Esmeralda Arosemena, presidenta de la CIDH, constató la dispar justicia en Chile: "Tenemos que garantizar que las leyes sean iguales para todos"
Y dijo Esmeralda Arosemena:
"Quiero pedir un minuto de silencio, como un homenaje que debemos hacer hoy a las víctimas, dedicando hoy nuestro informe a las familias de los fallecidos, a los heridos, a los detenidos, a las violadas, a los que han perdido el importante sentido de la vista. Y mi reconocimiento a los jóvenes, a los estudiantes, que han dado, con su voz, muestra de que tenemos, empoderados nuestros muchachos y muchachas, la expectativa de una lucha por la transformación de las sociedades: sociedades más justas, más equitativas, procurando igualdad, respetando la dignidad de todos, sin exclusión alguna. Un minuto de silencio a quienes hoy les debemos estar aquí".
El salón sudamérica del hotel Intercontinental se enmudeció. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) comenzaba de esa forma a dar cuenta de las más de 20 recomendaciones que pudo concluir, a modo de informe preliminar, durante los seis días que estuvieron en Chile.
Parte del itinerario que cumplieron tuvo que ver con reuniones con víctimas de traumas oculares, de violaciones sexuales, vejámenes diversos, como también con representantes del Instituto Nacional de Derechos Humanos, de la Defensoría de la Niñez, de la Defensoría Penal Pública, entre otros. Así construyeron su categórica sentencia: en Chile se vive una grave crisis respecto a los derechos humanos.
La presidenta de la Comisión, la panameña Esmeralda Arosemena (abogada, cientista política, licenciada en filosofía, letras y educación, especializada en familia y niñez, académica de la Universidad de Panamá, magistrada de la Corte Suprema de Justicia, y más) conversó con El Desconcierto e hizo el desglose de lo que le tocó ver y escuchar durante su paso por Chile.
—Hubo situaciones durante su estadía que también cuestionaron el actuar de la policía: Jorge Mora, hincha de Colo-Colo, quien fue atropellado hace unos días y que parecieran mostrar cierta indiferencia al trabajo de la misma CIDH. ¿Qué le pareció esa situación?
"Chile está viviendo hoy día una crisis social muy dura, muy grave, donde hay una actitud, una posición ciudadana de demandar derechos, de reclamar, de exigir una respuesta a las instituciones, al Estado y a las autoridades. El desarrollo de nuestra semana de visita fue de manera pacífica, no tuvimos ningún obstáculo, pero veíamos con una gran preocupación esta sensación de los ciudadanos que sus respuestas no llegan, que sus demandas no están atendidas y que están en posición de exigirlas. Las autoridades tienen que tomar en cuenta esta realidad. No se pueden desatender. El concepto de derechos humanos proviene de alguien que tuvo la voluntad de exigirlos, y hay que pelearlos. Las expresiones de esta demanda son las que las autoridades tienen que atender, entender también las razones para saber el clamor ciudadano".
—Esmeralda, puso énfasis también en las leyes que se están tramitando que podrían criminalizar la protesta. ¿Por qué hay que poner especial énfasis a eso?
"La situación es: cómo, frente a una misma norma, la autoridad judicial como el Ministerio Público, frente a un mismo hecho delictivo, la respuesta para unos es de una forma y para otros, otra. Eso pasa con la criminalización, eso es criminalizar: ¿por qué para mi posición, por qué mi reclamo lo enfocas como hecho delictivo? La interpretación de la norma no puede ser ni descresional, ni arbitraria, sino legítima".
—Pareciera que en Chile se encarcelara la pobreza. No sé si usted lo escuchó en las conversaciones.
"Si, así es. Tenemos que garantizar que las leyes sean igual para todos".
—¿Ustedes vieron que no eran iguales para todos?
"Fue parte de lo que recibimos en los testimonios que recibimos en las protestas. Por eso las normas deben tener una redacción clara que no de lugar a una interpretación arbitraria. Ese es un principio del derecho penal: las leyes penales tienen que ser claras, específicas, para evitar discrecionalidad y que la justicia es selectiva".
—¿Qué fue lo que más le impresionó de la visita?
"Es la posición de los adolescentes, para bien y para mal. Los estudiantes de los colegios secundarios. Una fuerza en la que expresan su reclamo, pero no solo el reclamo a su educación, sino a su reclamo a su reconocimiento como actor principal, protagónico de la lucha por los derechos. Participar de la vida en la sociedad y en su país".