Homilía del papa en Iquique: Tierra de hospitalidad festiva

Homilía del papa en Iquique: Tierra de hospitalidad festiva

Por: Dras. Nanette Liberona y Marcela Tapia | 21.01.2018
El Papa interpela a Chile a preguntarnos ¿somos un país de acogida? ¿somos hospitalarios con quienes llegan en busca de sus sueños? ¿invitamos a los migrantes a ser parte de esta fiesta? Sin duda se trata de un llamado de atención, no sólo al mundo católico, sino a todo el pueblo chileno.

La última homilía del Papa en Chile se hizo en nuestro Iquique, que en palabras de Francisco es “tierra de sueños” para aquellas personas y familias que ante la adversidad no se dan por vencidas.

Una región que históricamente ha recibido a gente de distintos pueblos y culturas, por lo que se mereció la caracterización como “zona de inmigrantes”. Sabíamos que su mensaje se centraría en la población inmigrante, sin embargo sorprendió la relación entre fiesta y hospitalidad, una relación poco comprendida en estos tiempos, pero que adquiere sentido en una región de gran religiosidad popular. De esta manera llama a acoger a los migrantes y a reconocer en ellos a la familia de Jesús que también migró y padeció los miedos y los obstáculos de la migración.

El mensaje que plasmó el Papa Francisco, fue claro al definir quiénes son los migrantes; personas que dejan sus países con la esperanza de una vida mejor, que partieron por no encontrar salida en sus países, que partieron con sus mochilas cargadas de miedo e incertidumbre por lo que vendrá.

Por tanto, la responsabilidad de quienes vivimos en esta tierra es recibirlos con hospitalidad, pero no cualquier hospitalidad, sino, haciendo referencia al evangelio, corresponde acogerlos festivamente, con la alegría de la fiesta en la que se comparte el vino con el que viene llegando.

Hoy sabemos que nuestro país no tiene una ley migratoria actualizada y adaptada a la realidad del país: en palabras de Francisco “no estamos ofreciendo el vino a los inmigrantes que llegan a nuestra fiesta”. En este sentido un aspecto que llamó la atención se refiere a las injusticias que viven los migrantes, especialmente la precarización del empleo, la falta de viviendas y sobre todo el aprovechamiento que hace la sociedad receptora de la irregularidad, o sobre el desconocimiento de nuestras instituciones o del idioma. En este sentido el Papa interpela a Chile a preguntarnos ¿somos un país de acogida? ¿somos hospitalarios con quienes llegan en busca de sus sueños? ¿invitamos a los migrantes a ser parte de esta fiesta? Sin duda se trata de un llamado de atención, no sólo al mundo católico, sino a todo el pueblo chileno.

El Papa Francisco llamó a aportar lo que tengamos en función de revertir esta situación, que despleguemos nuestra solidaridad y compromiso con la justicia, “hacerlos parte del baile” y reconocer los valores, alegría y fe de los migrantes, a no privarnos de todo lo bueno que tienen para aportar. Asimismo, llamó a incorporar en esta hospitalidad la sabiduría ancestral presente en este territorio, integrar los saberes de los pueblos originarios, pueblos que traspasan las fronteras y que con “alegría y fiesta contagiosa”, tal como se sabe celebrar en las fiestas tradicionales “no dejar a nadie afuera”.

Esta misa, a diferencia de las anteriores, también tuvo un rasgo integracionista puesto que participaron en peregrinos y sacerdotes de las diócesis de Perú y Bolivia. Asimismo se destacó cómo las festividades religiosas populares, como La Tirana, San Lorenzo, La Virgen de las Peñas y la Virgen de Ayquina atraen a fieles más allá de las fronteras y unen a los pueblos en la devoción.