Análisis | Ciudades con y post COVID-19: 18 medidas, tres “palancas” para movernos en la dirección correcta
Aprendizajes claves para volver a convivir con y post Covid
Con un semestre de experiencias e investigaciones intensas sobre el Coronavirus y COVID-19, entendemos mucho más el virus — y cómo modificar nuestros sistemas de vida, para recuperarnos como barrios, territorios y país.
¿Qué es lo que sabemos hasta ahora?
- Qué la infección vuelve y, aunque hay esperanzas, también hay muchas dudas sobre la eficacia de las posibles vacunas;
- Qué más allá de su eficacia, surgen dudas relevantes acerca de la posibilidad de lograr las pruebas y cubrir un porcentaje suficiente de la población mundial, en un plazo corto o mediano, como pide mucha gente;
- Qué la obesidad puede aumentar el riesgo de morir de Covid en un 48%, haciendo urgente no solo permitir que las personas salgan de sus casas, sino reorganizar la ciudad para una vida mucho más activa;
- Qué no es solo anécdota, efectivamente los 19 países dirigidos por mujeres han reaccionado mejor, básicamente poniendo el CUIDADO por sobre el dinero, estrategia que — curiosamente — está permitiendo que las economías también se recuperan con mayor rapidez.
Además, sigue robusta la evidencia de que
- los contagios se producen principalmente en interiores, especialmente oficinas, fábricas, discotecas y otros espacios cerrados, con una circulación insuficiente para detener la acumulación de una carga viral suficiente para contagiar;
- entre en 40-45% de contagios son de personas sin síntomas o quienes aún están desarrollando síntomas, así que solo tomar la temperatura no es suficiente para prevenir la infección;
- qué las mascarillas son más efectivas de lo que se creó originalmente, reduciendo no solo la expulsión del virus por alguien contagiado, con, pre-sintomática o sin síntomas, sino que además efectivamente previenen en un grado relevante el contagio, y donde ocurre, pueden reducir la carga viral recibida, y por lo tanto la gravedad de la enfermedad;
- realizar actividades al aire libre es lo más seguro, y si se combina con actividad física ayuda a reducir factores de vulnerabilidad para la salud en general y también para el Covid19;
- es imposible volver a abrir negocios y escuelas si las estrategias de trazado no están funcionando en un nivel muy importante.
En Chile, además,
- tenemos evidencia puntual de medidas efectivas de prevención, como el CESFAM de Providencia que informa pocos casos entre sus trabajadores de salud y ninguna muerte, con testeo mensual y las medidas de protección ya reconocidas;
- mucho impulso para retomar actividades económicas para evitar problemas peores; y
- las tasas de contagio y muerte entre las más altas del mundo (ver tabla abajo), lo que aconseja una prudencia mucho MAYOR.
Familias disfrutan en el Parque Forestal. Foto: Agencia Uno.
Los datos que faltan: ¿por qué no tenemos estudios chilenos a esta altura?
Tal como los epidemiólogos siguen criticando las falencias en los datos oficiales, para les urbanistas y otres que estamos siguiendo impactos socio-ambientales empiezan a surgir vacíos graves y preocupantes en los datos. A diferencia de Canadá, Europa, Korea o incluso EEUU, no estamos viendo estudios del proceso de contagio en sí.
Mientras, la evidencia mundial indica que el transporte público juega un rol mínimo en contagios, especialmente en buses bien ventilados (recuerden que las puertas abren y cierran en cada paradero). Además, el contagio no se reparte parejamente entre lugares y personas, sino que son personas “super contagiadoras” en lugares encerrados, sin buena ventilación, las que contagian más. Algunas estimaciones indican que un 10% de estas son responsables de un 80% de las infecciones.
Esta podría ser una buena noticia, ya que si tuviésemos un buen sistema de trazado, ayudaría a aislar rápidamente situaciones de contagio. Pero en Chile, los medios enfocan la “movilidad” como si este fuese el culpable. En realidad, según la evidencia de otros países, la movilidad no es una causa sino una correlación — algo que ocurre junto con situaciones de contagio — ya que para que personas super-contagiadoras lleguen a contagiar tienen que moverse, y preferentemente llegar a lugares donde contagian a mucha gente. Y las condiciones que siguen produciendo mayores contagios son lugares cerrados con un publico importante, como raves u otras fiestas grandes, matrimonios, oficinas y plantas manufactureras.
¿Qué hacer, entonces?
A esta altura, tenemos harta evidencia para comenzar a co-crear sistemas de vida de cuidado mutuo, en tiempos con COVID-19 y, eventualmente, esperamos, post-Covid también. Pero no estamos viendo medidas bien fundamentadas en nuestro país aún. Comienzan a surgir preocupaciones por el efecto del aislamiento, especialmente en niñes sin escuelas y adultos mayores, a veces sin contacto con nadie, pero las medidas gubernamentales priorizan a las empresas y actividades económicas. Dicotomía que llama la atención, puesto que ¿cómo vamos a tener una economía sana sin gente sana?
Así lo han entendido Corea del Sur y Canadá entre otros países (tabla), cuyos indicadores tanto de salud como económicos han sufrido, pero siguen entre los mejores del mundo.
Lejos del poder centralizado, los municipios chilenos comienzan a liderar la aplicación de medidas que realmente permitirían retomar las actividades en estas nuevas condiciones, algunas con más preocupación por el medio ambiente, otros con menos.
En este sentido no solo París, sino Rancagua sigue liderando, con medidas para facilitar la caminata y el pedaleo como medidas fundamentales de movilidad en calles y lugares neurálgicos. Al mismo tiempo, como Laboratorio de Cambio Social hemos tenido contacto con las municipalidades y/o actores locales de Renca, Recoleta y Bellavista Providencia, donde una alianza de residentes y comercio busca reponer la actividad en el barrio, minimizando daños actuales por Covid19, pero también las anteriores, por abuso de alcohol, estacionamientos y velocidades desmedidas, y destrucción del patrimonio.
De estas búsquedas, surgen medidas coherentes con la evidencia y con las necesidades y posibilidades de estos territorios, en tres ámbitos estratégicos, que bien combinados, se potencian entre sí (figura Estrategias).
Figura, Estrategias para responder integralmente a los desafíos de cuidado, de salud, del comercio y de aprendizaje cívico que necesitamos para sobreponernos a los desafíos del COVID-19. Al combinar las medidas justas, se puede lograr mucho más y mejores impactos con las inversiones que, sin duda, son necesarias.
1. Prevención y cuidado de la salud de la población, urge:
- Retomar y expandir a más sectores y más días de semana, actividades como la CicloRecreovía, que convierten las calles en parques, plazas públicas pero también en conectores sanos y abiertos para que la gente realice sus actividades de compras y otras relacionadas;
- Eliminar el estacionamiento y el tráfico por barrios residenciales y generar horarios diferidos para que puedan salir adultos mayores, niñes y el resto de la población de una forma ordenada, con mascarilla y distanciamiento, que permite ir interiorizando las nuevas medidas necesarias de la salud, antes de emprender regresos a las escuelas y otras actividades;
- Implementar políticas públicas de bicitaxis y programas como Bicicletas sin límite de edad que permitirían salidas y reencuentros con la ciudad y la población, minimizando riesgos y maximizando los beneficios para la salud mental y física;
- Crear escuelas de barrio al aire libre, en calles, plazas y otros sectores, para entregar almuerzos, y seguir educando en habilidades sociales y otras, sin arriesgar las vidas de les niñes y la salud de nuestras familias con escuelas encerradas, sin garantías de buena circulación del aire;
- Reconocer formalmente, como ya lo hace la constitución actual, el derecho a la expresión, la manifestación y la protesta, generando modelos de espaciamiento y otras precauciones para permitir que siga actividades cívicas;
- Crear y aplicar un riguroso y transparente sistema de monitoreo que permite identificar contagios rápidamente, con auditorías independientes que incorporan expertos y organizaciones ciudadanas, que pueden garantizar su credibilidad.
2. Comercio local y metropolitano:
- Fomentar políticas de capacitación y contratación locales, para reducir viajes, fortalecer vínculos y aumentar la resiliencia de los barrios frente a más brotes de pandemia, movimientos de protesta, y otras situaciones disruptivas;
- Prioridad a las Ferias Libres, mercados y otras instancias que funcionan al aire libre o con buena circulación natural del aire, ya que existiría menos posibilidad de contagio. Esto requiere darles más pistas para mantener el distanciamiento entre caseros, caminantes, ciclistas y sistemas de carga;
- Prioridad a la reapertura de Parques, Plazas y Plazuelas por la misma razón;
- Coordinación con la salud (especialmente CESFAM) para realizar testeo de Covid regularmente, entre las personas que atienden locales, para identificar puntos de contagio;
- Reabrir actividades como restaurantes, comida callejera, galerías de arte, teatro y similares al aire libre, cuidando el distanciamiento, facilitando y premiando la llegada a pie, en bicicleta o transporte público;
- Priorizar a restaurantes y actividades DIURNAS por sobre las nocturnas, para limitar el sobreconsumo del alcohol y los comportamientos nocivos incluso en tiempos normales, y más aún ahora en tiempos de covid19 y crisis climá
- No volver a abrir actividades como la venta de alcohol sin acompañamiento de alimentos, y no volver a abrir discotecas, sí aplicar medidas y buscar zonas sin residentes apropiados para realizar actividades de baile con distanciamiento, al aire libre y con cierre temprano, para evitar rebrotes masivos.
3. Gestión de movilidad, educación cívica y medioambiente:
- Invertir en sendas de urgencia y redes caminables, cicloviales y de ecosistemas, para mejorar los impactos ambientales del transporte, mitigar impactos ambientales, generar conectores ecosistémicos y privilegiar a modos que además aumentan la salud y la resiliencia frente a la enfermedad y otros problemas de la crisis climática;
- Establecer programas para incentivar el cambio de bicicletas diésel a eléctricas, especialmente para tareas de logística;
- Priorizar programas participativos para re-verdecer calles con árboles y otras especies que refuerzan la biodiversidad, cobijan especies diversas, reducen la isla de calor y ayudan a depurar el aire, ya que la contaminación de partículas y otros favorece la gravedad de la pandemia;
- Priorizar la entrega de comodatos y otras modalidades para devolver estacionamientos, sitios eriazos y zonas residuales a las juntas de vecinos y otras organizaciones, para facilitar la creación de huertas de todo tamaño que mejoran la salud, la biodiversidad y proporcionan un porcentaje relevante de hierbas y verduras frescas, sin viajes motorizados ni gastos prohibitivos;
- Crear programas para capacitar y financiar iniciativas de bicilogística — carga y transporte de personas — con criterio de género, y electro-asistidas, para asegurar la plena integración de las mujeres en estos servicios de cuidado, y reintegrarlas en un trabajo con horarios flexibles y que permite funcionar cerca de la casa.
Fuente: Ranking ordenado según total de casos para cada millón de personas, según cifras de Worldometer, para países principales del mundo, eliminando países con números muy pequeños, incompletos o con datos incoherentes entre sí, situación que sugiere problemas de recolección de datos más que una estimación del estado de la pandemia en su territorio.
Lake Sagaris. PhD Planificación urbana y comunitaria, Profesora Ingeniería de Transporte e investigadora Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (CEDEUS), Centro de Excelencia en Transporte Rápido BRT+, Pontificia Universidad Católica de Chile.
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