La carta que José Antonio Kast debería escribir, pero que nunca hará

La carta que José Antonio Kast debería escribir, pero que nunca hará

Por: Alejandro Kirk | 27.03.2018
El periodista Alejandro Kirk escribe esta carta donde un ficticio JAK realiza un repudio a la violencia ejercida por Carabineros, las religiones intolerantes y el terrorismo de Estado, además de ser enfático en mostrarse contrario a los crímenes de la dictadura y a los atropellos de sus progenitores en Paine tras el golpe de Estado.

Yo, Jose Antonio Kast, envío esta carta abierta a los campesinos de Paine, a las víctimas de violaciones de derechos humanos, a los prisioneros políticos desaparecidos, a los torturados, a los exiliados, los que perdieron su trabajo y fueron perseguidos; a los familiares de los desaparecidos y de los ejecutados políticos. En suma, a todos quienes sufrieron los horrores del terrorismo de Estado, que considero absolutamente innecesario para el triunfo de las ideas que defiendo.

También la dedico al pueblo mapuche, los estudiantes, trabajadores y movimientos sociales actuales. No concuerdo con sus propuestas pero rechazo la violencia en su contra.

Así como encuentro inaceptable que estudiantes, profesores y organizaciones sociales de Iquique me hayan expulsado del campus de la Universidad Arturo Prat, y sin perjuicio de mis ideas políticas y económicas, me siento obligado a respaldar mi reclamo de tolerancia con lo siguiente.

1. Repudio las actividades de mi abuelo, Michael Kast, como oficial de la Alemania nazi en el territorio ocupado de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, donde se cometieron inconcebibles atrocidades.

2. Repudio las actividades de miembros de mi familia antes, durante y después del golpe de Estado de 1973 en la zona de Paine, donde se afincaron mis progenitores tras escapar de la justicia de la postguerra en Europa. Pido perdón a las familias de los campesinos expulsados de sus tierras, detenidos, golpeados, asesinados y desaparecidos con ayuda de mis familiares y junto con ello me comprometo a establecer un fondo familiar de reparación, junto con sitios de memoria que recuerden los atropellos en que participaron miembros de la familia Kast.

3. Repudio el terrorismo de Estado ejercido por la dictadura y la participación en ese periodo de miembros de mi familia en diversas posiciones ilegítimas de autoridad.

4. Repudio a los miembros de las Fuerzas Armadas y policiales, así como a todos los civiles que participaron en la represión indiscriminada contra el pueblo de Chile. En particular a a quienes se especializaron en esas actividades que originaron un dolor permanente a millones de compatriotas.

5. Repudio a todos los genocidas presos en Punta Peuco y los insto a colaborar con la justicia para encontrar los restos de los detenidos desaparecidos y esclarecer la verdad de la maquina represiva de la dictadura. Estimo que solo una activa y efectiva colaboración de su parte pudiera permitir una relativa apertura hacia sus imploraciones de clemencia.

6. Repudio los atropellos a la libertad política y sindical, a la libertad de expresión, al derecho a reunión, manifestación y de trabajo cometidos por el régimen dictatorial de Pinochet.

7. Repudio los abusos cometidos por Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones contra el pueblo mapuche, como la reciente agresión cometida por Fuerzas Especiales contra un grupo de mujeres que vendían vegetales en las calles de Temuco. Rechazo los allanamientos ilegales, el terror producido a los niños, el maltrato generalizado y los montajes organizados para justificar la detención de sus líderes.

8. Repudio la violencia ejercida por las Fuerzas Especiales de Carabineros contra estudiantes y trabajadores que ejercen su derecho a manifestarse.

9. Repudio la Doctrina de la Seguridad Nacional, sobre cuya base se estableció el terrorismo de Estado, porque esta doctrina convierte a las Fuerzas Armadas en parte de una facción social y convierte a ciertos ciudadanos en "enemigos internos".

10. Repudio las manifestaciones religiosas intolerantes hacia otras formas de pensar, de otras religiones, o bien ideas laicas, agnósticas y ateas. Públicamente tomo distancia de los promotores de violencia religiosa y familiar, como hacen algunos lideres evangélicos.

Estimo que con estos argumentos, que me comprometo a defender públicamente en cada ocasión, puedo solicitar que se me otorgue el derecho a participar del debate nacional y defender allí, en igualdad de condiciones, mi ideología de derecha.

Atentamente,

JAK