Cinco retratos del poeta Armando Uribe Arce
En agosto de 1998 la revista de la editorial Dolmen me pidió que le hiciera unos retratos a Armando Uribe. Yo conocía su obra pero nunca había estado con él. Fuimos a su departamento con Cristóbal Santa Cruz, que era editor de Dolmen. Nos recibió con su cortesía habitual y le pedí que posara en dos o tres puntos de la sala. Conversamos sobre fotografía y me dijo que no le gustaba mucho que lo retrataran porque “siempre salgo igual”. Le prometí, entre risas, que esta vez saldría diferente. Dolmen publicó uno de los retratos y le envió copias de los otros.
[caption id="attachment_338521" align="alignnone" width="1003"] © Ricardo Cuadros[/caption]
Para mí sorpresa Armando Uribe me escribió de vuelta una nota manuscrita, desmedidamente laudatoria, que comienza diciendo:
“Estimado fotógrafo y amigo. Sus extraordinarias obras son maestras. ¡Cómo hizo trabajos de arte de estudio en tan rápida ocasión, tan certeros, psicológica y estéticamente tan penetrantes y exactos! Soy antiguo “mirón” de fotos. Las suyas son netamente notables”.
[caption id="attachment_338522" align="alignnone" width="993"] © Ricardo Cuadros[/caption]
[caption id="attachment_338524" align="alignnone" width="1003"] © Ricardo Cuadros[/caption]
La nota terminaba con una invitación a llamarlo, para conversar “de literatura, entre otras cosas”. Desde entonces estuve en su casa muchas veces y disfruté de su erudición, de su pesimismo y humor filoso, pero nunca volví a fotografiarlo. Ahora que ha partido siento y pienso que Armando Uribe Arce fue un poeta, lo que no es poco decir en este mundo, y agradezco la suerte de haber podido retratarlo.
[caption id="attachment_338523" align="alignnone" width="993"] © Ricardo Cuadros[/caption]
Amsterdam, enero de 2020.