Pensiones: al servicio del capital, sin el aporte del capital
Juan Sutil, presidente de la CPC y representante del empresariado, señaló estar en desacuerdo con el retiro del 10% de las cuentas individuales administradas por las AFP. Su argumento: los fondos de la AFP son un bien sagrado. En buen chileno, los fondos se miran, pero no se tocan.
Curioso, puesto que en el país los empresarios no aportan un solo peso al ahorro de las cuentas individuales. Desde la creación del sistema, en 1981, no se contempló el aporte patronal considerado desde hace 68 años como un estándar mínimo por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). De acuerdo al convenio Nº102, el aporte patronal debería ser al menos equivalente al aporte de quien trabaja. Como es en Alemania, por ejemplo, donde el empleador aporta un 9%. O en Francia, donde el 11,2% de aporte del trabajo se complementa con un aporte patronal del 16,3%, o en Suecia, donde este aporte llega al 10,2% del salario, 9,15% en Japón, 8% en Dinamarca y un largo etcétera. En Chile este aporte es 0%.
Recién el año 2008 se inició una minúscula participación del empresariado en la seguridad social, mediante el seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS) al que aporta un 1,53%.
¿Por qué entonces el representante de los empresarios –que no aportan ni un solo peso a las cuentas individuales- nos puede decir qué hacer y qué no hacer con los fondos? Esto es así pues aunque la propiedad de lo ahorrado en estas cuentas “es” de las y los trabajadores, quienes han dispuesto de estos fondos para su capitalización han sido las grandes empresas y la banca.
A comienzos de este año (febrero 2020), un conglomerado como el Grupo Luksic recibía inversiones de los fondos de AFP por un monto cercano a los 8 mil millones de dólares (US$7.877 millones de dólares); US$4.731 millones de dólares se encontraba invertido en el Grupo Matte; US$2.774 millones de dólares en el Grupo Solari. Los Grupos Paulmann y Angelini también se encuentran en la lista de empresas en que se invierten los fondos de AFP, con US$2.537 millones y US$2.221, respectivamente. Los mayores 30 grupos económicos del país concentraban US$43.170 millones de dólares y un conjunto de 10 bancos privados, recibían US$38.325 millones de dólares. Las empresas y la banca, se capitalizan y disponen de los fondos, a cambio de una rentabilidad que en teoría aportaría a pagar mejores pensiones.
El uso del fondo y los beneficios de su circulación en el mercado financiero, supuestamente favorecerían a las y los cotizantes; no obstante, el sistema de AFP es incapaz de pagar pensiones suficientes y sus resultados sólo empeorarán en el futuro. Con la reforma del gobierno, que aumentaba la cotización en 6 puntos porcentuales, apenas se aseguraba que el nivel de pensiones se mantuviera igual. Hoy, sin un aporte adicional, los resultados serán aún peores y el sistema de cuentas individuales seguirá condenado al fracaso como sistema de pensiones y al éxito como mecanismo de acumulación por desposesión.
En mayo de 2020, se pagó más de 1 millón de pensiones de vejez, de las cuales el 50% no logró superar los $150 mil pesos como pensión autofinanciada. Un 31,4% de los hombres entre 61 y 65 años tiene menos de 10 millones de pesos en su cuenta individual. El caso de las mujeres es más complejo, pues un 63,8% de las mujeres entre los 56 y 60 años de edad no supera los 10 millones de ahorro. En promedio, un ahorro de $20 millones en la cuenta individual equivale a $40 mil pesos aproximadamente. Estos bajos montos dan cuenta de un “sistema de pensiones” que sin recibir el aporte del capital, se ha puesto a servicio del capital. Mientras los fondos sigan siendo un bien sagrado de la gran empresa, será imposible el pago de pensiones suficientes.