ME-O reaparece en medio de debate sobre retiro de 10% de pensiones:

ME-O reaparece en medio de debate sobre retiro de 10% de pensiones: "Todos los que estuvimos contra las AFP hemos pagado costes altísimos"

Por: Meritxell Freixas | 17.07.2020
El ex candidato presidencial se ha dejado ver en los últimos días en entrevistas y matinales, coincidiendo con el caluroso debate en torno al retiro del 10% de las AFP. En conversación telefónica con El Desconcierto, previa a la votación del miércoles, habla sobre ese proyecto, los próximos desafíos electorales y su rol en el grupo Puebla, que integra con otros líderes del progresismo latinoamericano.

En plena discusión sobre el retiro del 10% de las AFP y luego de un largo tiempo apartado de las cámaras, el ex candidato presidencial del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami (ME-O), ha vuelto al ruedo de la contingencia política chilena. Esta semana ha participado en entrevistas y matinales para opinar sobre la actualidad nacional, y ha trascendido su tenso intercambio con el senador Andrés Allamand, en el que lanzó duras críticas a la gestión de la pandemia por parte del gobierno.

Su reaparición pública coincide no solo con un momento especialmente agitado de la actualidad política nacional, sino también con el primer aniversario de la creación del Grupo Puebla, integrado por representantes del progresismo latinoamericano y nacido para hacerle el contrapeso al Grupo de Lima, exponente, junto con Prosur, de la derecha regional.

En entrevista telefónica con El Desconcierto, ME-O aborda tanto el contexto nacional como la realidad latinoamericana que ha dibujado esta pandemia. A pocas horas de la votación clave por el retiro de fondos de pensiones de este miércoles, aborda la relevancia del proyecto, su situación judicial, y las estrategias de cara a las contiendas electorales venideras. Sobre el rol que pretende adoptar en estos procesos, asevera: "No tengo intención de ser candidato ni en el corto ni en el mediano plazo, aunque nunca hay que decir nunca jamás".

-¿Qué le parece la estrategia del gobierno, sobre nuevas propuestas para la clase media?

La propuesta de retirar el 10% no es la mejor, pero es una respuesta a la mezquindad del gobierno y al abuso de las AFP. Estamos avanzando hacia un cambio muy profundo de la Constitución y el sistema económico que tiene como pilar a las AFP y que representan la mitad de la economía de Chile. Los primeros en proponer el retiro del 10% no fuimos nosotros, fue Piñera, su partido, en 2002; su amigo, el ministro de Hacienda Büchi, que para reconstruir tras el terremoto en 1986 quitó el 10% a los jubilados. Ellos fueron los primeros en asumir la necesidad de retirar el 10% para financiar políticas públicas.

-Ahora han trascendido los vínculos del ministro de Hacienda, Ignacio Briones, con la AFP Capital en 2016.

El que lleva adelante el debate sobre las AFP era funcionario de las AFP y ningún medio de los convencionales usó como titular ese dato, para que los chilenos puedan decidir si es buena o mala una propuesta respecto también de los conflictos de interés. [...] Lo doloroso es que quienes durante años lucharon para llegar a este punto pagaron con su honra. Todos los que estuvimos contra las AFP hemos pagado costes altísimos por ir contra los más poderosos, es David contra Goliat. Ahora, por fin, la mayoría de Chile asumió su poder y es muy fascinante esta fuerza popular que se hace cargo de un cambio del sistema previsional, que implica un cambio en el sistema económico.

-¿Se ha sentido perseguido, de alguna forma, por haber dado esa pelea contra las AFP?

Totalmente. Tuve once fiscales arriba mío. Seis años después no hay una sola prueba de ningún delito. Algunos de los fiscales que me persiguieron hoy trabajan con Piñera. De doce causas tengo diez sobreseídas. Me quedan dos, bueno una y media porque la del avión se reconoció que no había condición delictiva.

-¿La que tiene pendiente es por la rendición de los recursos de su campaña de 2013 en el Servel [por presunta financiación electoral con recursos de la constructora OAS sin declarar]?

Sí. Son cinco boletas por $300.000 de gente que ni siquiera conozco, que no he visto en mi vida y que ellos han declarado no conocerme. Los otros son asesores míos de toda la vida, como Marcos Ortiz, y se inventan que esta gente no habría trabajado para mí. A mi juicio, hay razones extrajudiciales que tendrán que ser aclaradas donde corresponde, no en un diario, sino en un juicio. Soy el único candidato presencial de la historia de Chile al que se le juzga a él y no se investiga ni se cita a su administrador electoral. A Piñera, a [Evelyn] Matthei, a [Michelle] Bachelet, a todos se interrogaron a los administradores electorales porque la ley dice que los candidatos no tienen responsabilidad penal puesto que las rendiciones las hacen los encargados que por ley se determinen. No interrogaron al administrador electoral de mi campaña y el único investigado y acusado soy yo. Eso es una anomalía que está fuera del Estado de derecho. Después de seis años muy duros, por fin, voy a tener un juicio. Alguien tendrá que explicar por qué en la campaña de 2013 se me acusa sólo a mí, porque el caso Bachelet, en el que hay irregularidades flagrantes, está prescrito. ¿Por qué Evelyn Matthei, quien [en la campaña presidencial de 2013] usó un avión privado de una minera, no lo declaró, y la fiscalía la sobreseyó en dos semanas?. Por qué en mi caso se perseveró seis años en una investigación y filtraciones a la prensa y se terminó reconociendo después de cinco años que, en realidad, en el tema del avión no había condición delictiva.

-¿Qué alianzas electorales observa para las contiendas que se vienen?

He decidido hablar poco en el debate cotidiano y voy a ser prudente. Veo muchas oposiciones: una científica-académica, la oposición de la Mesa Social, el Frente Amplio (FA), a la Concertación y a nosotros. Nosotros somos aliados del Partido Regionalista, PC y también de algunos partidos que se fueron del FA. Las oposiciones tienen que estar dispuesta a sacrificar algo para que haya unidad para [las elecciones a] gobernadores, alcaldes, presidente, etc. y para dar un cambio robusto en para la constituyente.

-¿Ve alianzas con el Frente Amplio?

Veo una Concertación que hoy día no son ni únicos ni primeros, pero son más parecidos en términos políticos y electorales que otras coaliciones. Veo, por ejemplo, a Álvaro Elizalde disponible, y veo menos disponible a Heraldo Muñoz, pero espero poder convencerle que tratar de defender el legado de la Concertación no alcanza para el cambio de 2021. Veo a un FA cometiendo el mismo error mío en 2010: creyendo que a la Concertación hay que derrotarla, arrastrarla y eso es un error porque sigue siendo parte de la historia de Chile, tiene redes y está en los territorios. El FA no termina de asimilar que todas sus promesas de pureza y novedad, no eran. No eran nuevos ni puros, y también tienen cicatrices. Esa es la política, el arte de luchar por el poder, no es un colegio. Y, en tercer lugar, nosotros también somos un grupo imperfecto y también golpeado, que vuelve a crecer pero no es la primera fuerza de Chile. Si el PRO es capaz de ser un Caballo de Troya para la constituyente y que llegan candidatos sociales a través de nuestro partido y somos menos arrogantes; el FA sale de su idea de arrastrar a la Concertación, y la Concertación asume que Chile está en un punto nuevo, todo eso abriría un diálogo en la Mesa Social y con el mundo académico, y podríamos generar una mayoría gigantesca. Estamos en un gran momento para la oposición, pero un mal momento para Chile. La cosa es cómo hacer que un gran momento para la oposición sea, también, un gran momento para Chile y eso pasa por la unidad, es la condición esencial para el cambio. Mi propuesta es que haya primarias. Si en su defecto, por razones prácticas, no se pueden celebrar las primarias, tengamos un acuerdo por omisiones, a eso apunto con los sacrificios.

-¿Por ejemplo?

Nosotros somos muy fuertes en Bío Bío y menos fuertes en otras regiones: busquemos una fórmula para que tengamos prioridad en donde nosotros somos fuertes y tenemos liderazgos anclados y ellos [tengan prioridad] en otros [territorios]. Hay que buscar acuerdos realistas y posibles.

-¿Tiene intención de ser candidato a la constituyente?

No, no seré candidato a nada. No tengo ninguna aspiración. Gané elecciones, perdí elecciones, soy un buen demócrata. Valoro mis triunfos y reconozco mis derrotas. No tengo intención de ser candidato ni en el corto ni en el mediano plazo, aunque nunca hay que decir nunca jamás. Pero no, no seré candidato.

"La ideología de derecha explica el fracaso continental de la pandemia"

-¿Qué balance hace de un año del Grupo de Puebla?

Nació como un grupo de reflexión y acción progresista, no ecuménico, de hombres y mujeres libres, con cicatrices, con convicciones, que han estado en el poder, que están en el poder y que estarán en el poder. Son animales políticos. Ha crecido mucho: tiene 100 líderes de 17 países que han venido a ocupar un vacío en el debate continental. Si bien no pretendemos superar a nadie y vemos con buenos ojos al Foro de Sao Paulo, es un grupo que con su velocidad, sus propuestas y acciones ha demostrado que el progresismo es capaz de renovarse, de ser imaginativo.

-La semana pasada se reunieron para conmemorar un año de existencia y preparar una agenda progresista para superar la pandemia. Según el FMI, la caída en la economía de Latinoamérica será de 9,4 puntos. ¿Dónde se pondrán los focos para paliar eso?.

La economía mundial ha mostrado niveles de desarrollo inéditos en lo tecnológico y científico, pero también un nivel de concentración casi caníbal y con fallas de mercado gravísimas. En Latinoamérica, producto de la llegada de gobiernos conservadores, entre otras razones, se cayó en una crisis de seguridad, de paz, de narcotráfico, de corrupción, de productividad, y de pobreza. Lo que planteamos nosotros fue un nuevo orden económico mundial, poniendo en jaque a la deuda asociada al sistema financiero. Planteamos la necesidad de repensar el comercio intrarregional, la coordinación y cohesión continental y recuperar influencia en los grandes debates. Durante la pandemia hemos propuesto una moratoria de la deuda, el acceso de la vacuna universal, la necesidad de reactivar la coordinación entre gobiernos y la necesidad urgente de que las relaciones en pandemia entre gobiernos sean más ideológicas y más políticas.

-En esta pandemia se ha visto precisamente mucha descoordinación entre los países de la región y una competencia (también en el mundo) por obtener ventiladores, remedios…

Sí, en América Latina, en la pandemia, las fronteras se cerraron una por una sin que nadie se coordinara, ni siquiera entre países vecinos. Esta crisis tiene tres grandes peligros continentales para América Latina y el Caribe. Uno es romper las cadenas de valor, te demoras mucho en recomponerla; la economía de escala, que aprendimos que dependemos de los chinos; y como los grandes mercados donde vendemos nuestros productos (soya argentina, carne paraguaya, cobre chileno, gas boliviano…) van a tener que aumentar el mercado intrarregional. En estos tres factores hay que tener la coordinación máxima y no la mínima, que es lo que hace equivocadamente Prosur, que no ha sido capaz de articular una sola política común. Hay una evidente derrota del aislacionista y de los que creían que que cada uno tenía que atender solo sus necesidades. Solamente la ideología de derecha explica el fracaso continental en esta pandemia. Es cierto que es un virus difícil, pero a este virus le agregaron la ineptitud ideológica.

-Si la pandemia hubiese ocurrido en un contexto similar al de hace siete u ocho años, cuando había mayoría de gobiernos progresistas en la región, ¿el resultado habría sido distinto, entonces?

Claro. La Unasur tenía una coordinación regional de todos los ministerios de Salud. Aquí las diferencias ideológicas son salvajes: como tú eres de otro partido, desarmo Unasur, debilito Celag, disuelvo el Mercosur.

-Cuando en Argentina, Alberto Fernández ganó las elecciones hubo cierta esperanza del progresismo latinoamericano por el efecto del nuevo eje formado junto con Andrés Manuel López Obrador, en México, para contrarrestar los efectos del eje formado por Bolsonaro y Trump. Sin embargo, esta esperanza no ha sido tal. Hemos visto a López Obrador muy cercano con el gobierno de Estados Unidos. ¿Qué opina al respecto?

Creo que el eje Bolsonaro-Trump está debilitado. EE.UU. perdió su relevancia a manos de los chinos y Brasil, que era el gran articulador continental en términos geopolíticos, es un país más de la región. Ambos han perdido mucho protagonismo y tendrán que dar muchas explicaciones por ser los dos países con más contagios del mundo. Sí comparto la premisa sobre el rol de México, aunque yo soy más generoso que muchos de mis compañeros progresistas. Entiendo lo que hace AMLO. Desde Chile nosotros podemos hacer todas las críticas, pero no tenemos consecuencias tan feroces como las que padece inmediatamente México, que tiene mil kilómetros de frontera con Estados Unidos. Piñera se pelea con los chinos: se acaba el mayor comprador de cobre del país.

-¿Cómo evalúa el rol del grupo de Puebla durante el estallido social de octubre? Había un encuentro que celebrarse Chile y se suspendió por la situación interna. ¿Fue suficientemente activo o implicado en lo que ocurrió en el país, como en otros conflictos regionales como en Bolivia o Ecuador?

En enero, ayudamos a organizar un seminario fundamental sobre derechos humanos, vino el juez Baltasar Garzón y hace dos meses o tres organizamos un encuentro de la unidad de la centroizquierda. El Grupo Puebla no tiene vocación intervencionista, al revés. Es extremadamente respetuoso de los procesos internos. El presidente afirmó que sus informes de inteligencia le confirmaban la intervención extranjera en las protestas, pero eso fue una gran mentira, fue un gran irresponsable. Han pasado diez meses, ¿donde están las pruebas?