SERIES| El Pre$idente: Sergio Jadue y el engaño monumental del fútbol
El Presidente es un sólido relato entre dramático y satírico sobre la corrupción que toma como base el escándalo de arreglos, coimas, amenazas y un largo etcétera de delitos de cuello y corbata cometidos por la FIFA en la más completa impunidad por cuatro décadas. Algo que era un secreto a voces, pero que el Gobierno de Estados Unidos desenmascaró luego de una larga investigación que reveló las millonarias estafas, fraudes y lavado de dinero de una nada despreciable cantidad de dirigentes deportivos.
En la serie, coproducida por la productora chilena Fábula de Pablo y Juan de Dios Larraín, la argentina Kapow y la compañía francesa Gaumont, el centro de toda esta enmarañada mafia de miles de millones de dólares es Sergio Jadue, interpretado por el colombiano Andrés Parra (El Patrón del Mal, Sitiados, El Comandante), un “pez fuera del agua”, aunque con mucha ambición, que al convertirse en presidente del fútbol chileno accede a las más altas cúpulas de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Es así como Jadue, de transar con las presiones, amenazas y trampas de potrero de las dirigencias locales, da un salto cuántico al ingresar a los círculos más cerrados y corruptos del fútbol mundial, protegido por el todopoderoso amo de la CONMEBOL por 35 años, el argentino Julio Grondona (Luis Margani), quien desde el más allá narra el levantamiento, auge y caída del calerano.
Llena de flashbacks y raccontos para explicar con lujo de detalles los sucesos (reales y ficticios) que convirtieron a Sergio Jadue de un héroe pueblerino al hombre más odiado por la hinchada de la “Roja”, El Presidente dista de ser un biopic. Eso le brindó una libertad envidiable a los cerebros detrás de la serie para jugar con la idiosincrasia del chileno, perfilar correctos estereotipos que esquematizan el funcionamiento de la mafia del fútbol y construir con ello una narración sólida que nos lleva a cuestionarnos a nosotros mismos, tal como especula Grondona en uno de sus monólogos: el engaño monumental del fútbol existe porque hay millones de hinchas que se dejan engañar.
El argentino Amando Bó, guionista de González Iñárritu en Biutiful y Birdman (por la que ganó un Oscar), y el chileno Rodrigo Fluxá, se tomaron muy en serio no hacer un guión serio y terminan dibujando en este Jadue de ficción a un chileno promedio que siempre trata de jugar a ganador aunque en general termina perdiendo; un siervo que intenta fingir que es el patrón, que ansía el poder pero que no sabe cómo manejarlo una vez que lo tiene en las manos, sumergiendo al espectador en el comidillo de la corruptela de la FIFA y la CONMEBOL, la misma podredumbre que está enquistada en la política, las policías y las empresas a los largo y ancho de América Latina. Las reglas de este juego sucio son las mismas para todos, y su destino trágico, también.
El reparto multinacional de El Presidente está a la altura del desafío que plantea la construcción de la historia en sí. En primer lugar, Andrés Parra, que nos ofrece una brillante interpretación del exmandamás del fútbol chileno. La impostación de la voz, los tics, expresiones, movimientos y look de Jadue son precisos y contribuyen a hacer creíble la historia, incluso en los momentos más íntimos o hilarantes de su vida, echándose al hombro el peso de una serie que logra sostener ocho capítulos en base a su figura. Un tipo soberbio, ambicioso y ególatra, aunque al mismo tiempo inocente, desprolijo y obnubilado por el poder y el dinero, apuntalado por las pretensiones arribistas y el fuerte carácter de su esposa Nené, rol en el que calza perfectamente la actriz mexicana Paulina Gaitán (Diablo Guardián, Narcos).
A Parra y Gaitán (que sorprenden por su correcto acento español-chileno) se suma un personaje que es pura ficción, la agente Lisa Harris que es quien logra que Jadue se convierta en el “topo” que ayudará al FBI a destapar los turbios negocios del fútbol mundial. Una brillante interpretación de la actriz azteca Karla Souza (Niño Santo, How to Get Away with Murder) completa el triángulo de protagónicos que sostienen la serie mediante diálogos y acciones sumamente ágiles, muy distantes de la lentitud pasmosa y los manierismos telenovelescos que buena parte de las series latinoamericanas todavía no se pueden quitar de encima y que se ven reflejados en algunos de los actores y actrices (la mayor parte de ellos chilenos) que complementan el elenco con desiguales desempeños, entre ellos, Alberto Ajaka, Luis Gnecco, Anita Reeves, Jaime Omeñaca, Katyna Huberman y Cristóbal Tapia Montt.
De ahí que el arco que dibuja el personaje de Parra se haga tan atractivo e intenso, aunque como en Titanic, sabemos cuál será el trágico final del seudohéroe. Y eso es sumamente interesante porque tampoco hay ninguna intención de hacer un lavado de imagen a pesar de la humanidad que se le imprime a Jadue: es, de comienzo a fin, un tipo que si ve la oportunidad de sacar una ganancia lícita o ilícita, no dudará en hacerlo. Y si bien sus acciones en momentos caen en la comedia absurda que saca justificadas risas, también nos hace mirar con cierta incomodidad cómo cada uno de nosotros es capaz de normalizar la corrupción sin importar el nivel de nuestras vidas en que esta se manifieste. Y peor todavía, lo dispuestos que estamos a participar de ella o de hacer la vista gorda. Y esa es la moraleja que deja El Presidente… bueno, si es que la televisión aún nos puede dejar alguna.
Disponible en Amazon Prime Video.