Una “Zona de campamento” se instala en Galería Gabriela Mistral
Se trata de un trabajo colectivo en el que participan 10 artistas y la comunidad. Son cinco hombres y cinco mujeres, nacidos entre 1985 y 1989, en su mayoría de regiones, quienes participan en esta residencia en formato único y permanente en la caleta Río Seco, a 90 kilómetros al norte de Iquique.
Zona de campamento es una obra colectiva, pero cada uno de los/las artistas crea una bitácora propia de la colectiva, que es también una obra individual basada en una reflexión crítica en torno al territorio de Río Seco.
Loreto González concibe el campamento como un refugio, donde es posible abordar el tiempo desde diferentes dimensiones que implican un hogar. Es un lugar de intimidad con diversas contradicciones en su interior y exterior, lo cual conlleva ubicarse dentro de un espacio y su discordia, encontrándose a diario con situaciones domésticas a partir del ocio, los problemas sobre la vivienda, la arquitectura hechiza, y los modelos de autoconstrucción que sostienen un paisaje adverso y sobrecargado.
La curadora escogió Río Seco porque es una caleta con precariedades, pero con otras riquezas, que son señales que dan los habitantes respecto del paisaje, el entorno y elementos naturales, como el alimento.
Centro y periferia
“Yo trabajo la problemática sobre el modelo de desarrollo que nos tiene acondicionados a un discurso sobre el centro y la periferia, donde es posible resignificar conceptos e ideas, las cuales son sostenidas por los propios habitantes de Río Seco, quienes dicen que no se ven o no se determinan como periféricos, según la idea del desarrollo y el progreso. Al contrario, se ven desde un lugar afortunado demarcado por cuestiones sensibles, muchas veces desconocidas y por eso tratadas desde la otredad que abordan los márgenes”, explica.
Zona de campamento, según Loreto González, es un trabajo vivenciado durante 10 días en la zona de contacto, concebido como un refugio para la familia y los/las amigos, un lugar donde no hay reglas, hay acuerdos colectivos e híbridos, una esfera donde la cultura es la regla, un sector repleto de ideas, donde la práctica de “perder el control” es un hábito inclusivo y el arte es la excepción.