Análisis | Los árboles de crecimiento más rápido terminarán favoreciendo la crisis climática
Hace tiempo se sabe que algunas especies arbóreas de crecimiento rápido, como las coníferas de regiones frías, tienen una existencia más corta; lo que no se sabía era que el impacto de las condiciones más cálidas puede estimular el crecimiento de estos árboles a medida que se acelera el calentamiento global.
Así lo reveló un nuevo estudio publicado recientemente en la revista “Nature Communications”, un estudio cuyos resultados indican que la relación entre un crecimiento más rápido y una existencia más corta parece darse en las especies arbóreas en todas las latitudes.
Roel Brienen, profesor de geografía en la Universidad de Leeds y autor principal del artículo, señala que: "En un análisis global nos sorprendió descubrir que estas relaciones son increíblemente comunes. Ocurre en casi todas las especies que vimos, incluyendo árboles tropicales".
Los árboles que crecen más rápido en condiciones más cálidas alcanzan antes su tamaño máximo, lo que parece aumentar su probabilidad de morir, porque suelen ser más vulnerables a variables como la sequía, las enfermedades y las plagas. Cuando los árboles mueren, devuelven su carbono almacenado gradualmente, en forma de metano, un gas de efecto invernadero.
Esto implica que muchos modelos estándar de cambio climático que utilizan plantaciones forestales como sumideros de carbono, para absorber CO2 producido por la quema de combustibles fósiles, es probable que sobreestimen sus beneficios.
En este sentido, el estudio sugiere que aunque las plantaciones futuras puedan crecer más rápido a medida que aumenten las temperaturas, también podrían almacenar menos carbono ya que los árboles morirán antes.
"Nuestros hallazgos indican que los árboles de crecimiento más rápido presentan condiciones que los hacen más vulnerables, mientras que los árboles de crecimiento más lento tienen atributos que les permiten persistir", dice Steve Voelker, del departamento de biología ambiental y forestal de la Universidad Estatal de Nueva York, coautor del estudio. Y agrega que: "Es probable que las tasas de absorción de carbono de los bosques estén en declive, porque los árboles persistentes y de crecimiento lento están siendo reemplazados por árboles de crecimiento rápido pero vulnerables".
David Lee, profesor de ciencias atmosféricas de la Universidad Metropolitana de Manchester, que no participó en el estudio, señala que: "Actualmente, los modelos climáticos del sistema de la Tierra predicen la continuación o los aumentos en el tamaño de los sumideros de carbono de los bosques y este estudio muestra lo contrario, que el aumento del CO2 compromete los bosques como sumideros de carbono ... La idea de que las emisiones basadas en combustibles fósiles puedan ser compensadas plantando árboles o evitando la deforestación realmente no está a la vanguardia del escrutinio científico".
Sin embargo, Keith Kirby, ecologista forestal de la Universidad de Oxford, señala que los resultados no niegan el valor de manejar los bosques para evitar la crisis climática. "No podemos depender tanto del mayor crecimiento por hectárea para mantener y mejorar el potencial de fijar carbono en los bosques, ya que esto puede compensarse al desacelerar la deforestación y aumentar la expansión de superficies con bosques, donde se pueda hacer de forma sustentable".
Para el estudio, el equipo internacional de científicos analizó datos de más de 200.000 muestras de anillos de árboles que representan 110 especies, en todos los continentes, excepto África y la Antártida. Encontraron que un crecimiento más rápido estaba relacionado con una existencia más corta en árboles de la misma especie, y en diferentes especies, y no dependía del clima o del suelo.
Los investigadores también llevaron a cabo una simulación computacional con datos del abeto negro (Picea mariana), para ver qué impacto tendría un crecimiento más rápido en el almacenamiento de carbono. Los resultados muestran que la mayor tendencia a extinguirse de los árboles al crecer más rápido puede reducir la capacidad de los bosques globales para absorber y almacenar CO2, a medida que aumentan las temperaturas.
Manejar y preservar los bosques existentes es una de las formas más importantes para evitar los peores impactos de la crisis climática, y como hay estudios que muestran que los bosques están sufriendo por el impacto de las sequías y por el aumento de la temperatura, es fundamental mantener y proteger los bosques nativos chilenos que ya tienen una gran cantidad de carbono almacenada tanto en los árboles como en el suelo que protegen.