Ciencia, Tecnología e Innovación para Valparaíso
Desde una mirada histórica al modelo de despojo en nuestra Región de Valparaíso podemos ver cómo este ha socavado sus dos fuentes más importantes de riqueza: los ecosistemas y las comunidades. Perpetuando los conflictos socioambientales por más de 30 años, los sucesivos gobiernos no han tenido la voluntad de abrir la institucionalidad para dar cabida a respuestas territoriales nacidas de los conflictos en las Zonas de Sacrificio, de la escasez hídrica, del decaimiento productivo y de una integración avasalladora a la economía global. Para nosotros y nosotras es claro: el modelo de productividad actual no tiene forma de relación con el territorio; el modelo productivo actual es la forma en que nos relacionamos con el territorio. Es por esto que proponemos activar el sector Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) como una estrategia fundamental para impulsar la urgente transición hacia un nuevo modelo productivo y de desarrollo, donde las comunidades y sus ecosistemas no estén condenadas a la explotación, la contaminación y la precariedad, sino por el contrario, donde ellas estén en el centro y que el buen vivir sea el objetivo principal.
En la actualidad, nuestro país reporta el menor gasto en I+D de la OCDE: 0,36% del PIB versus 2,37% para el promedio de la organización. De ese 0,36%, la Región de Valparaíso ejecutó el 8,2%, lo que equivale a $ 29 por habitante, posicionando a la región por debajo del promedio nacional ($ 36). Esto no sólo refleja la precariedad en la que se encuentra el sector CTI sino que además revela la histórica falta de interés de la élite nacional por empujar de manera clara y enérgica un proceso de complejización de nuestra economía basado en fomentar y empujar políticas públicas que inserten la fuerza laboral regional en las nuevas tecnologías, habilitar infraestructura que potencie la economía interna en la región y aumentar la inversión en I+D a través del incentivo de sectores productivos más sostenibles.
A más de un año de la irrupción de la pandemia de Covid-19 a nivel global, es posible ver cómo esta ha revelado a nivel nacional y regional la fragilidad de los diversos sistemas de respuesta para reaccionar a tiempo y articuladamente a la pandemia. Esto es relevante, dado que nos indica que no estamos debidamente preparados para un adecuado manejo de crisis. Más aún, que para los futuros escenarios no hay estrategia ni plan de acción que permita a las comunidades articularse y hacer frente a problemas tan variados como son la escasez hídrica, el problema energético, productivo, sanitario y otros, asociados en su origen a actividades con carácter antropogénico y, particularmente, al modelo neoliberal imperante en Chile y gran parte del mundo occidental. Es por esta razón, y entendiendo además la complejidad que trae estar insertos y depender en gran medida de la economía globalizada, es relevante fomentar el sector CTI como herramienta de acompañamiento y gestión de crisis.
Resulta esencial plantear y redefinir la CTI más allá de la lógica neoliberal extractivista actual, centrada fundamentalmente en la optimización de la depredación de nuestros ecosistemas y los bienes comunes naturales, para ponerla al centro de una Estrategia Regional de Innovación (ERI) con foco en la transición a una producción de bienes y servicios con alto valor agregado, de la mano del fomento a la investigación, el cuidado del medioambiente y la creación de puestos de trabajo dignos, inclusivos y con perspectiva de género.
Una de las razones fundamentales que nos convoca a postular al Gobierno Regional de Valparaíso es justamente construir e implementar lineamientos estratégicos claros en CTI para catalizar, desde una asociatividad multi actorial, que incluya la institucionalidad estatal (GORE, Estado central, municipalidades) junto al sector privado, la academia y el protagonismo de las comunidades, propuestas coordinadas para resolver las necesidades críticas de la región. Esto implica articular el aparato público desde una mirada sistémica y descentralizada en función de los diversos problemas territoriales de las comunidades, elementos que, sin duda, deben ser los principios rectores para la conformación del Comité Regional de Ciencia, Tecnología e Innovación, que es uno de los nuevos organismos en la estructura del gobierno regional.
Tenemos enormes desafíos que enfrentar como región, que requieren generar un ecosistema de CTI que integre una dimensión territorial multi escalar. Lo anterior, con el objetivo de impulsar procesos de innovación promoviendo el buen vivir de las comunidades desde un Desarrollo Económico Territorial para la construcción de una economía justa, solidaria y sostenible. Desde este enfoque, la CTI tiene un valor económico, social y político, puesto que la visualizamos como un medio de transformación social centrado en el avance del conocimiento desde lo territorial coordinado y promovido desde el gobierno regional.
Las CTI son centrales como herramientas que no sólo permiten potenciar procesos de innovación, sino también como instrumentos para dinamizar un nuevo ciclo de productividad en la región basado en una relación armónica entre la esfera global siempre presente y las comunidades y sus ecosistemas.
[Escrita junto al equipo programático de Ciencia, Tecnología e Innovación]