"Mientras se evaluaba un posible retorno a clase, estábamos incubando el peak": El impacto de la comunicación del Gobierno en el aumento de contagios
La sensación de control de la pandemia que hasta hace poco había logrado transmitir el Gobierno se ha diluido. Hasta finales de abril, el aumento diario de los contagios había sido más o menos estable (y esperable). De 400 a 500 nuevos casos diarios, no más que eso, en lo habitual. Así llegamos a la famosa “meseta”, como bautizaron las autoridades al tramo de línea recta que se empezó a dibujar en la curva de contagios. El Ministerio de Salud (Minsal) se confió y este jueves el titular de su cartera, Jaime Mañalich, ha reconocido que ha tenido que diseñar “un adelantamiento de la respuesta” que tenía prevista para junio para enfrentar el incremento de contagios. Pareciera que los gestores de esta crisis no sabían que en algún momento llegaríamos a un peak que podría provocar el colapso del sistema sanitario. “El gran Santiago entra en cuarentena tras inesperado salto de contagios”, titulaba este jueves en portada La Tercera.
La supuesta sorpresa con las cifras llegó este miércoles, con 2.660 contagios –un aumento de 8% sobre el total– y se repitió este jueves con casi la misma cifra. El subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, descartó que exista correlación alguna entre los aumentos de casos reportados y los llamados a la 'nueva normalidad' por parte del Gobierno. Tampoco su homóloga de Salud, Paula Daza, quiso ahondar en las causas: “No quiero hacer un análisis de lo que se dijo o lo que no se dijo”, señaló, para después llamar a “hacernos cargo todos juntos de esta situación”.
Un manejo "equivocado"
Académicos, académicas y expertos, en cambio, discrepan de esta mirada de las autoridades sanitarias. Consideran que en el camino hasta el peak, que se proyectó inicialmente para finales de abril, ha habido mensajes que han confundido a la ciudadanía y que le han hecho creer que estaban en un escenario de pseudoseguridad. El virus tiene un período de incubación de 15 días, por eso este es el plazo para la cuarentena obligatoria de las personas contagiadas. Así, los casos que actualmente están apareciendo son los que se remontan al feriado del 1 de mayo. El otro momento en el que la curva se disparó, cuando creció a casi 1.000 casos, se registró a finales de abril y estaría relacionado con el llamado a la “nueva normalidad” que lanzó por primera vez el Gobierno 15 días antes. Luego de ese domingo 19 de abril, se vino el retorno de los funcionarios públicos a sus puestos de trabajo, los rumores sobre una eventual apertura de los colegios, la reposición de las cirugías ambulatorias y el anuncio de apertura de los malls –y el intento de ello en Apumanque–.
“Hay relación entre los contagios y lo ocurrido dos semanas antes de que suban”, asegura la Muriel Ramírez, epidemióloga y directora de magíster en Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica del Norte y miembro del directorio de la Sociedad Chilena de Epidemiología (Sochepi). Considera que el aumento de los últimos días se produce por “un relajo previo” durante el feriado del 1 de mayo en el que hubieron vistas entre familiares y salidas de la región que "aumentaron el contacto social". Opina que este último salto "se acumula a un aumento previo", ocurrido a finales de abril. “La carga viral en la comunidad ya era alta y eso produce un contacto mayor”, afirma la experta.
La transmisibilidad, es decir, la velocidad a la cual se propaga el virus, ha aumentado. Lo dice Matías Goyenechea, salubrista y director de la Fundación Creando Salud. “Esto tiene relación con el relajamiento que hace la autoridad cuando llama a las personas a tomarse un café y habla de una ‘nueva normalidad’ cuando no estaban las condiciones para eso”, expresa. Apunta al "equivocado" manejo de la comunicación de riesgo del Gobierno, y señala: “Si se transmite que el virus se está controlando la población actuará en consecuencia”. A su juicio, estamos ante “la crónica de una situación anunciada” porque, dice, desde finales de abril se deberían haber tomado medidas “más enérgicas”, pero en ese momento el Gobierno “no actuó”.
“Mientras se evaluaba un posible retorno de los niños a clase, estábamos incubando el peak en el que estamos ahora”, sentencia Patricio Meza, vicepresidente del Colegio Médico. Recuerda que “se sabía que eso venía y los datos mostraban que los casos estaban subiendo en forma exponencial". E insiste: “Si lo sabían, hablar de 'nueva normalidad', abrir centros comerciales o pensar en vuelta a clase fue un error”. Según él, si la comunidad se relajó, podría atribuirse a que el mensaje de la autoridad hizo creer que “estamos en una situación de pseudoseguridad”. Y añade: “El éxito o fracaso de una política pública depende de lo que haga la autoridad sanitaria”. Pese a que menciona, también, los hechos que han sido “responsabilidad” de la gente, como las fiestas masivas, considera que el mensaje de los gobernantes tiene que ser “único, categórico, permanente y consecuente con la realidad que vive el país”. Y precisa: “Nos interesa que se entienda el mensaje y no estar discutiendo sobre el mensajero que lo entregó”.
[caption id="attachment_368364" align="alignnone" width="1024"] Línea de tiempo / Twitter, publicado por el usuario @martinvinacur[/caption]
Aumenta la velocidad de transmisión
El virólogo Gonzalo Barriga, del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, también cree que hay “algún impacto” en los datos que tiene que ver con los hechos ocurridos hace dos semanas. Pero pone énfasis en que ese aumento se ha producido, también, en otros países, como China. “Parecía que se estabilizaba [la curva], pero pasó una semana y se duplicaron los casos también allí”, comenta. A su parecer, en ese incremento han influido, además, factores como el aumento en el testeo. “Desde hace dos o tres semanas se activaron laboratorios universitarios, que antes no estaban porque solo había clínicas y hospitales”. Ahora son 41 centros de análisis. “Eso tiene que influir”, asevera.
El salubrista Matías Goyenechea reafirma que cuantos más exámenes se tomen, más nuevos casos se sumarán, sin embargo, asegura que esta “no es la causa” del alza de personas infectadas. “Si uno testea más, encontrará más, pero con el mismo número de test, además, hay más personas contagiadas”, afirma. Eso tiene que ver, dice, con la presencia del virus en la población. Ese dato se mide con el índice de reproductividad de virus (ROe) y tiene que ver con la velocidad de reproducción. Sostiene que la velocidad de contagio aumentó al producirse un traslado de la propagación en zonas más vulnerables: “Los determinantes sociales que operan en estas comunas hacen que el virus se transmita más rápido porque hay hacinamiento en los hogares o no se puede elegir quedarse en confinamiento porque hay necesidad de ir a trabajar”.
La doctora Muriel Ramírez es partidaria de considerar ese indicador (ROe) en vez de los nuevos casos diarios para evaluar las medidas que habrá que ir tomando a futuro en la gestión de la pandemia. Regiones como Atacama, Coquimbo y Aysén son las que tienen los niveles con R0e más altos, según estudios de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile.
Al borde del colapso
En dos semanas más van a disminuir los casos si se respeta la cuarentena masiva que empieza a partir de este viernes. Más de siete millones de personas estarán confinadas. Sin embargo, los próximos días los casos nuevos seguirán incrementando porque veremos la radiografía de hace dos semanas. “El colapso en el sistema de atención va a venir sí o sí, porque estos casos ya no se previeron; llegamos tarde”, expone la doctora Muriel Ramírez.
Para Goyenechea, el incremento de contagios se traducirá en una “carga asistencial muy alta”. Según sus explica, entre 10% y 12% de los casos han requerido hospitalización en alguno de los niveles. Eso significaría, por ejemplo, que de 1.000 nuevos casos en un día, al menos 100 necesitarán servicios de red asistencial. “Eso se va acumulando”, subraya. “Si en una semana sumamos casi 10.000 casos, otra 10.000 casos más, vamos a tener 2.000 personas en 15 días que van a requerir hospitalización”. Y aclara: “No tenemos la capacidad sanitaria para recibirla”.
La subsecretaria Daza insistió este miércoles en que el sector de salud público “ha sido fortalecido con 4.000 funcionarios, 8.000 camas y que se ha duplicado el número de ventiladores”, pero según la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva, el nivel de ocupación de las camas UCI a nivel nacional es de un 78% y en la Región Metropolitana llegó al 93%.
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Las marchas atrás del Gobierno
Paula Daza reconoció que las cuarentenas han funcionado en ciudades de provincia como Chillán o Temuco, pero que el caso crítico ha sido la Región Metropolitana. También lo dijo el ministro Mañalich, quien atribuyó su fracaso en la RM a que “la conducta de las personas, una vez que había un levantamiento de las restricciones, no fue la deseable” y habló de “falta de confianza recíproca”, con la gente.
La fórmula que se aplicó en Chile no se había utilizado en ningún otro país de la misma manera. Se hizo para evitar así la temida parálisis de la economía. A pesar de que voces expertas –como el Colegio Médico– insistían en instaurar la medida (acompañada de otras políticas públicas que permitieran dar seguridad para permanecer en los hogares), el Ejecutivo la dejó para último momento. “La ciudad debería haberse cerrado a finales de abril”, opina Goyenechea. “Las cuarentenas ‘dinámicas’ fueron muy focalizadas y no fueron medidas enérgicas; en los lugares donde no hay cuarentena se desbordaba y aumentaba la tasa de contagio”, añade.
La epidemióloga Muriel Ramírez se muestra dudosa ante la efectividad de los confinamientos selectivos: “Las comunas en la gran ciudad están interrelacionadas y la gente se sigue moviendo de una a otra; además hubo un abuso de salvoconductos”, argumenta. Añade que las limitaciones del transporte público para la distancia social o las circunstancias sociales de las personas (de vivienda, trabajo, etc.) pueden hacerlo “más complejo”.
A lo largo de estas semanas, la cuarentena total en la RM no ha sido la única medida sobre la cual el Gobierno ha tenido que recapacitar o dar marcha atrás. El domingo se retiró el polémico carnet COVID: “Se nos ha hecho ver que podría desencadenar un problema de discriminación bastante severo”, dijo Mañalich. Otro cambio fue de relevancia fue la forma de contabilizar a las personas fallecidas. Si bien al incio se incluyeron dentro del registro de los recuperados –“porque ya no pueden contagiar”, dijo el ministro– luego salió a desdecirse. Algo similar ocurrió con el recuento de los casos asintomáticos, cuando empezaron a aparecer en los informes diarios del Minsal y la autoridad decidió no incluirlos en la suma de contagiados. “Es evidente que uno puede equivocarse”, se disculpó.
“La cuarentena de siete días producirá una baja en el número de personas infectadas, pero lo que ocurra luego dependerá de la siguiente medida que se aplique”, advierte Patricio Meza. En la escalada que empieza a atravesar el país, el peso de los desaciertos contará y la posibilidad de convertirlos en aprendizajes, también. Mientras, el doctor Meza advierte: “Mayo será uno de los meses más duros”.