Mumo querido
Cada 20 de Julio, para todos los hinchas de Universidad Católica (y del fútbol), es una nueva oportunidad de reflexión. Reflexión marcada por la identidad, valores y liderazgo que Raimundo Tupper nos dejó. Ya son 23 años desde su partida y no existe persona que no sepa quién y cómo fue El Mumo. Debo reconocer que, para mí, siendo muy chica en esa época, me tomó mucha literatura, documentales y conversaciones para lograr apreciar en un 100% lo que Raimundo es y fue para todo aquel que ama a La Franja.
En la cancha, era versátil, jugó de volante, delantero y de lateral izquierdo. El Mumo logró el Campeonato Nacional de 1987 y la Copa Chile de 1991 con la UC, además de la Interamericana de 1994. Fue seleccionado chileno en la categoría Sub 20 en 1987 y se fue de gira con la Selección adulta en 1994 bajo el mando de Mirko Jozic.
Pero ¿qué hizo diferente al Mumo?; ¿por qué lo recordamos con tanto orgullo?; ¿por qué hablamos de legado?; ¿por qué es tan especial para la historia de la UC?
Raimundo Tupper, fuera de la cancha era un líder con conciencia social pocas veces vista en jóvenes provenientes del estrato conservador político del que él venía. Le gustaba la literatura de Gabriel García Márquez y la música de Silvio Rodriguez.
Era una persona valiente y muy empática, esa empatía tan esquiva en estos tiempos. Valiente, se atrevió a sacar la voz, en una época donde no era cosa de llegar y hablar, y negarse a votar por Pinochet argumentando que “soy del otro bando” cuando el directorio de Universidad Católica “presionó” a sus jugadores a votar para seguir con la dictadura. Entendía de desigualdad y cada vez que podía, les prestaba libros a sus compañeros de equipo provenientes de lugares más vulnerables, reconociendo que si él tuvo la posibilidad educarse como lo hace un mínimo porcentaje de nuestro país, debía compartir ese conocimiento y entregar herramientas para que todos pudieran tener las oportunidades que te brinda (en esta sociedad) una educación de esa índole.
Como muy bien dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” y Raimundo lo entendía y actuaba acorde a eso. Más allá de su innegable talento en la cancha, al Mumo se le recuerda por sus valores, ideales y liderazgo. Por su altruismo y por su constante cuestionamiento a la sociedad desigual en la que creció (y que persiste). Por su gentileza. Por preocuparse del bienestar de los demás y motivar a sus compañeros a no solo ser los mejores en la cancha, sino que también, a ser personas íntegras.
Ese 20 de Julio de 1995, quedará marcado para siempre en la historia del fútbol chileno como el día en que Raimundo nos dejó. Hoy, a 23 años de su partida, solo puedo sentir un tremendo orgullo por amar los colores que vistió y amó una persona como él, una persona que entendió la vida y sus injusticias, una persona que entendió que más que exigir, hay que entregar; una persona que entendió que callarse no es una opción y menos aún, dejarse pasar a llevar, una persona que… entendió todo.
Tu legado es inmortal, Raimundo, y desde tu ejemplo, con mucha humildad continuaremos haciendo Club. Mañana estaremos una vez más alentando a la UC y no cabe duda, que cada uno de los asistentes dedicará más de alguna mirada y palabras de agradecimiento hacia donde está tu Cruz.
Abrazo al cielo, Mumo querido. Los Cruzados, jamás te olvidaremos.