Pueblos originarios y acceso al mundo laboral
Es incuestionable que Chile es un país tanto multicultural como pluriétnico, pues su población no únicamente se determina por su gran diversidad sociocultural, sino también por su variedad lingüística y étnica. El 8,3% de las personas en edad para trabajar en Chile reconoce pertenecer a un pueblo originario, aproximadamente 1.158.000 personas en el territorio nacional según CASEN (2015). Muchos de ellos, refieren haber sido discriminados en el proceso de contratación o ejercicio de funciones.
La discriminación laboral es un fenómeno social que se manifiesta en una enorme diversidad de situaciones y formas. Produce un trato diferencial a los individuos de ciertos grupos sociales en el proceso de reclutamiento, desempeño y promoción, dando un acceso y desarrollo poco igualitario al mundo laboral.
La población afroamericana, indígena nativa y con discapacidad han sido identificados como las personas que menos acceso tienen a oportunidades laborales. Para los pueblos originarios, por sus características educativas, resulta muy difícil incorporarse a mejores mercados de trabajo.
La baja escolaridad y la poca o nula capacitación laboral a la que accede esta población definen en gran medida las posibilidades de inserción laboral en ámbitos de trabajo formal. La mayoría de los indígenas que migran a las ciudades trabaja en oficios poco estables y acepta relaciones de trabajo de subordinación o servidumbre.
Sin duda, hay potentes barreras que obstaculizan el acceso de los pueblos originarios al trabajo decente. El Estado de Chile realizó un compromiso a respetar, proteger y garantizar los derechos establecidos en los instrumentos internacionales de derechos humanos que forman el sistema universal y regional de derechos humanos.
Hablar de diversidad es entender que en una persona se encuentran distintos rasgos a partir de las distinciones que están presentes en el lenguaje: un hombre puede ser migrante y pertenecer a un pueblo originario o una mujer puede ser lesbiana y con discapacidad. Asimismo, existen grupos prioritarios que enfrentan mayores barreras para su inclusión social o que ven vulnerados sus derechos en mayor medida lo que, a todas luces, no es aceptable en la sociedad actual.
Nos queda un gran desafío como profesionales de recursos humanos. Se deben crear políticas organizacionales en materias de gestión estratégica de personas, centrados en la diversidad e inclusión, para así, garantizar la igualdad de oportunidades en todas las personas que deseen ingresar al mundo laboral.