Trabajo, y apuntaba a la flexibilidad laboral. Proponía, además, una modificación impositiva, que contemplaba amnistía tributaria para capitales depositados en el exterior, que no hubiesen pagado impuestos; y exoneraciones a impuestos a las herencias, entre otras medidas. A esta línea económica neoliberal, con rechazos de variados sectores, se han agregado anuncios en favor de privatizaciones de refinerías y telecomunicaciones, así como ampliación de las actividades extractivas. Sin embargo, esas medidas no han sido acogidas por un Parlamento claramente opositor; no sólo desde RC, sino también desde el PSC.
Resulta interesante constatar, entonces, que el apoyo original que recibió Lasso del PSC ya no existe, al punto que su dirigente máximo, Jaime Nebot, ha sido acusado por Lasso de ser parte del “triunvirato de la conspiración”, junto con Rafael Correa y Leonidas Iza (el máximo dirigente indígena). El gobierno, sin apoyo en el Parlamento de RC ni del PSC, se encuentra en el peor de los mundos, ya que ambos partidos hacen una mayoría incontrarrestable.
Jaime Nebot ha señalado que los socialcristianos tomaron distancia del Gobierno, a pesar de haberlo apoyado en el triunfo electoral, porque Lasso se alejó del programa de su campaña. En su molestia con el presidente Lasso ha sido enfático y, con la franqueza que lo caracteriza, ha acusado al gobierno de traición: “La traición en política es deleznable. Pero la traición que debe juzgarse con gravedad es la traición al pueblo ecuatoriano, hacer lo contrario a lo que se prometió” (El Comercio, 24 de enero de 2023).
Otra oposición que ha complicado al gobierno ha venido de la calle, con el movimiento indígena, encabezado por Leonidas Iza. Las manifestaciones indígenas tuvieron presencia relevante durante el año 2022, con una agenda de 10 peticiones que contemplaba, entre otras cosas, la reducción de los precios de la gasolina y seguridad ciudadana. Al movimiento se unieron otras organizaciones de estudiantes, trabajadores, transportistas y feministas, logrando cierto éxito en sus reivindicaciones.
En suma, el reciente resultado electoral, que otorga importante triunfo al correísmo, pone de manifiesto el deterioro del gobierno del presidente Lasso; pero, al mismo tiempo, revela que los abruptos cambios en el comportamiento electoral, en los tiempos que corren, son una realidad ineludible, que estrategas y dirigentes políticos debieran tener muy en cuenta.