En la madrugada del martes recién pasado falleció a sus 102 años Marta Gamboa, vecina de San Miguel, quien por sus condiciones físicas vivía en situación electrodependiente de un generador que le proveía de oxigenación para sobrevivir. La señora Marta no murió porque sí, su familia dice que estaba estable y de buena salud. La señora Marta murió porque no pudo recibir su suministro regular de oxígeno debido al corte de luz que sufrió nuestra comuna.

Su muerte nos invita al dolor, pero también a la impotencia y la indignación, ya que mientras el gerente general de ENEL residía temporalmente en el Hotel Hyatt, porque también sufrió un corte de luz en su domicilio, a la familia de la señora Marta no la atendían en sus necesidades, le decían que estaban colapsados, que no le atendían el teléfono o que su respuesta es tardía. En otras palabras, la señora Marta y su familia fueron abandonados. Nos duele su muerte, nos duele que la desigualdad determine quién puede vivir y quien no, quien puede tener una vida de privilegios y otras que tengan que sobrevivir a duras penas.

Esto como autonomistas, y sobre todo como personas, nos lleva a pensar dolorosamente no sólo en la señora Marta, sino en las miles de personas de tercera edad que están siendo sistemáticamente abandonados por la sociedad: cientos de adultos mayores con pensiones miserables, con problemas de salud que no son atendidos adecuadamente, con aislación social por falta de transporte o de facilidades en viabilidad…cientos de adultos mayores ignorados por el mercado y en negligencia por el Estado. Acompañamos a la familia de la señora Marta, le enviamos nuestras sentidas condolencias que van revestidas por el compromiso de construir una sociedad más justa e inclusiva.

Mauricio Carrasco, Militante del Movimiento Autonomista.

Precandidato a Diputado por el Distrito 13