Una isla desconcertada: 12 días de intensas protestas en Puerto Rico

Una isla desconcertada: 12 días de intensas protestas en Puerto Rico

Por: Lucía Nieves Cortés | 30.07.2019
En respuesta a las afrentas misóginas y homofóbicas, boricuas de todos los sectores de la sociedad enarbolaron banderas bajo la consigna “Ricky renuncia”. Las marchas superaron cualquier expectativa de convocatoria, diversidad y creatividad. Destacaron figuras del mundo de la música con producciones improptu como el sencillo “Afilando los cuchillos”, una colaboración de Residente, Ile y Bad Bunny. El 22 de julio, en la marcha más masiva de la historia del país Ricky Martin se convirtió por unos minutos en un Dios del Arcoíris, parado sobre un camión Mack enérgicamente ondeando una enorme bandera, híbrido de la puertorriqueña con la del movimiento LGBTQ. “Somos cuir, somo trans y venimos acabar, o te sale´o te sacamos Roselló renuncia ya”.

“Donde está Ricky, Ricky no esta aquí,

Ricky está vendiendo lo que queda del país”

“Pata, puta y bucha[1], unidas en la lucha”

“No pueden con el empuje”

#rickyrenuncia

Cada país tiene una fecha infame en su historia. Para Chile es el 11 de septiembre, en Alemania el 9 de noviembre y en Puerto Rico “la colonia más antigua del planeta” el 25 de julio. En el 1898 los EEUU invadieron Puerto Rico, abriendo la segunda temporada de la telenovela colonial de la isla. En 1952, Luis Muñoz Marín proclamó públicamente la Constitución del Estado Libre Asociado (ELA) que aún hoy enmascara la relación colonial del país con su metrópoli. En el 1978, dos jóvenes independentistas, Carlos Soto Arrivi y Arnaldo Rosado Torres subieron al Cerro Maravilla dejándose llevar por Alejandro González Malavé, agente encubierto de la policia, para llevar a cabo un atentado político contra torres de comunicación. En la cima encontraron su propia ejecución, escenificada para parecer un heroico golpe de la policía a la amenaza socialista en el Caribe. Cuarenta y un años más tarde, en la misma fecha y dándole un nuevo giro a la fecha, Soto y Rosado sonríen en sus tumbas mientras en Puerto Rico una multitud estalla en júbilo.

[caption id="attachment_302310" align="aligncenter" width="1920"] Foto: Herminio Rodriguez www.herminiorodriguez.com[/caption]

En este 2019, la fecha marcó el cierre de un ciclo de acontecimientos inéditos en la “isla del encanto” que se anunció con arrestos por crímenes de corrupción, y detonó con la revelación del chat del gobernador, seguido por 12 días consecutivos de manifestaciones autoconvocadas por amplios y diversos sectores de la sociedad, entre ellas la marcha del 22 de julio que congregó a medio millón de personas en una población de tan solo tres millones y medio. A pesar de la intensidad desatada, el saldo de heridos graves y muertes en las movilizaciones es cero, una gestión colectiva que no tiene nada que envidiarle a la del gobierno, sino todo lo contrario. Esta seguidilla de eventos condujo a la renuncia de Ricardo Rosselló Nevares, hasta entonces gobernador de Puerto Rico por el Partido Nuevo Progresista (PNP).

Los hechos que aceleraron la dimisión comienzan el 10 de julio de 2019 con el arresto de seis allegados al gobernador por delitos de fraude y lavado de dinero. Pero tres días más tarde es que se intensifica el ambiente cuando el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) liberó en su totalidad un chat de Telegram que el mandatario mantenía con 11 de sus colaboradores más cercanos, algunos sin vínculos oficiales al gobierno y que tendrían acceso a través del contenido del chat a información clasificada y confidencial que usaban para su beneficio económico. Según el CPI, este chat, conocido en redes como el Telegramgate o los Rickyleaks, “develó la posible comisión de delitos de depravación, malversación de fondos públicos, negligencia en el cumplimiento del deber y aprovechamiento ilícito de trabajos o servicios públicos.”

La sociedad puertorriqueña ya venía con “el nervio expuesto” a causa de una década de crisis económica que se atribuye a la mala gestión de sucesivas administraciones, la imposición de parte del Gobierno Federal de los EEUU de una Junta de Control Fiscal externa para pagar una deuda que no ha sido objetivamente auditada y el débil manejo de la administración de Roselló Nevares tras el paso del huracán más devastador en la historia moderna del Puerto Rico. Durante la emergencia. La ciudadanía sintió que la respuesta del gobierno incluso obstaculizó la recuperación del país, siendo incapaz de mitigar las condiciones que causaron al menos 4645 muertes post-catastrofe, cifra que estableció un estudio de las universidades puertorriqueñas Carlos Albizu y Ponce y la escuela de Salud Pública de Harvard y que el gobierno aún hoy minimiza.

Pero lo que terminó alterando las sensibilidades de las puertorriqueñas y puertorriqueños fue el tono del chat “de trabajo” que se deja leer como el diálogo de lo que los chilenos llamarían un Club de Tobi, una casta de hombres blancos venidos del privilegio. De sus intercambios se desprende una cultura de misoginia, homofobia, venganza y anti-puertorriqueñismo. Entre burlas y alardes de mal gusto abundan frases como “Nuestra gente debe salir a (...) caerle encima a esa puta” en referencia a una adversaria política,  o “Ricky Martin es tan machista que se folla a hombres porque las mujeres no dan la talla”. Sobre la alcadesa de San Juan escribe un participante del chat  “estoy salivando para caerle a tiros” a lo que el mismo ex-gobernador respondió “me estarías haciendo un gran favor” o expresiones como  “I saw the future…. is  wooooooonderful…. There are no puertorricans” (He visto el futuro…. es maravilloso….no hay puertorriqueños).

“Nos enterraron sin saber que éramos semillas”

La sumatoria de lo acaecido en esos 12 días nos ha dejado sorprendidos de nosotros mismos. Las 889 páginas del Chat sirvieron como un guano del cual florecieron las más diversas expresiones de protesta, para un país con una ya larga historia de lucha. Fue como si el trópico hubiera estallado en todo tipo de colores y formas bajo un llamado unificado que abarcó del más tradicional „piquete“ a ritmo caribeño, hasta un nutrido programa que podía ser confundido con un carnaval. En respuesta a las afrentas misóginas y homofóbicas, boricuas de todos los sectores de la sociedad enarbolaron banderas bajo la consigna “Ricky renuncia”. Las marchas superaron cualquier expectativa de convocatoria, diversidad y creatividad. Destacaron figuras del mundo de la música con producciones improptu como el sencillo “Afilando los cuchillos”, una colaboración de Residente, Ile y Bad Bunny. El 22 de julio, en la marcha más masiva de la historia del país Ricky Martin se convirtió por unos minutos en un Dios del Arcoíris, parado sobre un camión Mack enérgicamente ondeando una enorme bandera, híbrido de la puertorriqueña con la del movimiento LGBTQ. “Somos cuir, somo trans y venimos acabar, o te sale´o te sacamos Roselló renuncia ya”

Más allá del faranduleo, todo tipo de actos cotidianos se convirtieron en formas de protesta y así vimos pasar por la tribuna yogatones, convocatorias a perreos queer combativos y lecturas a viva voz de las 889 páginas del Chat, por nombrar unos pocos. Una ciudadanía empoderada por el hastío se tomó la ciudad por tierra, agua y aire jornada tras jornada sin ceder al cansancio: a pie, en motocicleta, en camión, a caballo, en bicicleta, en kayak. Como relata Rita Indiana para el diario El País, Puerto Rico entregó “Un mensaje inclusivo como el que al final de la noche repartió Rey Charlie por los caseríos de San Juan, barrios de clase trabajadora que recorrió junto a su caballería motorizada tras salir de la marcha para que “nadie se quedase afuera”, aludiendo a Misael Gonzalez Trinidad alias Rey Charlie de 22 años y famoso en las redes de motociclistas por organizar masivas corridas en moto.

Ghandi le enseñó al mundo el valor de la protesta pacífica, ahora puertorriqueñas y puertorriqueños añadieron a lo pacífico el valor de la protesta jubilosa. Allí se bailó, se cantó y se perreó, como reflejo de nuestro temperamento cultural eso a pesar de los siglos de estar en el extremo receptor de la represión y el racismo coloniales. Durante esos días las diferencias ideológicas perdieron relevancia para la ciudadanía y nos entregamos a sufrir y gozar como un solo cuerpo diverso, haciendo honor a una herencia mixta de culturas: taína, africana, europea y muchas otras menos reconocidas. Durante esos 12 dias Puerto Rico se enfocó en una meta común y se acercó a ella ocupando todos sus ritmos y cadencias.

Volviendo al 1978, año del Caso Maravilla, el entonces gobernador Carlos Romero Barceló, también del partido anexionista PNP, enfrentó serias acusaciones de intervención directa en la fabricación de la emboscada policial, de las cuáles salió impune. Un cerrado cerco de lealtades le sirvieron de escudo. Ricardo Roselló no corrió la misma suerte. A su paso deja la estela de la decadencia del bipartidismo y el sistema colonial. Por la ventana que se abrió pudimos ver una administración podrida por la desidia ante la corrupción, el desacato de principios básicos de ética, la ineptitud, los mecanismos del patriarcado y de una colonia que desde el ELA no se reconoce como tal. La lucha no termina con la renuncia de Rosselló, la podredumbre es radical. Desde la isla y la diáspora, boricuas de todos los colores esperamos que esta misma podredumbre se convierta en el abono que alimente el paso de la protesta a la propuesta de un país más justo e inclusivo.

NOTA: Si bien Puerto Rico es de acuerdo a su constitución un "Estado libre asociado" de los EE. UU., por parte del gobierno Estadounidense. se considera meramente como un territorio de ultramar.

En el 2017 se realizó el quinto referéndum con relación al estatus político de Puerto Rico. Ese año el 97 % de los que votaron, lo hizo a favor de la estadidad. Sin embargo cabe notar que solo el 22% de toda la población de votantes participó en la consulta, una de las tasas más bajas en la historia de las elecciones y los referendos puertorriqueños, y no por casualidad. La oposición (estadolibristas e independentistas) decidió no reconocer el llamado a votar y abstenerse como estrategia contra un referéndum que consideraban una farsa.

[1] Pata, bucha = lesbiana