Alexis Cortés: "No hay que idealizar a los expertos, la expertise no reemplaza la política"
Alexis Cortés Morales (39) es el único sociólogo dentro del Comité de Expertos. Se tituló de la Pontificia Universidad Católica en 2007 y es doctor en sociología del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro.
Pese a ello, el tema constitucional no le es ajeno, ya que formó parte de la comisión que el Partido Comunista creó para estudiar el tema. Allí compartió con abogados como el coordinador del trabajo legislativo de la bancada del PC, Carlos Arrué; el actual subsecretario de Justicia, Jaime Gajardo; y la exconvencional Bárbara Sepúlveda.
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Para ingresar al Comité de Expertos, cuenta que "me contactó la Comisión Política del Partido Comunista y fue un poco sorpresivo, porque yo no lo tenía considerado. Me dieron un espacio para pensarlo, pero breve. Dada la envergadura de la tarea, al final terminó pesando mucho que, ante eso, era muy difícil decir que no y no me quedaba otra que estar disponible".
- ¿Qué le parece el escenario que le tocará enfrentar en el Comité de Expertos?
Para mí, sin duda es un honor haber sido propuesto para esta tarea, pero estoy consciente que son condiciones adversas para las fuerzas transformadoras. Aún así, creo que lo importante es que este proceso deja abierta la posibilidad de una nueva Constitución.
Desde el punto de vista de nuestro papel, yo espero que seamos una especie de facilitadores de los acuerdos y definiciones que posteriormente tengan que dar aquellos que van a hacer electos por mandato popular para redactar la Constitución. La Comisión de Expertos debería ceder el máximo de protagonismo al Consejo Constitucional.
- De los 24 integrantes del Comité de Expertos, usted es el único sociólogo. ¿Cuál cree que pueda ser su aporte desde ese punto de vista más disciplinar?
Justamente, parte de mis investigaciones han sido sobre el papel del conocimiento y de los expertos en democracia. Tengo varias publicaciones al respecto, y claro, yo soy consciente de que la frontera entre la política y el conocimiento experto es mucho más porosa de lo que el diseño de esta propuesta tal vez asumía. Es claro que la expertise no reemplaza a la política. Un pacto constitucional necesariamente es resultado de un pacto político.
Yo creo que nuestro rol va a ser facilitar ese pacto político. Además, tratar de contribuir, y ahí creo que también influye mi formación disciplinaria, para que este pacto político sea también un pacto social. Que no esté vaciado de incidencia de la sociedad, de los sectores organizados y los movimientos sociales.
Es muy importante no solo reconocer que la última palabra siempre la tiene el soberano, que es el pueblo mediante votación popular en el plebiscito. Debemos procurar que esa voz esté presente también a lo largo del proceso, no solo al final.
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- De los 24 expertos, 21 son abogados. ¿No le parece un exceso?
Dadas las características del diseño de la Comisión de Expertos, yo creo que todo el mundo suponía que iba a haber una presencia sustantiva de juristas y abogados constitucionales. Eso fue así, habemos apenas tres personas que provenimos de otra formación disciplinaria.
Si bien me hubiese gustado tal vez la presencia de otras disciplinas, como la ciencia política, que yo creo que es lo que más se extraña, creo que desde nuestros ámbitos podemos contribuir al éxito de este proceso.
- Al ser un órgano designado, el Comité de Expertos va a tener que lidiar constantemente con las dudas sobre su legitimidad. ¿Cómo se puede resolver eso?
Nuestro rol es de facilitación de los acuerdos, mediante el conocimiento técnico. La idea es tratar de discutir en esos términos, pero para pavimentar el camino posterior a los representantes electos. La inclusión de legitimidad democrática va a estar dada por ese hecho, que se va a conformar un Consejo Constitucional que va a ser resultado de una elección popular.
No hay que idealizar el papel de los expertos, porque la expertise no reemplaza la política. Aquí hay un importante papel que pueden jugar los actores políticos para conseguir acuerdos amplios. Ahí es donde tenemos que apuntar todos.
Podemos redactar una Constitución técnicamente perfecta, pero si no es capaz de responder a las necesidades y anhelos de la sociedad, difícilmente vamos a allanar el camino para un proceso exitoso.
- ¿Cree que el Comité de Expertos partirá con el pie izquierdo al tener a Hernán Larraín como el presidente de su primera sesión?
A ver, a mí me parece que si el reglamento se hubiese pensado considerando que alguien externo a la Comisión Experta pudiera cumplir el rol de presidir la primera sesión, tal vez hubiese sido mejor.
Pero de todas maneras, el reglamento lo que establece es una norma despersonalizada. No se hizo una norma pensando en quién iba a cumplir ese rol, sino que simplemente buscó facilitar esa definición, que la persona de mayor edad pudiera asumir la presidencia de la sesión.
El comisionado Larraín va a tener que cumplir el rol de simplemente facilitar la votación, que yo espero sea rápida y breve, para poder abocarnos a lo que nos toca.
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"Hay bordes con los que estoy más de acuerdo que otros"
- ¿Cuál cree entonces que es el rol principal del Comité de Expertos?
Tratar de que el resultado de este trabajo sea capaz de habilitar cambios sociales. El problema de la Constitución vigente, además del hecho de haber sido redactada en dictadura, por más que haya sido reformada durante la democracia, es que no solo sospecha de las mayorías democráticas y tiene una serie de dispositivos contra mayoritarios, sino que sobre todo impide reformas e impide los cambios.
En el fondo, busca en cierto punto neutralizar la política. Con la actual Constitución, la política se vuelve un tanto incapaz e impotente de sintonizar con las necesidades sociales, y en la medida en que eso se reproduce, mayor distancia hay entre el sistema político y la sociedad.
Ya que estamos ante una crisis política institucional que ya tiene una larga data, creo que hoy las distintas fuerzas políticas tienen que estar conscientes de que lo que debemos buscar es acuerdos políticos que logren traducirse en impactos sociales.
- ¿Qué tan de acuerdo está con los 12 bordes que tiene este proceso constitucional?
Esos 12 bordes están dados, y no nos va a corresponder a nosotros cuestionarlo. Simplemente hay que tratar de funcionar respetándolos e intentando que nuestras propuestas sean lo más acorde a las convicciones, principios y proyectos que nosotros representamos. Pero al mismo tiempo, siendo capaces de trascenderlos, buscando acuerdo con quienes piensan diametralmente distinto a nosotros.
Ahora, los bordes efectivamente pueden provocar cierto constreñimiento de la discusión, pero al mismo tiempo, funcionan como una base, como un fundamento, que yo creo van a permitir avanzar más rápido en otras discusiones.
- Se lo pregunto porque recientemente Máximo Pavez, que va a ser su compañero en el Comité de Expertos, puso algunos "peros" al Estado social y democrático de Derecho...
Hay bordes con los que estoy más de acuerdo que otros, pero para mí es fundamental, y hasta cierto punto motivante, el hecho de que se reconozca el Estado social y democrático de Derecho, porque es una conquista social.
En la medida que seamos capaces de dotar de cuerpo ese Estado social y democrático de derecho, vamos a dejar atrás la herencia constitucional de la dictadura, de una Constitución que tiene una lógica subsidiaria que limita el papel del Estado en la provisión y garantía de derechos sociales básicos.
Si logramos avanzar hacia allá, tenemos más chances de lograr que la sociedad sienta esta propuesta como algo que vale la pena de ser aprobado. Me parece que el comisionado Pavez probablemente está adelantando una discusión que tendremos que dar con más detalle.
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"Yo soy partidario de un régimen presidencial"
- El sistema político fue uno de los debates que más polémica generó durante la Convención pasada, y terminó con una propuesta híbrida entre el presidencialismo y el parlamentarismo. ¿Por dónde debería decantar este nuevo proceso?
Mi impresión es que probablemente el diseño vuelva a insistir en un presidencialismo que atenúe ciertos componentes que puedan provocar un desequilibrio en relación a los otros poderes.
Ahí deberíamos avanzar más o menos rápido, porque hay bastante más acuerdo de lo que parece en atenuar la figura presidencial, pero sin desfigurarla, y sobre todo de entregar mayores poderes de control de la gestión pública al Congreso. Complementarlo también con elementos de participación más directa, como las iniciativas populares de ley.
Yo soy bastante optimista respecto de esta discusión, y yo la daría en esos términos. En lo particular, yo soy partidario de un régimen presidencial y veo muy difícil pasar a uno parlamentario.
- ¿Cree que pasa lo mismo en la discusión entre un Congreso unicameral y bicameral?
En esta discusión, no veo muy fácil salir del diseño bicameral. Tampoco lo veo tan deseable, después de haber visto el resultado del 4 de septiembre.
Creo que hay que tener la apertura para discutir eventuales grados de asimetría entre ambas Cámaras, para que una no sea una réplica de la otra. Pero eso lo vamos a ver con más detalle una vez que se constituya la comisión.
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- ¿Qué nudos cree que serán difíciles de desatar en la discusión constitucional?
Bueno, ya se adelantó la discusión sobre el Estado social y democrático de Derecho. Hay bastante debate en ambos lados de las vertientes políticas, para generar una normativa que permita que la democracia logre darle más contenido o especificar mejor el contenido de esa figura.
Yo he estado pensando más en aquellos aspectos que sí pueden generar mayor grado de adhesión o acuerdo, y aunque la propuesta de nueva Constitución fue rechazada, habían aspectos que concitaban amplio apoyo, como todo el capítulo de derechos sociales. Probablemente habrá que hacer algunas precisiones, pero mi impresión es que no debería haber tanta resistencia.
- ¿A qué puntos se refiere específicamente?
A recuperar los aspectos de derecho a la mujer, sobre todo el carácter paritario. Necesitamos una Constitución, no solo hecha en democracia, sino que acorde al siglo XXI. Creo que podemos aportar a que nuestra redacción sea innovadora en algunos aspectos, como en la paridad, esa gran innovación chilena del constitucionalismo global.
El medio ambiente también, estamos ante una crisis climática y civilizatoria, y tenemos que hacernos cargos de ella. También la agenda anticorrupción tiene amplio margen para lograr acuerdo.
Claro que siempre hay que regular la expectativa respecto a que una Constitución no es un programa de gobierno, no es un paquete de políticas públicas. Tampoco es una varita mágica, pero sí creo que es una llave que permite abrir posibilidades de transformación.
- ¿En cuáles de esos temas lo vamos a ver a usted más involucrado?
En particular, donde más puedo aportar es en derechos sociales y mi prioridad estará en los tópicos del trabajo. Creo que es muy importante que la nueva Constitución ponga su redacción bajo parámetros de acuerdos internacionales, reconociendo el valor social del trabajo, el trabajo decente y permitiendo que el poder sindical pueda ganar fuerza para generar equilibrios sociales.