VIDEO| Alfredo Castro: “Con La Loca del Frente viví seis semanas de locura, furor, amor y pasión en mi propio organismo”
“Yo no tengo amigos, cariño. Tengo amores”.
Alfredo Castro pidió incluir ese texto en el guión de Tengo miedo torero, película del director Rodrigo Sepúlveda basada en el libro de Pedro Lemebel. La frase, que no aparece en la novela, no deja de emocionar al actor. El vínculo de Castro con el proyecto se remonta quince años atrás, cuando el propio Lemebel lo llamó a un bar en el barrio Lastarria para entregarle en vida el personaje.
“¿Qué como me llamo? La cuando no, la cuando nunca, la siempre en Domingo, la Teté, la Totó, la Milú, la Chumilú. Pero para ti yo no tengo nombre”.
Esa declaración de amor le dispara La Loca del Frente a su esquivo amante, un revolucionario que planea el asesinato de Pinochet en 1986.
“Si algún día hacen una revolución que incluya a las locas, avísame. Ahí voy a estar en primera fila”, se despide el personaje, mientras suena la canción Libre, de Paloma San Basilio.
-¿Por qué Lemebel emociona y remece?
-Estoy impresionado y conmovido con el tráiler. Para mi personaje me sustenté en un texto hermoso de Lemebel que no está en la novela pero que incorporé al guión: “La pasión me ha calado hasta los huesos, pero si hay algo que me va a quedar debiendo la vida, es el amor que inventó para otros”. Esa confesión privada, triste y fundamental, tan íntima, me nutrió. Quizá por eso emociona. La novela es una historia de amor, como le dijo Bolaño a Lemebel cuando leyó el libro.
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-Lemebel no tuvo miedo, fue radical, rebelde, activista y luchó por cambios sociales estructurales.
-Lemebel es su obra y su obra es él, es su cuerpo, su físico, su estética, sus tacos, su voz, sus entrevistas. Lo que escribe es lo mismo que habla y viste. El fue obra en vida, siempre radical. Nació en la vulnerabilidad y se hizo muy violentamente. A Pedro se le debe mucho, fue punta de lanza. El decía: “yo no luché tantos años para que los maricones se vengan a casar ahora”, pero si hoy los jóvenes pueden vivir de forma más libre es gracias a personas como Lemebel.
-El personaje de la Loca del Frente parece muy orgánico y humano ¿Cómo fuiste urdiendo su sensibilidad y tejiendo su fisonomía?
-La Loca del Frente estuvo seis semanas en mi sangre, esa es mi única forma de trabajar, metabolizar el personaje. Con La Loca del Frente viví seis semanas de locura, furor, amor y pasión en mi propio organismo. Filmamos el año pasado en julio, con frío, grados bajo cero, con minifalda, a poto pelao. En la película hay un desate erótico y seducción, seducción, seducción, una palabra que describe a Pedro profundamente, en la que está todo su deseo. Leí la novela mil veces, leí el guión mil veces y La Loca del Frente no es Lemebel. Él describe al personaje como una vieja sin dientes, con poco pelo, canoso, desteñido. No es Lemebel, aunque todos los personajes tienen algo de su autor, están al filo. En la ficción, todos los autores son sus personajes y no.
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-¿Cómo recuerdas tu relación con Lemebel?
-Amor y odio. Un día me llama por teléfono y me dice que me invita a su programa de radio. Me dijo: “te invito porque mi mamá te ama, ve todas tus teleseries”. Fue un hermoso programa. Otra noche me citó en un bar en Lastarria y me dijo: “tú tienes que ser la Loca del Frente y tú la vas a hacer”. Nos tomamos como cinco pisco sour. La Loca del Frente es un regalo, lo mejor que me ha pasado y se lo agradezco a Lemebel.
https://www.youtube.com/watch?v=n8ABKp9Tucc