“Predistribuir los recursos institucionales, los recursos externos y los recursos internos serían la clave para revertir la desigualdad”, señaló Borja Barragué, Doctor en Derecho por la Universidad de Deusto y en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid, en el conversatorio organizado por la Fundación Socialdemócrata.

En la ocasión, Barragué hizo alusión al economista francés, Thomas Piketty, quién sostiene en su libro “El capital en el siglo XXI”, que “olvidamos que los grandes éxitos del siglo XX en la reducción de las desigualdades, pero también en el crecimiento económico, se obtuvieron reequilibrando los derechos del propietario con los del asalariado, el consumidor. Se hizo circular la propiedad”.

Frente a ello, Borja Barragué sostuvo que “cuanta más desigualdad hay en una sociedad, más predecible será el futuro de los niños. Si queremos meritocracia es fundamental que exista un Estado de Bienestar, ya que es la forma de corregir estos errores”.

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Sin lugar a dudas, uno de los motivos detonantes y que propició el estallido social del 18 de octubre pasado, donde el slogan fue: “No son 30 pesos, sino que 30 años”.

En “Larga Vida a la Socialdemocracia”, el Doctor en Derecho por la Universidad de Deusto y en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Madrid, destaca que las causas fundamentales son los cambios provocados por la globalización y la polarización de los mercados de trabajo.  “Estamos frente a la disyuntiva de modificar los conceptos básicos de la justicia social”, que según el autor, “han marcado la deriva ideológica de la socialdemocracia”.

La desigualdad y el estancamiento de la forma de vida de la clase media ha provocado insatisfacción. Muchas familias tenían unas expectativas de vida –también para sus hijos– y no las han visto satisfechas. La clase media se está estrechado y a las futuras generaciones les va a costar cada vez llegar a serlo. Frente a ello, Barragué señaló que “el rol de la educación pública es fundamental. Se debe contar con una educación pública potente y que permita igualar las condiciones desde temprana edad”.

Finalmente, Borja Barragué concluyó señalando que hasta fechas muy recientes, la desigualdad era analizada como un problema de injusticia. “El consenso en la economía y la filosofía normativa era que la desigualdad es justa cuando obedece a factores que quedan bajo nuestro control (esfuerzo), pero injustamente cuando se debe a circunstancias que no controlamos (raza, sexo, lugar de nacimiento, ingresos de nuestros padres, etc)”. Y según él, se debe a nuestro propio “Voto de ignorancia”.