#MujeresEnCiencia: siete historias inspiradoras de científicas de Latinoamérica

#MujeresEnCiencia: siete historias inspiradoras de científicas de Latinoamérica

Por: Luciano Badal | 13.02.2021
A raíz del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Mongabay Latam comparte las sorprendentes historias de científicas de siete países de la región. Océanos, especies en peligro de extinción, deforestación y manejo forestal, son algunos de los temas que estudian estas expertas en Chile, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, México y Argentina.

La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió crear el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia para promover la igualdad de género, el empoderamiento y, sobre todo, para crear conciencia sobre la necesidad de alcanzar una “participación plena y equitativa en la ciencia” para mujeres y niñas.

La brecha de género sigue siendo un problema vigente. Según las Naciones Unidas, menos del 30 % de los investigadores en el mundo son mujeres. Asimismo, la Unesco indica que también alrededor del 30 % de las mujeres optan por una carrera en el campo de las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).

“Los prejuicios y los estereotipos de género que se arrastran desde hace mucho tiempo continúan manteniendo a las niñas y mujeres alejadas de los sectores relacionados con la ciencia”, señala las Naciones Unidas.

Mongabay Latam ha entrevistado a numerosas científicas de Latinoamérica que luchan día tras día por la conservación de los ecosistemas y por avanzar en el conocimiento de la gran biodiversidad de la región. En Chile, por ejemplo, Susannah Buchan dedica horas y horas de grabación a los cantos de las ballenas azules; en Venezuela, María Fernanda Puerto estudia al jaguar cerca del lago de Maracaibo, una de las zonas más peligrosas y violentas del país y, en Colombia, Susana Caballero utiliza el ADN de los manatíes del Caribe para rastrearlos y conocer más sobre esta especie Vulnerable según la UICN.

La increíble historia de Susannah Buchan: la oceanógrafa que descubrió el canto de las ballenas azules de Chile

La científica Susannah Buchan escuchando los cantos de ballenas. Foto: Susannah Buchan

Susannah Buchan, oceanógrafa inglesa, llegó a Chile en 2007 cuando apenas tenía 24 años para escuchar a las ballenas azules (Balaenoptera musculus). Hasta 2011 salió a navegar todos los veranos, mientras lo permitiera el clima y el poco dinero, con Daniel, el líder indígena de una comunidad en Melinka, un pequeño pueblo en Aisén, la segunda región más austral del país. Juntos se internaban mar adentro en una pequeña lancha de madera para grabar con un hidrófono, que es una especie de micrófono sumergible, los cantos de las ballenas.

Tras años de escuchas y horas de grabaciones, Susannah pudo concluir que las ballenas azules que habitan en los mares de Chile tienen un canto propio, diferente al de todas las demás ballenas azules del mundo y que son, de hecho, una población única. Cuando Susannah descubrió eso, pudo comenzar a rastrearlas y entonces entendió que el principal lugar de alimentación de estas ballenas es la Patagonia, aunque también es posible verlas en caleta Chañaral de Aceituno, al norte del país, y en el archipiélago de Juan Fernández.

Venezuela: la científica que estudia a los jaguares en medio de un conflicto armado

En cada punto de muestreo se le explica a la comunidad la importancia de la conservación del felino más grande de América. Foto Freddy Campos

Desde hace 12 años María Fernanda Puerto estudia a los jaguares (Panthera onca) y eligió hacerlo en uno los lugares más impenetrables de Venezuela, donde un conflicto armado mantiene en alerta a muchos investigadores: el sur del lago Maracaibo, en el estado de Zulia.

Cuando Puerto navega por los ríos del Parque Nacional Ciénagas de Juan Manuel y de la Reserva de Fauna Silvestre Ciénagas de Juan Manuel, Aguas Blancas y Aguas Negras debe coordinar con los líderes paramilitares de los pueblos de la zona para resguardar su seguridad. Sin embargo, esto no la libra de todos los peligros que existen en el área en la que trabaja, pues en cualquier momento puede ser atacada por los piratas que recorren el sur del lago. Además, si no respeta las reglas y horarios puede verse atrapada en medio de un fuego cruzado.

Colombia: la bióloga que busca ADN de manatíes en las aguas del Magdalena

Tomando muestras de agua en el río Amazonas. Foto: Susana Caballero

Desde muy pequeña Susana Caballero amó el mar. Cuando iba de vacaciones a Cartagena con su familia, cada mañana su abuela la despertaba al amanecer y la llevaba a caminar en la playa y a buscar conchas. “A mí me quedó tan marcada esa relación y ese amor por el mar que me inculcó mi abuela, que desde ese momento yo lo único que quería era estudiar el mar y los animales del mar”, cuenta Caballero quien más tarde se convirtió en bióloga y microbióloga.

Su carrera la ha dedicado sobre todo a estudiar cetáceos y desde hace 20 años investiga a las ballenas jorobadas que llegan a Colombia desde la Antártida para dar a luz a sus crías. Sin embargo, el último tiempo ha incursionado en nuevas tecnologías. Con la técnica del ADN ambiental, Susana Caballero, quien es profesora asociada en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de Los Andes en Bogotá, ha podido rastrear, junto a un equipo de investigadores, los lugares donde aún habitan poblaciones de manatíes (Trichechus Manatus), un animal que se encuentra Vulnerable a la extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Mongabay Latam conversó con ella sobre sus descubrimientos.

“La pérdida de bosques tiende a propagarse alrededor de las carreteras”: entrevista a Mónica Moraes

Mónica Moraes formó de un equipo internacional de científicos que estudió los efectos de una cuestionada carretera en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), en Bolivia.

¿Cuál es la relación entre la construcción de una carretera y el aumento de la deforestación en los territorios por los que pasa esa vía? “Existe evidencia bien establecida, por ejemplo en Brasil, de que la pérdida de bosques tiende a propagarse de manera sinérgica alrededor de carreteras recientemente construidas y/o pavimentadas, generando redes de carreteras secundarias que aumentan la extensión espacial de la interrupción del hábitat”, señala Mónica Moraes.

La bióloga boliviana formó parte de un equipo internacional de investigadores que evaluó los impactos que podría causar  la construcción de una cuestionada carretera que atraviesa el ecosistema del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), un área natural protegida clave en su país. El bosque tropical ha sido un imán permanente en la vida de Moraes quien ha estudiado las palmeras en Bolivia, así como la pérdida de los bosques en la Amazonía de su país.

Ximena Vélez: la bióloga marina que une ecología con genética para proteger el océano

Ximena Vélez junto a una tortuga carey durante su tesis de Maestría. Foto: Ximena Vélez

Ximena Vélez, bióloga marina peruana, ha dedicado gran parte de su carrera a hacer ecología estudiando la genética de los animales. La ecóloga molecular, como ella se define, es directora marina del Programa de Seguimiento y Evaluación de Biodiversidad (BMAP, por sus siglas en inglés), del Center for Conservation and Sustainability Smithsonian Conservation Biology Institute, y también es investigadora de la Asociación Peruana para la Conservación de la Naturaleza.

Actualmente Vélez se dedica a comprender las dinámicas de las especies marinas que han colonizado megainfraestructuras. como los puertos. Además, considera que es importante conocer la genética de las especies para entender cómo la reducción de la diversidad genética en una especie o población particular afecta su capacidad para adaptarse a cambios, para reproducirse con éxito, la viabilidad de su progenie y, por ende, cómo afecta su supervivencia en el largo plazo.

“Para tener un manejo forestal en equilibrio con la conservación es vital la participación de la comunidad” | ENTREVISTA

Laura Jiménez, subdirectora técnica de Uzachi, en trabajo de campo en los bosques de Santiago Comaltepec. Foto: Cortesía Uzachi.

La mexicana Laura Jiménez Bautista nació en 1985, tiempo en el que la gente de su tierra comenzaba a escribir la historia del manejo forestal comunitario. En esos años, la lucha que las comunidades de la Sierra Juárez de Oaxaca comenzaron, desde finales de los setenta, ya comenzaba a tener frutos.

Durante el primer lustro de los años ochenta, el Estado dejó de otorgar concesiones forestales a empresas privadas (entre ellas la Fábrica Papelera de Tuxtepec) y reconoció el derecho de las comunidades a realizar el manejo de sus bosques. Santiago Xiacuí, el lugar donde nació Laura Jiménez, fue uno de los varios poblados que tomó el futuro de sus recursos forestales en sus manos y algunos de sus logros son: 14 mil hectáreas de su territorio están destinadas a la conservación; alrededor de 4450 a la producción de madera. Cada una de las comunidades tiene su propio aserradero y su centro ecoturístico; dos comunidades han creado empresas envasadoras de agua; una de ellas cuenta con una integradora de muebles y las otras tienen carpinterías comunitarias.

“El yaguareté o jaguar está ecológicamente extinto en el Chaco” | ENTREVISTA

Verónica Quiroga en el Gran Chaco argentino. Foto: Archivo personal / Verónica Quiroga.

Durante la cuarentena, revisando viejas fotografías para ser digitalizadas, la bióloga Verónica Quiroga encontró evidencias inesperadas. En las imágenes tomadas hace dos décadas, vio escenarios que difícilmente volverán. “Fue un shock. Reconocí picadas estrechas [senderos de tierra] cubiertas de monte alrededor que hoy son caminos enormes, donde pasan camiones con vacas o cargados de madera pesada. La degradación es notable”, dice la científica argentina.

Entre la escasez de información, notó que el yaguareté, también conocido como jaguar, era la gran incógnita. “Al ser un predador tope, me atrapó la idea de estudiarlo para cubrir gran parte del ecosistema”, recuerda. Fue así que se sumergió en la vida de estos felinos. Quiroga coordina actualmente el Proyecto Yaguareté y es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) en el Instituto de Diversidad y Ecología Animal (IDEA). Su línea de investigación explora la defaunación de grandes mamíferos y el efecto de la pérdida del predador tope en la región chaqueña, específicamente en las provincias de Formosa, Santiago del Estero y Chaco. La situación es crítica. El yaguareté languidece en uno de los últimos refugios del territorio argentino.


Este reportaje original del medio de noticias ambientales Mongabay Latam es parte de una alianza con Bienes Comunes de El Desconcierto. 

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