El aborto y la pendiente resbaladiza
El uso de falacias en el discurso político está a la orden del día. Comúnmente nos encontramos con ataques ad hominem, es decir, con ataques personales en lugar de refutaciones de argumentos. También con generalizaciones apresuradas y “espantapájaros”, construcciones de falsos adversarios fácilmente refutables. Pero existe una falacia que solemos encontrarnos principalmente en los debates de la llamada “agenda ética”, en la que suele apoyarse la derecha para construir sus argumentos: la pendiente resbaladiza.
Dicho brevemente, la pendiente resbaladiza es aquella falacia que construye un argumento aparentemente válido a partir del supuesto de que una modificación en el estado actual de las cosas generará una debacle de proporciones. Esta falacia también es conocida como “bola de nieve” y la imagen que este nombre evoca hace más sencillo entender cómo opera esta construcción argumentativa. Así, por ejemplo, la concesión de un derecho que compete a una proporción muy pequeña de la población, parece conducir inevitablemente a la devastación moral de la humanidad.
El último caso de uso de esta falacia en nuestro ya pobre debate nacional puede leerse en la columna de Alejandro Guzmán Brito, donde analiza las consecuencias que traería la aprobación de la ley de aborto en 3 causales. Tomemos por parte su intento de hacer pasar por argumento este entramado de falacias. El primer efecto que Guzmán prevé de aprobarse la ley, es la creación de clínicas abortivas. Esta cuestión parece evidente, sobre todo en un país que las cuestiones sanitarias son tan buen negocio. El mismo Guzmán aclara que la legislación no prohíbe la creación de estos centros, sino el que publiciten sus servicios. Sin embargo, no establece sanciones en caso de violar la prohibición. Hasta aquí no puedo sino estar de acuerdo con Guzmán. Parece que esta ley es más estricta con las mujeres que necesitan abortar, poniendo de por medio una serie de obstáculos para ello, que con quienes quieran “emprender” en el lucrativo negocio de la salud. Creo que este argumento es más pertinente para atacar la falta de determinación de quienes legislan a la hora de perseguir los ilícitos asociados al negocio de la salud, que la despenalización misma del aborto en estas 3 causales precisas.
Pasando a la revisión de los argumentos restantes, nos encontramos con un verdadero poema. Para Guzmán la aprobación del aborto en 3 causales conducirá a la aprobación del aborto en cualquier causal. Esto parece ser cierto, pero en ningún caso se trata de un proceso automático. Este proyecto de ley es el resultado de años de lucha de las mujeres y abarca únicamente el 3% de los casos de los abortos que hoy se practican en la clandestinidad. Ya quisiéramos quienes hemos porfiado en la necesidad de un aborto por infinitas causales que se tratara de un camino sin retorno hacia el -mal llamado, por lo demás- aborto libre. Lo ocurrido en España con el gobierno de derecha del PP y su intento de volver a penalizar el aborto, frenado solamente por la enorme resistencia de la organización feminista, nos muestra que este camino nunca es fácil y sobre todo, que nunca es irreversible.
Pero Guzmán continúa su columna y remata la falacia anterior con un ejemplo que parece sacado de manual: el divorcio, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la línea directa que podría trazarse entre este y el matrimonio entre consanguíneos e incluso entre distintas especies. Creo que las redes sociales han festinado suficiente ya con esta curiosa elección argumentativa y no quisiera agregar más a lo que la creatividad colectiva ha contestado ya. Lo que creo que vale la pena agregar es que si eso llegara a ocurrir, si llegasen a permitirse dichas uniones, estas no tendrían ninguna relación de causalidad con la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo como parece sugerir Guzmán, así como tampoco la aprobación del aborto en 3 causales conduce a los abortos sin el consentimiento de las mujeres, como sí podría hacerlo, en cambio, una dictadura.
Creo que el argumento de Guzmán puede servirnos para reflexionar sobre la importancia de cuidar nuestra democracia, no tanto la democracia que tenemos, sino la que luchamos por tener, sin TC, sin mercantlización de la salud y con derechos sociales y sexuales.
El TC se ha pronunciado con el rechazo al requerimiento de inconstitucionalidad de Chile Vamos ante las 3 causales, esto nos hace reflexionar que con este mínimo ético, la lucha feminista debe continuar hasta obtener la soberanía de nuestros cuerpos en su totalidad. Que este fallo no nos confunda, lo resuelto por el Tribunal Constitucional también es político, al resguardar su legitimidad ante el cuestionamiento de la opinión pública. Mientras exista este mecanismo la cancha será rayada solo por y para algunos y no para el pueblo de Chile.