Sobre las últimas expulsiones a migrantes: una nueva cortina de humo

Sobre las últimas expulsiones a migrantes: una nueva cortina de humo

Por: Eduardo Cardoza | 05.10.2020
Apenas el 0,7% de la totalidad de personas migrantes se encuentran procesadas y encarceladas. Podríamos preguntarnos, ¿por qué ese interés criminalizador hacia los migrantes, desde los medios y las comunicaciones oficiales, si realmente es tan marginal?

Lord Ponsoby escribió, por 1928, que cuando se declara una guerra la primera víctima es la verdad. En Chile, el gobierno declaró el año pasado una guerra a un supuesto ejército imaginario y extranjero y a una revuelta social verdadera que supo gritarle en la cara que no estaban en guerra. El miedo cambió de bando. Pero el poder mató la verdad y pasó lo que pasó y duele tanto.  Hasta hoy la verdad está ausente en muchos episodios que esperan justicia.

El manejo comunicacional falaz ante el agotamiento de los recursos discursivos convincentes de cara a una población harta de abusos lleva al Ejecutivo a elegir que gobernar sea dictar y usar la fuerza sin responsabilizarse de las consecuencias. Por ello se dice una cosa y se hace otra. Se sacrificó la verdad para salvar lo que es impopular.

En Chile hay muchas órdenes de expulsión contra extranjeros que no son ejecutadas desde hace mucho tiempo, muchas de ellas generadas por las irregularidades del mismo sistema administrativo que jamás se puso metas de tiempos para realizar los trámites. Hay visas definitivas que están esperando desde 2014, con prórrogas repetidas interminables de las temporarias y sin solución.

Es por eso que sorprende el show mediático con poco más de medio centenar de expulsiones ocasionadas por hechos recientes y vinculados a la revuelta social. Hace un par de semanas, se mostraron hechos, de relativa importancia, vinculando un delito a la migración por la nacionalidad de alguno de sus participantes. Una vez más se les otorgaron titulares sobredimensionados sacrificando la verdad: apenas el 0,7% de la totalidad de personas migrantes se encuentran procesadas y encarceladas. Podríamos preguntarnos, ¿por qué ese interés criminalizador hacia los migrantes, desde los medios y las comunicaciones oficiales, si realmente es tan marginal?

Por otro lado, ¿por qué ahora? La respuesta es porque estos tiempos en el Senado se trata el proyecto de Ley de Migraciones y hay que “motivar” a la opinión pública y a los senadores para que recorten más y más los derechos de los migrantes al punto de constituirlos en seres de segunda categoría.

Seguramente van a intentar llevar la discusión a si está bien o no la expulsión, intentando acusar a los defensores de los derechos humanos de proteger el delito y así criminalizar más la migración. La metodología es conocida: como la gente no conoce las dinámicas migratorias es fácil que crea lo que le dicen, sin darse cuenta que también generan una cortina de humo frente a los fracasos en el manejo de la pandemia.

Estas expulsiones son parte de una puesta en escena porque antes fueron las expulsiones masivas, que se supone eran individuales, como los vuelos “humanitarios” en los que se llevaba personas a sus países donde vivirán quizá en peores condiciones e impidiéndoles volver por 9 años como si fueran delincuentes.

Es preocupante ese manejo intimidatorio hacia los parlamentarios, que no es el primero, pues ya le pusieron apellidos estigmatizadores a visas, ya consideraron a las víctimas de tráfico de coautores del delito, siempre manejando la migración como la perversión total. “Uno ve las cosas como uno es”, me señalaba una persona mayor, “quizás en los políticos que más estigmatizan a la migración haya porcentualmente más problemas con la justicia que entre las comunidades migrantes”, agregaba convencido.  Capaz que sea así.