Logran aumentar la eficacia de la vacuna contra la tuberculosis en ratones
La vacuna contra la tuberculosis (BCG) se usa desde hace un siglo, pero un cambio en su vía de administración aumenta de forma sustancial y a largo plazo su eficacia, activando la inmunidad innata en los pulmones, lo que un equipo encabezado por científicos españoles demostró en ratones.
La investigación que publica este lunes Science Inmunology, estuvo liderada por la Universidad española de Zaragoza y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Respiratorias (Ciberes).
La BCG es la vacuna más usada de la historia y en la actualidad se inocula por vía intradermal a más del 85% de los niños que nacen en el mundo, pero su eficacia contra la tuberculosis es limitada.
El equipo internacional demostró, por primera vez, que con la administración por vía respiratoria se logra estimular un tipo de células "muy importantes", los macrófagos alveolares, que residen en los pulmones, y son "la primera línea de defensa del organismo frente las infecciones respiratorias".
Así lo aseguró a Efe el director del estudio, Nacho Aguiló, de la Universidad de Zaragoza, quien agrega que se trata de un mecanismo descubierto por el equipo que puede funcionar en las vacunas vivas o atenuadas, aunque la investigación se centró en la BCG.
Al hacer llegar la vacuna directamente a los pulmones se activan nuevas armas del sistema inmunológico que, por la vía clásica pinchada, no pueden activarse, destaca Anguló.
Tuberculosis genera 1,5 millones de decesos anuales
Las posibles nuevas vías de administración de la vacuna contra la tuberculosis interesa a grupos de investigación en todo el mundo, porque sigue siendo una enfermedad con mucha incidencia y la más mortífera causada por un microorganismo, con aproximadamente 1,5 millones de muertes anuales.
El grupo de Aguiló focalizó su trabajo en la vía respiratoria, a través de aerosoles o medios intranasales, para que la vacuna llegue físicamente a los pulmones, estimulando la respuesta inmune en ellos, donde se produce la infección por tuberculosis.
De esa manera, se logra la activación de los macrófagos alveolares, un tipo de célula que, según la inmunología clásica, no tiene memoria inmunológica, es decir, que no puede recordar que interactuó con la vacuna y así reaccionar de manera más eficiente contra la infección, explica el bioquímico e imunólogo.
Sin embargo, el estudio demostró que, incluso meses después de la vacunación, al provocar una infección en los ratones, los macrófagos alveolares reaccionan de manera más rápida.
"Hemos demostrado -destaca- que sí, se puede inducir esa memoria (en los mácrófagos alveolares) y, por tanto, puede ser una herramienta útil para estimularla desde el punto de vista de las vacunas".
Incluso cuando el cuerpo ya elimina la vacuna -se hicieron pruebas en ratones siete meses después de la administración- esos macrófagos siguen activados, reaccionan cuando se provoca una infección y son capaces de eliminarla de manera "más eficiente", aunque hasta aquí se pensaba que eran solo "células de respuesta rápida".
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Macrófagos alveolares reconocen bacterias y virus
Los macrófagos alveolares, además de la primera línea de defensa del organismo ante las infecciones respiratorias, forman también parte del sistema inmune innato y tienen la capacidad de reconocer distintos tipos de bacterias y virus.
Al administrar la vacuna BCG por vía respiratoria, los investigadores observaron que no solo protege a los ratones contra la tuberculosis, sino también frente a un tipo de neumonía causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae, en un mecanismo mediado por la activación de los macrófagos alveolares.
Aguiló adelanta que para el año próximo tienen previsto estudiar la vía de administración pulmonar de la vacuna de la tuberculosis en macacos, que sería un paso previo a los estudios con personas, una línea de investigación en la que también trabajan otros grupos, porque "hay mucho interés real".
Este trabajo define un nuevo mecanismo que fue descubierto con la BCG, aunque el científico no descarta que se pueda extrapolar a otras. Es algo que "merecería probarlo", por ejemplo, con las del COVID-19, si en algún momento las hay de administración por vía respiratoria.
Aguiló recuerda que el virólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Luis Enjuanes trabaja en una vacuna intranasal y Pfizer también estaría explorando esta vía para su preparado basado en ARN mensajero.