Rodrigo Mundaca se alista a su primer paso para convertirse en gobernador regional, cuando este fin de semana enfrente las primarias del Frente Amplio por Valparaíso.

Conocido por su activismo en la zona, buscará un cupo y por eso en la previa de las votaciones, habló con El Desconcierto sobre sus ideas, preocupaciones y proyectos.

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La ciudadanía reconoce en tu figura un fuerte activismo en torno al problema del agua en la región, especialmente visible en la provincia de Petorca. Cuéntanos un poco de eso, ¿cómo te acercaste a ello y cuánto tiempo llevas en esta lucha?

Soy agrónomo de profesión, con especialidad en agricultura orgánica. Desde mi labor profesional hace más de veinte años que me ha tocado recorrer los campos de la zona central del país y ver cómo se ha transformado el paisaje producto de la sobreexplotación de los suelos y las aguas por parte de las grandes empresas agrícolas que terminan acaparando y concentrando la riqueza de estos territorios.

Hace más de una década en la provincia de Petorca, junto a cientos de campesinos, comenzamos a agruparnos y denunciar el robo de agua y las injusticias que vivían producto de la expansión del monocultivo de paltos. Desde allí ha comenzado un camino sin retorno, en el que hemos visto en todo el país que el problema del agua tiene sus bases en un modelo de despojo que privatizó las aguas y los bienes naturales comunes, para generar plusvalía para las grandes empresas, lo que a su vez ha generado decenas de conflictos socioambientales y ha fragilizado la vida de las comunidades.

Conflictos socioambientales que bajo el modelo de desarrollo imperante en nuestro país siguen profundizándose.

Sin lugar a dudas. Las bases de la desigualdad y la injusticia en nuestro país se relacionan con un modelo de despojo que privatizó los bienes comunes y ha permitido la acumulación sostenida de riqueza de los principales grupos económicos, a costa la explotación intensiva e irracional de bienes naturales comunes: suelos, agua, minerales. Todos los conflictos socioambientales que hay en el país se relacionan con el modelo de desarrollo y están anclados en la arquitectura constitucional y jurídica, que le entrega el poder a los privados para que éstos inviertan, poniéndolos por sobre las personas y comunidades.

Por tu reconocido trabajo en este ámbito, la gente de la región hubiese esperado te presentaras a la convención constitucional, sin embargo, elegiste la postulación a Gobernador Regional ¿por qué esta opción?

No fue una decisión individual. Soy parte de un movimiento. El Movimiento de Defensa por el Agua, la Tierra y la protección del Medioambiente, MODATIMA. Allí, luego de una discusión intensa me propusieron asumir este desafío, ya que nosotros/as declaramos la importancia de disputar los territorios y ejercer otra forma de poder, demostrar que se pueden hacer las cosas de forma distinta. Nadie se esperaba que disputásemos la gobernación regional, pero comprendemos que estamos comenzando un proceso de descentralización, que por primera vez en la historia será electa la máxima autoridad regional y desde allí aspiramos a liderar el proceso de descentralización en Chile. Pero también queremos reorientar el rumbo de la región y cambiarle la cara a tantas décadas de gobiernos concertados que han servido los intereses de los poderosos.

Dentro de este proceso de descentralización, ¿cuáles son las principales oportunidades y desafíos que implicaría la gobernación para abordar los temas territoriales y socioambientales de la región?

Dado el contexto de vulnerabilidad, despojo y deterioro de las condiciones ambientales de la región de Valparaíso, la pérdida de biodiversidad y los graves conflictos por el agua a partir de un modelo de privatización y mercantilización de las fuentes y gestión de las aguas en Chile, nuestro objetivo es poner en el centro de la política pública de una futura gobernación regional el medio ambiente, el agua y la protección de la biodiversidad.

En relación a la escasez hídrica, propondremos la creación de una oficina hídrica regional, compuesta de un equipo de profesionales expertos en planificación y desarrollo, para que, en conjunto con las municipalidades, podamos enfrentar las problemáticas actuales y futuras. De esta manera, las políticas públicas poseen una marcada orientación regionalista, pero con un enfoque local que permita abordar los problemas particulares de cada comuna.

En cuanto a las llamadas Zonas de Sacrificio, es imprescindible hacer una gestión política inmediata para el cierre de las termoeléctricas a carbón y mejorar la gestión en fiscalización y seguimiento de parámetros que alteren la calidad de vida de los habitantes del territorio, afectado por esta grave problemática ambiental. Se debe exigir estándares para alcanzar infraestructuras sustentables. En este sentido, crearemos una Unidad de Fiscalización que actúe y aborde multisectorialmente los problemas (Gore, Municipio, Conaf, SISS, DGA), con un equipo de expertos, que tenga a disposición fiscalizadores 24/7, con el objeto concurrir a las denuncias efectuadas por la comunidad.

Además de esto, hemos insistido en la necesidad de encabezar la lucha por profundizar la descentralización, porque en Chile tenemos un proceso trunco e incompleto de descentralización. Eso implica que se formule una ley de rentas territoriales para que la riqueza producida en el territorio quede en las distintas comunas de la región y que hayan mecanismos de equidad en su distribución.

¿Crees que estos procesos de descentralización incompletos fortalecerán una mayor participación de la ciudadanía en las decisiones que le importan?

Evidentemente, en Chile hay un proceso de descentralización incompleto, porque Chile es un país extremadamente centralista, tanto en términos políticos, como económicos. No solo las grandes decisiones se toman en Santiago, sino que la riqueza de los territorios también se va a Santiago. Las comunas del rechazo pueden tener hasta 10 veces más presupuesto per cápita que una comuna de nuestra región. Las desigualdades son tremendas y eso afecta la democracia y la participación de la gente. En Chile no solo tenemos una descentralización a medias, sino una democracia a medias, que concentra las decisiones en la casta política, que ha profundizado el modelo y ha gobernado para una minoría que concentra la riqueza y el poder. Por eso, un proceso de descentralización debe entregarle el poder a las y los ciudadanos, asegurando mecanismos de participación directa en la toma de decisiones, de manera de terminar con los cerrojos que impuso la dictadura para que el pueblo delibere y participe activamente en la política.

Considerando la aguda crisis social y política del país, la región de Valparaíso enfrenta también graves problemas económicos, sanitarios y de empleo, entre mucho otros. En este contexto de urgencia, ¿cuáles son sus propuestas concretas de cara a estas elecciones de gobernador regional?

Tenemos un programa de base, que es público y que presentamos ante el Servel, el cual tiene 10 ámbitos para cambiar nuestra región, en temas tan importantes como salud, educación, conectividad, infraestructura, etcétera. Pero, hemos decidido centrar los esfuerzos en tres ejes que a nuestro juicio son urgentes. Primero, la recuperación y reactivación económica, pensando en las personas que han perdido sus empleos y necesitan sustento material. Eso sí, no cualquier reactivación económica, sino una que ponga en el centro el desarrollo económico y social sostenible. Un nuevo gobierno regional debe construir una nueva racionalidad en lo económico, lo social, lo ambiental y lo cultural con el objetivo de dinamizar las prácticas económicas en diversas esferas del proceso productivo y reproducción de la vida. Buscamos dinamizar una estructura heterogénea de actividades económicas desde y para los territorios, promoviendo un anclaje de sistemas territoriales de innovación.

Un segundo eje es la situación del derecho a la vivienda y la ciudad. A nivel nacional, la región de Valparaíso es una de las que cuenta con mayor cantidad de campamentos. Según el catastro nacional de campamentos se pasó desde el 2011 al 2019, de 146 a 181 campamentos en la región de Valparaíso. Los campamentos son una nítida expresión de la desigualdad en la falta de acceso a viviendas dignas en las ciudades de la región, y esta realidad la vivimos en toda la campaña, porque nos tocó recorrer los campamentos de San Antonio, Valparaíso, Viña del Mar, entre muchos otros. Para eso, se requiere una planificación regional de los territorios y movilidades. Apostaremos a crear una unidad especializada de espacio y vivienda que articule los aspectos técnicos y administrativos con otros organismos del estado en el área de vivienda para revisar directamente las soluciones a los campamentos y la calidad de vida en ellos. Pero también es necesario apoyar todo lo que contribuya a fortalecer el tejido social, comunitario y organizacional en los campamentos, reconociendo el trabajo de las mujeres dirigentes y sus múltiples roles en la historia y construcción de ciudad.

Finalmente, un tercer eje es el de medioambiente, agua y biodiversidad. Hemos repetido desde hace mucho tiempo que la región de Valparaíso concentra la mayor cantidad de conflictos socioambientales del país. Tenemos las mal llamadas Zonas de Sacrificio, despojo del agua por los monocultivos, proyectos de torres de alta tensión, presión de los holdings inmobiliarios por adueñarse de las ciudades y un largo etcétera. Por eso, vamos a crear un equipo asesor de expertos en materia medioambiental cuyas funciones sean el análisis de los monitoreos de índices de contaminación, la creación de estrategias para la preservación de las escasas áreas protegidas y la determinación de los nuevos espacios regionales que deban ser resguardados legalmente. Pondremos especial énfasis en la evaluación de proyectos de alto y mediano impacto para los territorios y las comunidades, que pudieran afectar al medioambiente. Crearemos una oficina hídrica para articular con los municipios acciones para enfrentar el despojo y la escasez de agua. Y por supuesto, daremos una dura batalla para el cierre de las termoeléctricas a carbón, el cambio de la matriz energética, la recuperación del agua y el proceso de descentralización.

Para terminar, de llegar a la Gobernación de Valparáiso, tu reconocido activivismo y trabajo como dirigente social pasará a una gestión mucho más política, de búsqueda acuerdos y consensos que permitan logros concretos ¿cómo te ves en ese cambio de rol?

Como movimiento no nos preocupa que se pierda la figura de dirigente social. Representamos al pueblo y hemos luchado por terminar con el modelo de desarrollo del neoliberalismo y contra el abuso de los poderosos. En el lugar que estemos, sea en el movimiento social, sea en la institucionalidad política, seguiremos defendiendo a las mayorías sencillas que su voz no es escuchada y seguiremos apostando, con todas nuestras fuerzas, por desmontar el modelo de despojo impuesto a sangre y fuego y profundizado por todos los gobiernos posteriores. Por supuesto, mi candidatura y el programa que la avala se está construyendo sobre una base social mucho más amplia que el activismo medioambiental, estamos confluyendo con el mundo sindical y rural, con los estudiantes y movimientos feministas, entre muchos otros.

Con todo, creo que lo más importante de este cargo, es que por primera vez podremos tener la figura de un gobernador regional que defienda a las personas desde la cabeza de la región; mi compromiso más férreo es que me pondré al servicio de las luchas del pueblo.