La lista de los suicidios en Chile

La lista de los suicidios en Chile

Por: Vanessa Vargas Rojas | 20.02.2019
Con información del Servicio Médico Legal revisamos este tipo de decesos en las cuatro regiones con las comunas más pobladas del país: Antofagasta, Valparaíso, La Araucanía y la Región Metropolitana. La información considera rango de edad, género y lugar. En Chile son los hombres quienes tienen más tendencia al suicidio.

Antes de empezar a leer la nota es importante que sepas lo siguiente: si tienes pensamientos o comportamientos suicidas, o conoces a alguien que haya mostrado alguna de estas señales, no dudes en llamar al 600 360 7777, línea telefónica de la que dispone el Ministerio de Salud. También puedes buscar asistencia en tu comuna, como es el caso del Centro de Salud Mental en San Joaquín; o en fundaciones, como Todo Mejora.

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Suicidios como el ocurrido en el Mall Costanera Center hace unos días ponen sobre la mesa la posición que tiene la salud mental en las políticas públicas. Por lo mismo es que quisimos revisar los números relacionados a estos decesos.

Vía ley de transparencia, el Servicio Médico Legal nos entregó los datos de los suicidios correspondientes a los años 2017 y 2018 de las regiones de Antofagasta, Valparaíso, Metropolitana y Araucanía, cada una con al menos una comuna dentro de las 10 más pobladas del país, según el último Censo. En el mismo documento de respuesta (que puedes revisar más abajo) señalan que en la “región de Antofagasta no consideró en su base de datos las variables sexo, edad, comuna y lugar de ocurrencia” del año 2017.

Panorama general

Hubo una disminución importante de los suicidios de año a año, incluso si no se tienen en cuenta las cifras de Antofagasta. En tres de las cuatro regiones, el total de suicidios fue de 921 personas en 2017, mientras que en 2018, tomando en cuenta las cuatro, la cifra llegó a 611.

La mayor cantidad de suicidas se concentró en la Región Metropolitana, con 547 fallecimientos ocurridos de esta manera. Le siguió Valparaíso, con poca diferencia de un año a otro, llegando a 238 en 2017 a 233 en 2018. En tanto que La Araucanía tuvo 136 en 2017 y 125 en 2018. En Antofagasta, el año pasado ocurrieron 41 suicidios. En porcentajes, en 2018 Valparaíso concentró el 38,1 por ciento del total de los suicidios consultados; mientras que la Región Metropolitana tuvo el 34,7 por ciento, según la información entregada por el SML.

Comunas

Durante el 2017 la comuna con mayor suicidas fue Puente Alto, que es también la con mayor población del país. Ese año hubo 41 de estos fallecimientos. Le siguió San Bernardo, donde se suicidaron 33 personas.

En Valparaíso, los suicidios se concentraron en San Antonio, con 21 de estos decesos el mismo año. No obstante hay 141 casos indicados por el SML como “sin señalar”. En la Araucanía las comunas con mayor cantidad de suicidas fueron Temuco y Pucón, con 20 y 13 fallecimientos durante 2017 respectivamente.

En 2018 la mayor cantidad de suicidios de Antofagasta ocurrieron en Calama, donde se registraron 24 casos. Ese mismo año para la región de Valparaíso las comunas con mayor cantidad de suicidios fueron Valparaíso, Viña del Mar y La Ligua, con 41, 40 y 21 respectivamente.

En la Región Metropolitana fueron Santiago Centro, Puente Alto y Melipilla las comunas donde en 2018 se registraron mayor cantidad de suicidios, con 13 en cada uno. En tanto que en La Araucanía, los suicidios el año pasado se concentraron en Temuco, donde hubo 24.

Género

En Chile son los hombres quienes tienen más tendencia al suicidio. Las diferencias son prominentes: considerando la frecuencia entre ambos años (el total de suicidios), solo en la Región Metropolitana fueron 621 hombres los que fallecieron, mientras que las mujeres de la misma región llegaron a los 138 casos. En Valparaíso, también para ambos años, la frecuencia fue de 360 ellos y 110 ellas.

En la Araucanía hubo 28 suicidios cometidos por mujeres y 360 por hombres en el mismo periodo de tiempo. De la información relativa a Antofagasta, en 2018 las mujeres fueron 9, mientras que los hombres suicidas fueron 32.

Adentro / Afuera

Pese al alcance mediático que tienen los suicidios en recintos públicos, vías públicas o centros privados de acceso público, como el Mall Costanera Center o el Metro de Santiago, en 2018 fue la categoría “Casa habitación” la que concentró el 70 por ciento de los suicidios en las cuatro regiones más pobladas de Chile. Le siguió la categoría “vía pública”, con 7,7 por ciento.

En el mismo año, otras categorías con cinco o más suicidios que llaman la atención fueron: Valparaíso, donde 10 personas se suicidaron en sus lugares de trabajo; ocho personas lo hicieron en un hospital o centro de salud en La Araucanía; y otros ocho lo hicieron también en sus trabajos en la Región Metropolitana. En 2017, la cifra preponderante estuvo en los hospitales o centros de salud de la Región Metropolitana, con 60 de estos fallecimientos.

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“El suicidio es multicausal"

Paul Vöhringer es médico psiquiatra, profesor asociado de la facultad de medicina de la Universidad de Chile; profesor asistente de la Tufts University en Boston, Estados Unidos; investigador asociado en Massachusetts General Hospital, de Harvard Medical School, y director del International Mood Network. Para él, hay un “aumento progresivo de suicidios” que podría prevenirse con un aumento al nivel de la OCDE del presupuesto para el área salud mental.

-¿Qué relevancia adquiere la información entregada por el SML en relación a las políticas públicas de salud mental? Teniendo en cuenta que se omite los datos de Antofagasta en 2017.

Hay dos cosas importantes en relación al suicidio. Lo primero es que, a pesar de lo complejo, difícil y catastrófico que es en términos sociales, sigue siendo un evento raro. Por ejemplo: en general, la tasa de suicidios en Chile está entre el 16 y 20 en cada 10 mil personas. Enfermedades raras, como las que contempla la ley “Ricarte Soto”, son mucho más frecuentes que el suicidio. Pasa que el suicidio es, valga la redundancia, altamente mortal. Pero aún así, en términos sociales, sigue siendo un evento raro. Dicho eso, es que ha ido aumentando progresivamente, y ahí podemos hacer varias disquisiciones: una, es que a pesar de todas las políticas de salud mental que han implementado los distintos gobiernos y el Estado de Chile, la tasa general de suicidios ha ido en aumento. Ahí probablemente hay más de una explicación, en términos que antes de que esto se tomara más en serio, había un sub-reporte del suicidio.

Ese sub-reporte tiene que ver con el estigma que involucra el hecho mismo. O sea, las familias que han tenido un familiar suicidado en general lidian de manera muy compleja y dolorosa, escondiendo el hecho de que ese familiar se suicidó. Hay una carga social relevante en el tema y que, por lo general, hace que todo el reporte sea absolutamente bajo. Hoy día no tenemos claro, y es súper difícil saber, si las tasas de suicidio aumentan porque la salud mental en la población está más mala, y probablemente algo de eso hay, pero también es súper importante incluir que el sub-reporte ha ido disminuyendo. Hoy nadie puede decir que el suicidio ha aumentado porque la población está sufriendo más, o que el reporte ha mejorado. Probablemente es una mezcla de ambos.

-Otro dato llamativo es la diferencia por género: los suicidas son más hombres que mujeres. ¿Se pueden sacar conclusiones al respecto?

Se pueden sacar muchas conclusiones y hay estudios muy concluyentes respecto a esto. Uno es que las mujeres tienden a intentarlo más veces que los hombres, pero los hombres son muchas veces más eficaces que las mujeres al hacer un intento de suicidio. Por ejemplo, la mujer intenta más con intoxicación con medicamentos, mientras que el hombre, cuando decide suicidarse, en general escoge un método de alta letalidad: (estrangulamiento, disparo).

-Las variaciones del total de suicidios en cada comuna no parecieran tener relación con la calidad de vida. ¿Va más allá de las condiciones socioeconómicas?

Para que ocurra un intento que termine en suicidio tienen que concurrir una multiplicidad de sectores inmensa. El suicidio es multicausal, multisectorial. Por ejemplo, tras lo ocurrido con Katy Winter, la niña del colegio Nido de Águilas, de alguna manera se alivianó la discusión diciendo: ‘la gente que sufre bullying se suicida’. Eso no es así, y decirlo así es absolutamente irresponsable. El bullying es un factor que contribuye a aumentar el riesgo en personas que sí tienen cierta susceptibilidad. Es decir, hay una cierta vulnerabilidad. Por lo tanto, de alguna manera, y pese a que pueda sonar controversial, el suicidio finalmente como evento de salud es un evento que está biológicamente determinado. O sea, todos podemos tener una vida miserable, todos podemos tener vivencias absolutamente terribles en términos emocionales y anímicos, pero hay una muy baja proporción de nosotros que va a terminar suicidándose. Cuando trabajo con pacientes e indago antecedentes de suicidio familiar, si es que ellos llegan a encontrar algo, el dato aumenta ocho o diez veces la probabilidad del suicidio en familiares en dos generaciones más abajo, porque es un evento que tiene una carga genética altísima.

Ahora bien, las cifras de depresión en comunas con mayor vulnerabilidad socioeconómica pueden ser altas, pero las de suicidio tienden a equipararse con las de mejor situación porque finalmente los que se van a suicidar son una proporción pequeña que está muy biológica y genéticamente determinada. Ahora, si es que los habitantes de las comunas con peores condiciones socioeconómicas están más vulnerables, es probable que lo hagan, y por eso la prevención. Pero finalmente el suicidio consumado es un evento biológicamente determinado.

-¿Qué lectura haces del total de la información expuesta?

El suicidio es un problema de la sociedad. Lo que más tenemos que hacer es ponerlo sobre la mesa, hablarlo. Está el mito, en general, que si uno lo habla, aumenta el riesgo; y es todo lo contrario. En términos clínicos, hablar con los pacientes del suicidio es bajar el riesgo. Esa es una indagación dirigida. El rol de los medios es fundamental, porque desestigmatiza el tema. Probablemente hacer esta nota es clave, porque se concientiza, se sensibiliza a la población sobre este tema real, que es un problema de salud pública y que, como país, debemos proteger.

Hay dos grupos de riesgo: los adolescentes y los adultos mayores. El adolescente es sano por definición. Se sienten absolutamente inmortales y es algo normal. Cuando un adolescente se suicida, es una catástrofe para la generación, para el colegio, la familia, todos. El suicidio es la tercera causa de muerte de los adolescentes en Chile. Lo que allí se puede hacer es prevención y promoción de salud mental.

En los adultos mayores hay casos dramáticos de abuelitos que viven solos y se matan porque las pensiones se les van en los medicamentos para las múltiples enfermedades que tienen. Los factores de riesgo son enfermedades crónicas no cuidadas, desprotección social, privación sicosocial, baja contención. Todas son conductas que llevan al suicidio en la tercera edad. El Estado debería hacerse cargo de todo lo que tenga que ver con una tercera edad más protegida.

Y por último, saliendo del suicidio, que sigue siendo el desenlace más dramático, el tema nos lleva a preguntarnos cuál es nuestra prioridad como sociedad en términos de hacernos cargo de la salud mental de la población. Hoy en día el presupuesto para salud mental del Ministerio de Salud está entre el 2.1 y el 2.3 por ciento. Cuando entramos a la OCDE nos comprometimos a tener cerca de un siete u ocho por ciento. En el primer gobierno de Bachelet fue de un cuatro por ciento; en el primer periodo de Piñera se deshuesó la salud Mental; en el segundo periodo de Bachelet no se hizo nada; y Piñera ahora tampoco está haciendo mucho. La salud mental es el área de la medicina que produce más carga en la población, que más pérdida de años de vida saludable produce, y sin embargo es una de las áreas que tiene menos presupuesto. Hay que aumentarlo.

Nota de Redacción: este artículo se elaboró siguiendo los puntos y respetando los argumentos que la Organización Mundial de la Salud aconsejó en su documento: “Prevención del Suicidio: un instrumento para profesionales de los medios de comunicación”.