Memoria e impunidad en Chile: Teatro Los Barbudos estrena “El hombre que devoraba a las palomas”
A 31 años de la vuelta a la democracia, ¿cuál es el estado de memoria y justicia en Chile?, se pregunta Cristián Flores, director de Teatro Los Barbudos, compañía de teatro político que acaba de estrenar en Francia su último montaje “El hombre que devoraba a las palomas” con gran acogida del público y la crítica internacional.
Luego de dos años de trabajo en Chile y una residencia de creación en Théâtre La Vignette –coproductor de la obra– en Montpellier, en junio la compañía presentó el montaje en el festival internacional Printemps Des Comediens y el 12 de agosto se estrenará en nuestro país –de manera presencial– en Matucana 100.
Se trata de la tercera obra de la trilogía “Justicia, utopía y militancia”, que comenzó con “Yo maté a Pinochet” en 2013 y luego “El país sin duelo” en 2018. Las tres piezas, escritas y dirigidas por Flores, evidencian la falta de justicia en Chile ante los delitos contra los derechos humanos cometidos por agentes del Estado. “Esta cultura de impunidad permite que naturalicemos ciertos comportamientos, que olvidemos lo que ha pasado porque no fuimos capaces de hacer justicia en ese momento. La justicia es clave para que la memoria no desaparezca”, plantea Flores.
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“El hombre que devoraba a las palomas” nace a partir de un caso real de un joven asesinado por agentes del Estado chileno en plena democracia, hecho vinculado a la biografía personal de Flores que le permitió construir una ficción en torno a la impunidad y violación de los derechos humanos. “El protagonista de la obra intenta cobrar venganza, alguien tiene que hacer algo con respecto a este crimen para que no se olvide. En medida que no haya justicia, no habrá memoria”, reflexiona el director.
El protagonista, Arturo, se encuentra escondido en una copa de agua, preparándose para salir en cualquier momento y cumplir con su promesa. Una de tantas noches de toque de queda, aparece Alicia, una mujer que no logró llegar a su casa y, siguiendo unas palomas, encontró este lugar para esconderse y pasar la noche. Está perturbada y tiene miedo. Arturo no sabe si sueña o está despierto, porque aunque no la conoce, se le ha aparecido en sueños. ¿Qué hacen en ese lugar? ¿Hace cuánto tiempo? Ambos buscarán respuestas, pero las únicas que las saben son las palomas.
Una historia construida a partir de diversos relatos de la realidad –la copa de agua también descubre hechos reales–, donde predomina la dramaturgia y las actuaciones ante un espacio casi vacío, y un lenguaje coloquial e íntimo que invita al espectador a adentrarse en la intimidad más profunda de los personajes.