Palestina hoy, Chile 1973: Una invitación a no mirar para el lado, tomar una posición y boicotear
La reciente visita de Roger Waters a Chile ha ayudado a volver a poner sobre la mesa la Causa Palestina desde la perspectiva de una ocupación de carácter colonial a la que hay que hacerle frente. Esto significa precisamente, como dijo este músico, no mirar para el lado, tomar una posición al respecto y actuar en concordancia. De esta forma Waters invitó a sumarse a lo que él mismo ha venido haciendo hace años, como vocero de la campaña del BDS cultural, aprovechando su vitrina como un músico internacionalmente conocido. El BDS es un movimiento de acción no-violenta por la libertad, justicia e igualdad a través del Boicot, Desinversiones y Sanciones al Estado de Israel, fundado en 2006 por la sociedad civil palestina. El BDS puede abordarse desde tres campañas distintas pero complementarias, el boicot económico, el académico y el cultural, y es en este última el que la se enmarcó la charla de Roger Waters en Matucana 100. En ella, invitó a un grupo importante de artistas chilenos de distintas disciplinas a hacerse parte de este movimiento, sumándose al boicot cultural quienes, tal como cuenta Yasna Mussa, formarán la Asociación Cultural por Palestina en Chile.
La acción del boicot es una acción de protesta de larga data y que se ha aplicado en distintos contextos, tiempos y lugares. Por ejemplo, el 4 de marzo de este año se estrenó el documental Nae Pasaran del chileno Felipe Bustos Sierra en el Festival Internacional de Cine de Glasgow, a tres salas llenas en el Glasgow Film Theatre, el principal cine de la ciudad más grande de Escocia. Había expectación por el documental no sólo porque tomó varios años, concursos y campañas de financiamiento para realizarse, sino también por la historia que cuenta. Nae Pasaran cuenta una historia de boicot y solidaridad internacional, de un grupo de obreros escoceses hacia el Chile bajo dictadura, negándose a reparar los motores de los aviones que el 11 de septiembre de 1973 bombardearon La Moneda. Actualmente este documental se está exhibiendo en varias salas de cine de Reino Unido y en cada muestra el sentimiento de orgullo de los escoceses crece. También se reafirma la idea de que son un pueblo con una tradición de solidaridad internacional, del lado de los oprimidos, apoyando no sólo al pueblo chileno bajo dictadura, sino que también organizando campañas de solidaridad por Sudáfrica bajo apartheid y también por Palestina.
Sin embargo, por esos mismos años, ocurrió otro hecho de importancia internacional, pero con un resultado menos feliz, tanto para el pueblo escocés como el chileno. En 1977, previo al mundial de fútbol Argentina 78, Escocia iría a jugar un partido amistoso con Chile, en el Estadio Nacional, mismo estadio del que ya todos sabemos se usó como centro de detención y tortura. Como cuenta Felipe Bustos Sierra en su documental, en Escocia se sabía lo que ocurría en Chile y ya eran varias las acciones de solidaridad que se habían encabezado por el pueblo chileno. El hecho de que su selección nacional de fútbol fuera a jugar a nuestro país, y sobre todo, en ese estadio, generó gran controversia. Como explica Rodrigo Alarcón en su artículo, hubo una importante campaña para que la selección no fuera a jugar, instando a la Asociación de Fútbol Escocesa (Scottish Football Association, SFA) a no ser cómplice del fascismo y no manchar sus manos con sangre. Hubo discusiones parlamentarias, presiones a la SFA e incluso canciones que buscaban detener ese partido. Por ejemplo, el cantautor escocés Adam McNaughtan escribió “Blood Upon the Grass” (Sangre sobre el césped), una canción que interpelaba directamente a las figuras del fútbol escocés, como Alan Rough, Tom Forsyth, Archie Gemmill y Andy Gray, preguntándoles si es que irían a jugar a ese estadio que se había convertido en un lugar para matar, y que si lo hacían, estarían honrando el horror con su destreza (“Santiago stadium / Became a place to kill / But a Scottish football team / Will grace it with their skill”), repitiendo en el coro el verso “hay sangre en el césped”. Lamentablemente, la selección de fútbol viajó y jugó en el Estadio Nacional sin más. Claro, quienes hoy recuerdan ese hecho se avergüenzan de la complicidad de la SFA con el fascismo chileno y su nula reacción frente a esta campaña.
Imagen: People’s History Museum, Manchester.
Hoy, 41 años después está ocurriendo algo similar, pero ya no con el pueblo chileno, sino que con el palestino, cuya ocupación, apartheid y constante violación a los derechos humanos cumplió ya los 70 años. Durante octubre y noviembre juega selección de fútbol de Israel con la de Escocia y una campaña similar a la que se dio por Chile ha encabezado el grupo Escocés de Solidaridad por Palestina (Scottish Palestine Solidarity Campaign SPSC).
En uno de los folletos distribuidos en el marco de esta campaña se ve en un plano a Margaret Thatcher junto a Augusto Pinochet y en el otro, a Theresa May junto a Benjamin Netanyahu, bajo el título escrito en color rojo Chile 1973 – Palestina Hoy. El folleto equipara la necesidad del apoyo internacional para el Chile bajo Pinochet y la Palestina de hoy, donde el boicot, como hemos visto, ha jugado un rol relevante. En el folleto se lee que “los escoceses se enorgullecen por sus acciones de solidaridad internacional en apoyo a las luchas por la libertad”. Termina diciendo “la mejor manera de honrar su espíritu de solidaridad internacional y resistencia hoy es apoyando al pueblo palestino en su llamado al BDS – Boicot, desinversiones y sanciones contra el estado de Israel hasta el cese de sus crímenes contra el pueblo palestino”.
Esta campaña llama a la SFA a apoyar los derechos del pueblo palestino, a sumarse al petitorio de suspender a la Asociación de Futbol Israelí (IFA) de la FIFA hasta que Israel respete los derechos humanos de los palestinos y cumpla con la ley internacional. El petitorio destaca “la profunda complicidad de las violaciones de la ley internacional y los derechos humanos de los palestinos” de la IFA, porque ésta incluye seis equipos de fútbol con sede en asentamientos israelíes ilegales, los cuales son considerados crimen de guerra bajo la ley internacional. Por eso Escocia no debió ni debiera jugar con Israel hasta que éste cumpla con la ley internacional.
Como chilena, de ascendencia palestina, y viviendo actualmente en Escocia, espero que esta vez se siga el camino trazado por los obreros que orgullosamente cuenta Nae Pasaran y no repita el mismo error que cometieron en 1977, permitiendo que su selección mirara para el otro lado y jugara en un estadio de fútbol manchado de sangre.
Habiendo en Chile una comunidad importante de palestinas y palestinos, me parece importante que distintas organizaciones chilenas adscriban también a esta campaña para que Escocia no juege con Israel. Tal como se dice la noticia que la Federación Palestina de Chile publicó sobre esta campaña, una acción es firmar esta petición para que, aunque la SFA no cancele el partido, al menos visibilicemos que muchas personas, en muchos lugares del mundo, nos oponemos a lavar la imagen de Israel con eventos deportivos como éste. Otra, es sumarse a la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones, tal como Roger Waters invitó recientemente a los artistas chilenos. Y como siempre, informarse con fuentes confiables sobre la situación en Palestina, y sobre todo ayudar que quienes nos rodean, aunque no necesariamente tengan una sensibilidad por el tema, se informen, aprendan y se sumen también al BDS.