Caso de corrupción de hijo de Bolsonaro involucra a madre y esposa del principal sospechoso de asesinar a Marielle Franco

Caso de corrupción de hijo de Bolsonaro involucra a madre y esposa del principal sospechoso de asesinar a Marielle Franco

Por: Victor Farinelli | 22.01.2019
Dos de las personas registradas como parte del equipo de trabajo de Flávio Bolsonaro son Raimunda Veras Magalhães y Danielle Mendonça da Costa Nóbrega. Raimunda es la madre y Danielle es la esposa de Adriano Magalhães da Nóbrega, un ex-capitán de la Policía Militar de Río de Janeiro que hoy es sospechoso de ser el hombre fuerte de una milicia de las más peligrosas del Estado, llamada Escritório do Crime (“oficina del crimen”).

El caso de los raros giros de dinero entre los asesores de Flávio Bolsonaro y las cuentas bancarias de la familia ha alcanzado otro nivel con las revelaciones de este martes 22 de enero, que lo podrían ligar incluso con los responsables por el asesinato de la concejala Marielle Franco, ocurrido el marzo del año pasado.

La sospecha del Ministerio Público sobre Flávio (diputado regional por Río de Janeiro y elegido senador por el mismo Estado en las últimas elecciones, aunque todavía no ha asumido el nuevo cargo) tiene que ver con el hecho de que los traspasos se hacían siempre en las fechas en que se pagan los sueldos de los asesores parlamentarios, y con montos muy similares a esos pagos, lo que podría configurar que el diputado cobraría una parte de esos sueldos de algunos de sus 8 asesores para mantenerlos en su equipo - una modalidad muy común de corrupción en Brasil, sobretodo en las asambleas regionales.

Sin embargo, lo que se ha revelado hoy profundiza aún más las sospechas sobre los Bolsonaro. Eso porque dos de las personas registradas como parte del equipo de trabajo de Flávio son Raimunda Veras Magalhães y Danielle Mendonça da Costa Nóbrega. Raimunda es la madre y Danielle es la esposa de Adriano Magalhães da Nóbrega, un ex-capitán de la Policía Militar de Río de Janeiro que hoy es sospechoso de ser el hombre fuerte de una milicia de las más peligrosas del Estado, llamada Escritório do Crime (“oficina del crimen”).

Entre otras hazañas, el Escritório do Crime y Adriano da Nóbrega son los principales sospechosos de haber asesinado a la concejala socialista Marielle Franco. El crimen ocurrió el 14 de marzo de 2018, cuando Marielle regresaba de un encuentro de mujeres de las favelas de Río. El auto en que viajaban ella, una asesora y el chofer fue bloqueado en una zona turística del centro de Río, y luego acribillado por un único tirador, que hizo 13 disparos, 4 de ellos acertaron la cabeza y cuello de la concejala, mientras otros 3 alcanzaron al chofer por la espalda, matando a los dos - la asesora también sufrió heridas graves, pero logró sobrevivir.

Raimunda Magalhães y Danielle Mendonça de Nóbrega estaban registradas como parte del equipo parlamentario de Flávio Bolsonaro hasta noviembre pasado. Todavía no hay pruebas de que los movimientos sospechosos de valores entre asesores del hijo mayor del presidente involucra también a las dos, pero como esos movimientos ocurrieron entre marzo y agosto de 2018, se puede decir que sucedieron cuando ellas sí estaban trabajando en la oficina del diputado.

Pero la revelación de este martes va más allá de una simple sospecha de corrupción (con fuertes indicios), porque certifica más claramente un vínculo entre la familia Bolsonaro y las milicias organizadas que suelen actuar en las favelas de Río de Janeiro y en las regiones periféricas de la Ciudad Maravillosa. De hecho, el vínculo no viene de hoy: en los años 2003 y 2004, Flávio Bolsonaro propuso (pero sin éxito) entregar un homenaje por parte de la Asamblea Legislativa de Río al entonces capitán Adriano da Nóbrega, cuando él ya era sospechoso de participar en un asesinato cometido por policías en el año 2000. Por lo mismo, quizás no sea sorpresa que el mismo Flávio haya sido el único diputado que votó en contra el homenaje (que sí fue aprobado, quedando a un voto de la unanimidad) a la concejala Marielle Franco, que fue entregado por la misma Asamblea.

La sospecha sobre Adriano da Nóbrega (que luego llevó a la relación de su madre y esposa con Flávio Bolsonaro) surge a raíz de una operación liderada por el Grupo de Actuación Especial en Combate al Crimen Organizado (GAECO) y el Ministerio Público de Río de Janeiro (MP-RJ), que detuvo a cinco sospechosos de participar en el asesinato de Marielle Franco.

[caption id="attachment_268108" align="alignnone" width="1024"] Foto: Adriano da Nóbrega.[/caption]

El presidente y las milicias

Primero, hay que diferenciar las milicias de las bandas de narcotráfico que actúan en las favelas y zonas periféricas de Río de Janeiro. En realidad, las milicias son un efecto colateral del narcotráfico: grupos armados, muchos de ellos impulsados por ex-policías o incluso por policías activos, que literalmente venden el servicio de la seguridad a las comunidades pobres de la región - o más bien las obligan a comprar el servicio, no es difícil entender cómo. Al final, se vuelven grupos de exterminio que actúan por encargo o por la necesidad de dominar territorios, y mantener los que consideran “sus clientes”.

La relación de los Bolsonaro con esas milicias siempre fue una sospecha de sus detractores, pero nunca hubo indicios tan concretos como el de ahora. Antes esa hipótesis se basaba en algunas frases de Jair Bolsonaro, de una época en que ni soñaba con ser candidato presidencial. En el primer caso, del año 2003, el actual mandatario dijo que “mientras el Estado no tenga el coraje de adoptar la pena de muerte, los crímenes de exterminio (especialidad de las milicias), seguirán siendo muy bienvenidos. En mi Estado de Río de Janeiro, si no están esos grupos (milicias) solo mueren los inocentes. En Bahía, donde ellas pueden actuar, la delincuencia ha bajado, según las informaciones que manejo. ¡Mis felicitaciones a los de Bahía!”.

La segunda declaración fue en el 2008, diez años antes de elegirse presidente: “Algunos milicianos no tienen nada que ver con cosas malas, como controlar la venta de gas en la zona que actúa. Es solo un sujeto que gana un sueldo bajo como policía o bombero, y como tiene su propia arma, puede organizar y ofrecer el servicio de seguridad a su comunidad”.