Kast, dime con quién andas
José Antonio Kast va de moderado. Anda diciendo que no es de extrema derecha, y tratando de no decir barbaridades. El otro día una amiga dijo que no entendía por qué lo satanizaban. Y, bueno, hay que reconocer que es hábil en las comunicaciones. Kast es el que usa el concepto “libertad” de forma acomodaticia y torcida como su eje central de campaña, ya que para él sólo existe la libertad económica (sin duda un importante tipo de libertad), y desconoce que dicha virtud significa ausencia de coacción, pero también implica otorgar las condiciones de vida material a las personas para que puedan ser genuinamente libres. Como dijera Ronald Dworkin en Liberalismo e igualdad, “el elemento que constituye a la libertad, es la igualdad”. El lema estatal francés valida a este autor.
Además, observando el programa de Kast, él es quien en el punto 682 de su programa ofrece incentivos económicos a las parejas casadas, con beneficios en salud, impuestos y herencia, declarando, por ejemplo, una peor salud para quienes simplemente convivan. Kast también es el que, en el punto 683, luego de señalar que favorecerán cursos de preparación al matrimonio, dice que es deber del Estado proteger y fortalecer la familia, “proponiendo una mirada similar respecto a la política hacia la mujer” (sea lo que sea que eso signifique), lo que “implica” el término del Ministerio de la Mujer. El que en el punto 385 –pese a que una reciente revisión de 88 mil estudios, realizados entre 2012 y 2020 refleja un consenso al 99,9% respecto a que los humanos lo provocamos— niega el cambio climático, señalando que se adoptarán ciertas medidas “en el caso que se valide fehacientemente la postura climática dominante, que hasta ahora no se aprecia, pues se basa en simples correlaciones recientes”.
Kast es el que, pese a que la Academia Americana de Psicología, formada por más de 100.000 expertos, diga que sobre la adopción homoparental no hay evidencia científica de que la eficacia de la crianza esté relacionada a la orientación sexual de los padres, a que el Colegio de Psicólogos de Chile diga lo mismo, o al apoyo de la Academia Americana de Pediatría muestre su apoyo, puede decir que se opone a la adopción por homosexuales en protección del “interés superior del niño” (punto 249 del programa); desconociendo, supongo, que ya hay adopciones por parte de homosexuales. El que propone, en un Estado laico, profesores de religión en todos los colegios públicos, porque “a los chilenos les hace falta Dios”, siendo que ni siquiera hay profesores de Filosofía y hay una escasez de docentes en general. Es el que quiere cerrar el Instituto Nacional de Derechos Humanos (punto 30) y salirse del Consejo de Derechos Humanos de la ONU (punto 82), al mismo tiempo que dice no creer todo lo que se dice de Krassnoff, un violador de derechos humanos condenado a 800 años de cárcel en múltiples sentencias.
Kast es el que quiere imponer el trabajo forzoso a los presos (punto 32), aunque vaya contra Tratados Internacionales, y que propone una especie de Operación Cóndor 2.0 (punto 33) de apoyo internacional para detener “agitadores radicalizados”; el mismo que dice que lo que se requiere respecto del Sename, y los niños, niñas y adolescentes (NNA), es “un liderazgo radical que vuelva a imponer el orden, la disciplina y el resguardo de los niños [sic]”, como si fueran unas cosas que hay que modelar y cuidar. Es ese que quiere ampliar el Estado de Emergencia (punto 46) para que el Presidente tenga la facultad de “interceptar, abrir o registrar documentos, y toda clase de comunicaciones y arrestar a las personas en sus propias moradas o lugares que no sean cárceles ni estén destinadas a la detención”. Ese mismo, es el que va de moderado últimamente. Pero, olvidemos todo esto, si no fuera suficiente. Basta ver con quien se junta para notar que lo de extremo tiene poco de gratuito.
Johannes Kaiser es candidato a diputado por su partido. Kaiser, que también hace lives con Kast, entrevistó a Alexis López Tapia, reconocido nazi chileno, en una hora y media de casi puras coincidencias, y eso que Kast puso el grito en el cielo cuando en La Red entrevistaron a Hernández Norambuena. Ese sería su brazo en el Parlamento; y ya sabemos de su devoción por Bolsonaro, el que dijo que estaba a favor de la tortura, que le dijo a una mujer que no merecía ser violada por ser mala y fea y no ser de su gusto, y que le copia los lemas a los nazis. También sabemos que es apoyado por Sebastián Izquierdo y Rodrigo Belmar, quienes, respectivamente, golpean con palos y disparan perdigones, a manifestantes pacíficos. Un poco extremos.
Pero los amigos de Kast trascienden el océano. Más allá del charco fue a reunirse con los líderes de Vox, partido de ultraderecha española, que tiene un asesor neonazi acusado por delitos de incitación al odio, que también copia la propaganda nazi, que tiene diputadas que dicen que el feminismo es cáncer y que coser “empodera”. Algo extremos. En Italia ocurre algo similar. Se reunió con Giorgia Meloni, fundadora de Fratelli d’Italia, quien organizó el racista acto por el día del Orgullo Italiano, y es apoyada por grupos neofascistas; e intentó reunirse con Matteo Salvini, del mismo partido, ex ministro del Interior italiano, que dijo que “las políticas egoístas, racistas y fascistas salvan vidas”, que publica fotos con metralletas, y cuyo partido se abstuvo de aprobar crear una comisión parlamentaria para combatir el odio, el racismo y el antisemitismo, luego de que una sobreviviente de Auschwitz de 89 años, y senadora vitalicia en Italia, fuera blanco de 200 ataques diarios en redes sociales, pese al transversal apoyo de los demás partidos. Tal vez extremos.
Hace unos días Kast manifestó su simpatía con el gobierno de Polonia, quizás el de más extrema derecha de toda Europa; uno que, encabezado por la coalición Derecha Unida, y el partido conservador y nacionalista Ley y Justicia, aprobaron, pese a las críticas de Israel y EE.UU., una ley que impide vincular a ese país con los crímenes del Holocausto. Un gobierno respaldado manifiestamente por miles de neonazis. En Europa, evidentemente extremos.
Dicen que la mujer del César no sólo debe serlo, sino también parecerlo. Y quizás Kast, con su permanente sobreadaptación, cínica sonrisa, y calmado tono de voz, provocando infantilmente al subir fotos comiendo Negritas o pasta Carozzi, a veces, logre parecerlo, pero en modo alguno logra serlo. Basta ver lo que hace y dice (valga la redundancia) para notarlo, pero en este caso también basta ver con quiénes anda. Y es que en política estas cuestiones no dan cuenta de simpatía o amistad, sino que son imágenes objetivas y concretas que muestran hacia dónde se está mirando; y cuál es el camino por seguir. Una visión de mundo; y el mundo que se busca construir. Y esto no puede pasar desapercibido, más bien, no debe pasar desapercibido.
La democracia debe ser cuidada por todos y todas, ya que, como dijeran Ziblatt y Levitsky (en Cómo mueren las democracias), hoy están siendo amenazadas, no por tanques y armas, sino por candidatos políticos que a punta de eslóganes y frases hechas se hacen camino para llegar al poder por los votos y, luego, una vez alcanzado, comienzan un cercenamiento de derechos y triunfos sociales que costó siglos obtener.
Las abuelas decían dime con quién andas y te diré quién eres. Cualquiera pensaría que eran sólo prejuicios. Y puede que la mayoría de las veces así lo sea, pero esta vez, no. Así que Kast, dime con quién andas.