Lectora de noticias de CHV con coronavirus: "Lloré mucho cuando llegué a la UCI"
Carolina Vera es la típica persona de la que no se esperaría tener malas noticias. No, al menos, al nivel de las que ella misma lee cada fin de semana en el noticiario de la hora de almuerzo de CHV, casa televisiva de la periodista que acaba de ser dada de alta tras dos días en la UCI en la UC, que ella misma se encarga de relatar para El Desconcierto, tras contagiarse de coronavirus.
Desde su descanso obligado en su domicilio, la profesional de las comunicaciones nos cuenta vía WhatsApp la trastienda del virus que la mantiene alejada de sus labores diarias.
"Acá, más o menos", contesta cuando le preguntamos cómo se siente. Es una pregunta obligada, que cuesta formular cuando sabemos que los últimos días han sido más bien complejos para el país y, en particular, para quienes han sido contagiados con el COVID-19, como Vera.
"Me dieron de alta hace un ratito (...) Bueno, a cualquiera le puede tocar", agrega, excusándose de hablarnos vía mensaje de audio. "No puedo, me ahogo muy fácilmente", comenta antes de iniciar el relato de su inolvidable última semana.
"Volví y me fui de inmediato a cuarentena a mi casa, eso fue el miércoles 25", cuenta Vera, aludiendo al viaje que hizo en el contexto de "unos días de vacaciones en Cuba".
El problema, explica, fue que tuvo que cambiar su ticket de regreso: "no pude volver por mi ruta, que era Perú, por el cierre de fronteras. "Entonces conseguí un vuelo por México. El martes 24 estuve todo el día en el aeropuerto, despachando para el canal y haciendo entrevistas de los chilenos que estaban varados allá. Yo creo que ahí me contagié, porque en mi viaje estuve casi sola".
Sobre lo mismo, agrega que ese día en México estuvo "entrevistando gente y de un lado para otro en un aeropuerto con cero medidas (...) Ahí me pude haber contagiado".
"Llegué y de inmediato a mi casa. El sábado me empecé a sentir mal y el domingo peor. Ahí me fui a la urgencia de la Católica", cuenta.
Respecto de su sintomatología, recuerda que primero tuvo "dolor de cabeza y cuerpo", que sentía "mucho dolor", que estaba "descompensada". Hasta ahí ella pensó que era todo soportable, aunque ya en su cabeza se había instalado la idea de tener COVID-19. No solo por el viaje y lo que involucró su regreso, sino por cómo se sentía.
"Y el domingo (fue) peor, pero se sumó la fiebre. Ahí me fui a urgencia. Ya había perdido el olfato y el gusto también", dice, admitiendo que el cuadro no le permitía pensar en otra alternativa. "Los síntomas eran evidentes".
"Me hicieron el examen y me vine a mi casa con paracetamol cada ocho horas y mucho líquido. Empecé a sentir que no respiraba bien, pero esperé. El jueves en la noche ya no podía respirar y tenía un fuerte dolor en el pecho. Ahí volví a la urgencia, me hicieron un scanner y tenía los pulmones complicados", dice Carolina, dejando claro que su condición de salud empeoró en cosa de horas. "Ese jueves me dejaron hospitalizada. Con analgésicos y monitoreo".
Carolina, aclara, no alcanzó a presentar un cuadro grave: "no, no necesité oxígeno. Lograron estabilizarme con remedios, pero estaba en el punto en que te mejoras o empeoras y por eso toman todas las precauciones para evitar lo complejo y te mantienen en UCI".
"De ahí me dejaron en otro sector para gente con coronavirus, pero ya no UCI. Me monitoreaban a cada rato. (Me tomaban la) temperatura, presión, saturación y me hacían exámenes para ver el nivel de inflamación de los pulmones. Como eso fue disminuyendo, hoy decidieron darme de alta", comenta la periodista de 36 años.
Sobre qué comentaban los médicos a su alrededor, qué cosas escuchó estando internada, Carolina cuenta que el COVID-19 se trata de "una enfermedad nueva, que ellos mismos aprenden sobre la marcha, que te puede dar independiente de la edad, que todos los organismos reaccionan distintos".
"Escuché mucho y leí en Twitter que decían que a los jóvenes no les pasa nada", dice, poniendo como evidencia su propio caso. "Yo soy joven, no tengo enfermedades y, de verdad, he sufrido mucho. Ahora mismo no puedo hablar sin cansarme o marearme. Me falta el aire, pero estoy en un nivel normal, tendré que mejorar de a poco", pormenoriza.
"Espero que nadie pase por esto, créeme que los dolores son horribles. Esto no es un resfrío común. Quizás tienes la suerte que te dé leve, pero también te puede pasar como a mí y pasarlo muy mal", comenta Vera, tratando de entregar un mensaje a quienes aún no dimensionan el daño que puede causar el coronavirus.
Carolina también relata que llegó a pensar en consecuencias peores que amenazaran su vida. "Cuando estás ahí, con todo un equipo médico alrededor tuyo, te mueres de susto. Lloré mucho cuando llegué a la UCI, (estaba) conectada con cables y monitores. Yo no era un caso grave, porque hay gente que está con ventilación mecánica, pero eso no lo sabes hasta que los médicos te examinan y te dicen tranquila, que de esta vas a salir", confiesa desde su descanso a horas de su regreso a casa.
Antes de poner fin a nuestra conversación, se refiere a quienes se han tomado la pandemia y las restricciones derivadas de ella, como una posibilidad de ir a tomar sol a la playa, una escena que se ha repetido durante las últimas semanas. "Me parece de una inconsciencia brutal que existan personas que no crean que esto les puede pasar", dice sorprendida.
Por último, y en relación a las medidas que ha tomado el Ejecutivo para frenar el acelerado brote del coronavirus en Chile, su opinión es clara. "No hay medidas que valgan, si la gente no toma conciencia. Puedes prohibir todo, disponer de todo, pero si la gente no le toma el real peso a esta enfermedad, no hay medidas que permitan parar el contagio. Esto requiere de medidas eficientes, pero la base está en tomar conciencia y cuidarse", concluye.