Facundo Jones Huala: “¿Imaginas a un cristiano rezando en la mierda? Aquí nuestras ofrendas se caen al desagüe”
—Soy inocente, esto se trata de una condena política—, señala Facundo Jones Huala, notablemente ojeroso y con varios kilos menos desde la cárcel de Temuco. Hace un mes que sostiene una huelga de hambre en este lugar exigiendo derechos intrapenitenciarios para todos los presos mapuche.
La máxima autoridad del Pu Lof en resistencia de Cushamen y uno de los líderes más importantes del movimiento mapuche en Argentina pasará los próximos nueve años de su vida en la cárcel. Así lo dictó la Corte Suprema hace pocos días en Santiago, acusándolo de participar en el incendio del fundo Pisué Pisué, en la región de Los Ríos.
De los otros cinco comuneros mapuche que también fueron acusados por la justicia chilena en 2013, cuatro de ellos fueron detenidos y llevados a juicio durante 2014, resultando absueltos tres de ellos y condenada por encubrimiento, pese a que no existía un autor culpable, la Machi Millaray, reconocida opositora a la central hidroeléctrica Osorno. Un año después, el otro involucrado en la causa también fue dejado en libertad.
En septiembre de 2018 extraditaron a Facundo desde Argentina y comenzó su batalla judicial en los tribunales chilenos. Finalmente resultó condenado con los mismos antecedentes que determinaron la inocencia de los otros comuneros y con pruebas emanadas de ley de inteligencia, algo ilegal según la legislación actual.
Ahora, sentado en una de las bancas de la capilla de la Cárcel de Temuco, un espacio pequeño y oscuro donde recibe a sus familiares los martes y sábados, Facundo dice estar “rendido ante la justicia chilena”.
—Poco se puede hacer cuando las condenas vienen escritas con anterioridad. La huelga no solo tiene que ver con mi condena, sino que tiene como objetivo que podemos realizar nuestras ceremonias correctamente—.
Se detiene y agrega una frase que parece desgarrarlo por dentro:
—Las rogativas tenemos que hacerlas en la ventana del baño y luego nuestras ofrendas caen a un desagüe, eso es inaceptable (…) Acá a los católicos y evangélicos se les permite realizar sus ceremonias. Imagínate a un cristiano rezando sobre la mierda, eso no ocurre—, comenta Jones Huala.
Si no fuera por una especie de cruz que tiene en una de sus murallas, nadie sabría que el lugar donde recibe a las visitas y donde conversa para esta entrevista se trata de un recinto religioso. Pero Facundo lo sabe y esboza una sonrisa un poco irónica, mientras le hecha una cucharada de azúcar al mate.
Desacato de Gendarmería
La entrevista que Jones Huala concedió a El Desconcierto se dio en un contexto de visita personal, pues la información que se nos entregó sobre los protocolos para realizar una entrevista formal fue contradictoria.
El 11 de febrero el Tribunal de Garantía de Temuco acogió el amparo que presentó su defensa, la abogada Karina Riquelme, junto al Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), permitiendo que el lonko se comunicara con su abogada en Argentina y también que recibiera visitas de la prensa. A pesar de eso, no ha contado con facilidades para que se realice ninguna de ellas.
Gendarmería señaló que la orden debía emanarse desde Santiago. Por lo mismo, el 15 de febrero el Tribunal de Garantía de Temuco advirtió que habría desacatado las órdenes judiciales al no permitir la entrada de nuestro medio.
Facundo reconoce que la relación con Gendarmería es muy tensa.
El día es inusualmente frío, entonces aprovecha de cebar mate junto a la lamngen Vanesa, su cuñada, y el peñi Nicolás, quienes viajaron a visitarlo desde su comunidad -Pu Lof en Resistencia de Cushamen-, ubicada en la Patagonia Argentina. Viste una camisa de franela gris y sobre la cabeza lleva un munulongko (pañuelo).
—¿Quieres una caluga?—, le dice Vanesa.
Facundo le responde que no.
Desde hace años los comuneros realizan huelgas de hambre al interior de los penales para exigir que se respeten sus tradiciones ancestrales y se les permita realizar ceremonias. Sin embargo, la situación no mejora, así que Facundo realiza esta huelga no sólo por él, sino también por los otros peñi que están presos y por los que vendrán.
Pese a la condena de nueve años en su contra, el lonko no pierde el sentido del humor.
—Oye Huala, mira esto—, dice uno de los comuneros.
Facundo revisa con detención una carta que le pasan: tres comuneros se unieron a la huelga de hambre exigiendo la autorización para realizar ngelliupun, talleres de mapuzungun y visitas masivas de carácter cultural. Continúa leyendo y el mate corre hacia la derecha. El lugar es silencioso, los comuneros conversan con sus familias y amigos en voz baja, uno al lado de los otros, compartiendo. Él sigue concentrado en la lectura de la carta, tacha una palabra. Es un ávido lector. Actualmente está leyendo Biografía de Matías Catrileo y Autonomía, El Movimiento Mapuche de Resistencia.
—También estoy leyendo un montón de otras cosas, me gustan los libros de política, historia, también las novelas de Orwell—, relata.
Termina de leer la carta y se la devuelve al comunero.
Extradiciones selectivas
Jones Huala señala estar acostumbrado a ser víctima de irregularidades tanto en Chile como en Argentina. Incluso, su extradición en septiembre de 2018 desde la cárcel de Esquel fue bajo extrañas circunstancias: lo subieron a un helicóptero sin avisarle a su abogada ni a su familia, le colocaron esposas, un chaleco antibalas y lo llevaron hasta el tribunal de Valdivia para ser juzgado por su presunta responsabilidad en el incendio al fundo Pisué-Pisué, pese a que el Comité de DDHH de la ONU solicitó al Gobierno de Macri no extraditarlo.
—Chile realiza extradiciones selectivas enmarcadas dentro de un contexto político—, comenta.
Jones Huala había sido detenido en Argentina en junio de 2017, horas después de una reunión entre Macri y Bachelet. Desde ese entonces el Gobierno chileno había pedido su extradición. Sin embargo, el primer intento fue un fracaso porque uno de los funcionarios de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) torturó a un testigo para que entregara información del lonko.
Facundo asegura que estas situaciones demuestran los vínculos entre ambos Estados con el objetivo de criminalizar el movimiento mapuche.
—Hay relaciones entre los ministerios del Interior de ambos países, actualmente entre el ministro Chadwick y la ministra Bullrich, que tienen como objetivo criminalizar la lucha mapuche. Y eso no es algo nuevo, esa relación comenzó cuando iniciaron La conquista del desierto y La pacificación de la Araucanía en el siglo XIX. Nosotros nos hemos convertido en un problema de Estado, por eso la Agencia Nacional de Inteligencia en Chile (ANI) y la Agencia Federal de Inteligencia en Argentina (AFI), me han seguido desde 2013. El tema es que en Argentina son mucho más evidentes en sus irregularidades, en cambio, Chile se esconde a través de la institucionalidad.
Dos meses después de su detención en Argentina en 2017, serían detenidos ocho comuneros en el marco de la Operación Huracán, montaje realizado por carabineros que buscaba culpar a integrantes del pueblo mapuche por un supuesto tráfico de armas desde el país trasandino.
—Trataron de involucrarme junto a mi hermano en el supuesto tráfico de armas. Esto iba a tratarse de algo más grande, la Operación Huracán es parte de la Operación Andes—, relata Facundo.
La Operación Ándes, según reveló Ciper en febrero de 2018, era un plan de inteligencia que buscaba vincular a ex miristas en Argentina con un supuesto tráfico de armas hacia la Coordinadora Arauco Malleco (CAM). Al igual que Huracán, las pruebas falsas armaban el esquema perfecto. Sin embargo, la caída de la Operación Huracán arrastró a la Operación Andes, resultando detenidos civiles y carabineros involucrados. En Argentina el lonko continuó preso por la causa Pisué Pisué.
—Los mapuche somos un problema de Estado para ambos países. Nosotros luchamos por reconstruir nuestro mundo, nuestro tejido social y político, superamos la cuestión partidista, por eso Macri y Bachelet acordaron mi detención. Ellos buscaban apagar la lucha de ambos pueblos, pero lo único que hicieron fue fortalecer las relaciones entre el Puelmapu (tierra mapuche en Argentina) y el Gulumapu (tierra mapuche en Chile)—, asegura.
Luego de la extradición y durante el juicio, se demostró que el seguimiento que realizó la ANI a Jones Huala no fue en vano. El medio Interferencia reveló en enero de 2019 que el fiscal Sergio Fuentes recibió información de inteligencia de manera ilegal durante la investigación de la causa, información utilizada durante el juicio que sirvió para condenar al lonko.
—Eso debió bastar para que el juicio fuera anulado. Hay muchos fiscales que pertenecen a una misma escuela y que coordinados con fiscales argentinos buscan criminalizar la lucha mapuche. Y por supuesto la prensa los ayuda, en Argentina tenemos a un periodista chileno que trabaja para El Clarín. Se llama Claudio Andrade, y estamos convencidos de que es miembro de los Servicios de Inteligencia. No nos olvidemos que los medios quieren controlar la opinión de las personas.
La defensa de Jones Huala denuncia que las pruebas presentadas en su contra fueron irregulares: un arma, guantes y una capucha que presuntamente habría usado Facundo el día del ataque, pero con la que no se verificaron sus huellas, además de tráficos de llamadas utilizados por el Ministerio Público que no coincidían con los entregados a la defensa, filtración de información a la fiscalía a través de la ley de inteligencia y una testigo clave incapaz de reconocerlo.
—Era una testigo a la que supuestamente habría invitado a formar parte de la lucha contra las hidroeléctricas. Cuando le pidieron que me reconociera, yo estaba al frente de ella, sin embargo, apuntó a mi hermano. No pudimos evitar reírnos—, señala el lonko antes de darle un sorbo al mate y volver a reír.
“Las revoluciones son posibles”
Facundo se levanta a conversar con los otros presos, se mueve con energía y conversa de historia, de política. Pregunta a Vanesa, su cuñada, como va la situación por Argentina, qué dice la prensa.
—Acá no podemos leer prensa. Sólo puedo llamar por un teléfono público y tener visitas dos veces a la semana—, aclara Huala.
Eso lo pone inquieto. Al lonko le gusta saber qué pasa, le interesan las noticias de Argentina, del Puelmapu y su comunidad, la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, reconocida por sus procesos de reivindicación territorial y la lucha contra la transnacional Benetton.
Durante el proceso de lucha los allanamientos a la comunidad se volvieron sistemáticos. Uno de ellos implicó la desaparición de Santiago Maldonado el 1 de agosto de 2017. Meses antes, Fausto Jones Huala, hermano de Facundo, dejó de oír del lado izquierdo producto de un balazo. En octubre de 2017 después el cuerpo de Santiago fue encontrado muerto en el río Chubut.
—Con Macri la represión ha aumentado. El fascismo se hace evidente. Durante los allanamientos no sólo tenemos que enfrentarnos a la policía, sino también a los guardias privados que cuidan los terrenos de Benetton. Y claramente la lucha es desigual, ellos nos disparan y nosotros respondemos con piedras—.
El peñi Nicolás le susurra algo al oído. Vanesa recuerda lo duro que fue el día que desapareció Santiago y el retroceso que han tenido en DDHH con el Gobierno de Macri. De hecho, Facundo enfrenta una causa en Argentina por los procesos de recuperación territorial.
—En Argentina, si luchas, te ponen una causa judicial. De hecho, ahora Facundo enfrenta una causa en Argentina por el proceso de recuperación territorial que llevamos contra Benetton.
Jones Huala comenta que incluso pretenden extraditarlo desde Argentina, pero que desde acá no lo van a soltar porque lo tienen como un trofeo. Luego mira el ventanal de la capilla, la luz traspasa con dificultad las paredes enormes de la cárcel de Temuco.
—Extraño muchísimo a mí comunidad, extraño luchar por ellos. Pero estoy tranquilo porque acá también está mi gente, mis peñi, ellos han sido un apoyo fundamental durante este proceso de lucha.
Facundo echa azúcar al mate y lo comparte hacia la derecha.
—Al mundo no mapuche le diría que las revoluciones son posibles—, agrega.
Luego hace una pausa para referirse a la muerte de Camilo Catrillanca pero algo lo detiene y mira hacia la entrada de la capilla con alegría.
—Llegó mi hijo.
Salta hacia la entrada y abraza a un niño de aproximadamente ocho años. Vanesa prepara unas calugas y los comuneros observan al lonko. El mate humea y Facundo sigue abrazado a su hijo.