La noche en el Muelle Prat: Fiscalía investiga presunta red de explotación sexual infantil en Valparaíso
La primera vez que la fiesta temática ochentera “mar adentro” salió mal –en una conocida lancha de dos pisos en el muelle Prat- en marzo del 2018, el accidente llegó a la prensa regional. Un productor y programador de una radio de Valparaíso cayó al mar después de tomarse una “selfie” arriba de una de las sillas de la embarcación. En medio de la noche, y en estado de ebriedad, el hombre se hundió en un punto ciego. Fue rescatado 25 minutos después, al borde de la hipotermia, mientras en la fiesta aún disfrutaban más de 84 personas. Era uno de los panoramas nocturnos más exitosos en este icónico lugar turístico del puerto.
Hoy el dueño de esta misma embarcación- que en ese momento no quiso hablar sobre el accidente- es investigado por la Brigada de Investigación de Delitos Sexuales y Menores (Brixeme) de la PDI y ya fue notificado sobre la orden de alejamiento que se dictó por presuntamente abusar sexualmente de una niña de 13 años (“Y”). El sujeto ya tenía un hijo con la hermana mayor de la adolescente (“C”), a quien también se habría acercado cuando era menor de edad.
Los antecedentes de esta acusación llegaron hasta un Programa de Protección Especializada (PPE) de una ONG de Valparaíso y se encuentran en conocimiento de la Fiscalía Regional.
El Desconcierto accedió a la denuncia, que actualmente está en el Juzgado de Familia de Valparaíso, donde se deja al descubierto lo que podría ser una red dedicada al abuso sexual infantil en el Muelle Prat, y las formas utilizadas por adultos para acercarse y captar a niñas y adolescentes.
En el documento se devela que la niña ingresó al Programa de Protección Especializada porque mantenía una relación con un hombre mayor de edad, que antes ya había estado con su hermana (en ese tiempo menor de edad también). La familia nunca adhirió a la intervención, ni problematizaron la situación, ya que se encontraban en un situación de dependencia económica y laboral con el acusado.
“La adolescente (13) nos informa que hace unas semanas tuvo una pelea con su hermana, que tuvo un hijo con el mismo hombre. La hermana la echa de la casa y la adolescente nos devela que está enamorada de este adulto C.M, que quiere quedar embarazada de él (…) La profesora jefe de “Y” en la escuela (…) señala que la niña le habría dicho que el adulto sigue hablando con ella, que la busca y que hace dos semanas, aproximadamente, la lleva hasta el sector de Laguna Verde”, se lee en el documento, para luego seguir con los detalles de abuso y cómo este se habría dado en medio del consumo de cocaína.
Además, el programa lleva el caso de otra adolescente que en 2017 (y con 15 años) huyó del Cread Playa Ancha, y alertó sobre “Fiestas con adultos” en el mismo lugar.
Lo que sigue en el documento es la denuncia de un trabajador del programa de reparación de explotación sexual infantil, una de las declaraciones más importantes respecto del contexto en que se estarían dando los abusos en el puerto.
“Dentro de la dinámica de este proceso de intervención, nos hemos dado cuenta que en el Muelle Prat se da una dinámica donde niñas se exponen, no solo como en el caso de ‘C’ e ‘Y’, sino de muchas niñas que son hijas o familiares de gente que tiene algún tipo de vínculo de trabajo o comercial con el muelle. Hay situaciones de exposición, hay situaciones complejas dentro del fenómeno de explotación sexual comercial infantil, al parecer hay eventos nocturnos donde estos botes facilitan algunas fiestas que ponen en riesgo a esta población infantil”, señala.
También se menciona la situación de vulneración cronificada de “Y”, quién recientemente fue ingresada a un centro residencial, hogar colaborador del Servicio Nacional de Menores Sename de la región, además de una orden de alejamiento contra su abusador.
La Fiscalía de Valparaíso confirmó a El Desconcinerto que efectivamente existe una investigación en curso respecto del dueño de la embarcación.
Otro de los profesionales del programa de reparación -quien quiso mantener su nombre en reserva-, comentó cómo, después de descubrir este caso, recibieron nuevas denuncias de la existencia de una presunta red de explotación de menores en Valparaíso.
“Detectamos este caso de explotación sexual infantil donde la niña era víctima de uno de los propietarios de las lanchas del muelle, que además se presenta en un contexto de padrinazgo (adultos que se involucran con familias vulnerables desde un discurso colaborador de querer apoyar al grupo familiar), de esa forma este hombre accede a la menor, facilitada por la familia, donde existe una relación de dependencia económica y de trabajo con los abuelos. En ese contexto, este adulto violentaba a la menor. En esa intervención que hicimos con “Y” nos dimos cuenta a través de una entrevista a otra adolescente, sumado a un trabajo en terreno, que habría dinámicas de explotación más extendidas y habrían más niñas involucradas”, explica.
Dada la gravedad de estos testimonios, la semana pasada iniciaron un trabajo de difusión y prevención en el muelle, que les permitió obtener nuevos antecedentes.
“Locatarios que trabajan en el lugar denunciaron que alrededor de las siete y ocho de la tarde, habrían lanchas que funcionan como pubs en altamar y en particular se menciona una de las embarcaciones (…) se paga una entrada, habrían menores de edad y consumo de drogas, tenemos relatos de locatarios que así lo denuncian. Estos antecedentes nos permiten informarnos de que habrían adultos organizados”, agrega.
Según datos del Servicio Paz y Justicia para América Latina (SERPAJ), durante el periodo 2014-2016 se identificaron al menos 156 víctimas de comercio sexual infantil y adolescente pertenecientes a las provincias de Valparaíso, Marga Marga, Quillota y Petorca, con una concentración del 85% de los casos en la provincia de Valparaíso.
Las características que asume la explotación sexual comercial infantil y adolescente (ESCI) en la Quinta Región está documentada en distintos informes. Ya en el 2012 se erigía como la segunda con más casos de ESCI en Chile, después de la Región Metropolitana. Un estudio de la ONG Raíces de 2017, detalla el funcionamiento de los llamados “cabañazos” o “parcelazos” para referirse a fiestas colectivas de adolescentes con grupos de adultos, específicamente en el caso de la Región de Valparaíso. También menciona los “canelazos”, haciendo referencia al sector de la playa El Canelo (entre Algarrobo y El Quisco). En el mismo documento, varios profesionales de programas de reparación mencionan las zonas portuarias como lugares de comercio sexual explícito, a los que también asisten extranjeros como “clientes”.
El profesional de este programa explica que esta labor se ha vuelto particularmente difícil en el último tiempo, pues anteriormente ya habían denunciado a un grupo de chóferes de micro que integraban una red de explotación sexual infantil, causa que finalmente se archivó.
“Nuestro trabajo pasa de ser reparatorio a un trabajo de sensibilización con autoridades, policías y el Ministerio Público que no entienden cómo se establecen estas dinámicas a través de coerción económica, de “padrinazgos” y donde las niñas no van ir voluntariamente a declarar. Los abusos hoy no pueden ser interrumpidos, porque los procesos judiciales no siguen su curso, pese a que tengamos las denuncias”, concluye.
*El Desconcierto se comunicó con el municipio de Valparaíso, quienes contestaron que no estaban al tanto de la investigación.