CRÍTICA| Rita Indiana: Poniendo en jaque la masculinidad caribeña con merengue, rock y literatura
Hasta hace algún tiempo la dominicana Rita Indiana era una autora de culto, a la que era difícil acceder: sus textos solo podían encontrarse en la editorial española Periférica, con títulos como Papi —recientemente llevada al cine—, La mucama de omniculé o la versátil Nombres y animales. Esto se suma a su reconocimiento en la música, donde trabaja una mezcla de electrónica y merengue, que la ha convertido en un fenómeno junto a su grupo Rita Indiana & Los Misterios. Por fortuna, en diciembre pasado la editorial chilena Banda Propia lanzó Hecho en Saturno, su última novela, que, aunque es más tradicional y lineal que las anteriores, evidencia su talento literario y fortalece una escritura enriquecida tanto por la oralidad caribeña como por una mirada crítica y política sobre Latinoamérica.
El protagonista es Argenis Luna, un talentoso pintor dominicano que vive bajo la sombra de su padre, guerrillero que luchó contra la dictadura de Balaguer, convirtiéndose en leyenda de la izquierda. Argenis, que había aparecido anteriormente en La mucama de omniculé, está en un proceso de desintoxicación de la heroína y para eso es enviado a Cuba, a un centro de rehabilitación donde descubrirá el Temgesic, una forma de soportar los síntomas de la abstinencia. Mientras vive este proceso de limpieza, estará en juego la configuración de su identidad, en permanente diálogo con sus inseguridades y fantasías.
El relato transcurre entre La Habana y Santo Domingo
Envolventes descripciones de las ciudades, en sus aromas y sonidos, escenarios que van de la mano con el ritmo pausado de la novela. Quizá el punto más interesante del texto sea el vínculo entre Argenis y su padre, a quien ve críticamente por consagrarse a los trajes de lino en oficinas de lujo, haciendo vista gorda a la corrupción. La figura del padre como héroe está en permanente cuestionamiento, y aparece, en su lugar, el del patriarca que manipula, engaña y posterga, olvidando el ideal revolucionario, una historia que fácilmente podemos extender a otros lugares del continente.
Por eso resulta tan familiar el desarraigo que vive el protagonista. “Aquellos niños, marcados por la pasión ideológica de sus padres, ¿quiénes eran ahora?”. Esta pregunta la intenta responder a tropiezos, a tropezones grandes. Siente, al mismo tiempo, recelo de otros hijos de revolucionarios que se han acomodado en puestos políticos, sin tener problemas con la desigualdad. Y es que, aunque Argenis no desea ese futuro de elegancia e hipocresía, tampoco hace algo para cambiar la sociedad y pensará, en reemplazo, en cómo vengarse de su padre, obsesionado con la idea de obtener un traje en la sastrería a la que fue llevado de niño.
Como en otras novelas de Indiana, se interpelan la masculinidad y sus códigos
Se visibiliza al macho de izquierda y el rol sumiso que debe cumplir la mujer, al cuidado de los hijos y la casa. Es especialmente reveladora la escena en la que la madre hace fila para obtener una máquina de coser. Otros personajes inolvidables son el hermano soberbio o su tía Niurka, víctima de la dictadura de Balaguer. Mención especial también merece Vantroi, el vecino travesti de Argenis, al que ayuda en sus shows, en una relación de cuidado mutuo ante la precariedad.
Por otra parte, es notable cómo la autora trabaja la tensión del adicto. En cualquier momento el protagonista puede echar por tierra la rehabilitación. Lo ilusiona, eso sí, el amor que siente por Susana, una cubana que lo adora, o su pasión por la pintura y, en particular, por la obra Saturno devorando a su hijo, de Goya, a la que se volverá varias veces en la novela, como la metáfora perfecta del padre consumidor.
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No solo Argenis no encaja con lo que se espera de un hijo de revolucionario, sino que tampoco encaja con el ideal de artista de esta época. La pintura es vista como algo pasado de moda, “una artesanía en desuso”. Todos estos elementos generan empatía en el lector frente al antihéroe, en un libro redondo, lleno de detalles a los que se vuelve una y otra vez. Una buena noticia: no será la última vez que sepamos de Argenis, pues la autora ya ha adelantado que trabaja en una tercera novela en la que también será el foco de atención.
Hecho en Saturno
Rita Indiana
184 páginas
$12.900