La convención constitucional debe ser una asamblea constituyente
En octubre de 2015, la presidenta de la República, Michelle Bachelet, detalló el proceso constituyente que se implementaría en nuestro país para la elaboración de la nueva Constitución, compromiso programático del Gobierno y de su coalición frente a la ciudadanía.
En el día de ayer, se presentó ante el Congreso un proyecto de reforma constitucional del capítulo XV de la Constitución de 1980, sobre los mecanismos constituyentes.
Una vez revisado el proyecto, como Iniciativa Ciudadana Marca AC, declaramos lo siguiente:
1- La necesidad de un proceso constituyente de cara a la ciudadanía está absolutamente validado como una necesidad para nuestra convivencia democrática. Las graves carencias de legitimidad del sistema político se siguen evidenciando a diario y demuestran la necesidad de un nuevo pacto social, donde nuestras reglas de convivencia y la labor de los poderes del Estado estén sujetas a la voluntad soberana de la ciudadanía en un proceso de participación vinculante.
2- Después de 27 años, valoramos la primera presentación formal de una reforma que aspira a la redacción de una nueva Constitución para Chile. Aunque nuestro objetivo es y será que ésta debe ser elaborada por una Asamblea Constituyente, comprendemos que éste es un paso importante en el marco político actual, sometido a los cerrojos constitucionales y al poder de veto de los sectores conservadores transversales, expresados en los altos quórums dispuestos para todo este proceso y en la limitación de decisiones propias de una futura Convención Constitucional, dejando en manos de un Congreso aún binominal la definición de las reglas más relevantes y omitiendo la posibilidad de un plebiscito, en el caso de no existir acuerdo parlamentario, que permita a la ciudadanía decidir el mejor mecanismo,.
3- La figura propuesta de Convención Constitucional, como señaló la Presidenta, no cierra ninguna de las opciones de mecanismos descritas originalmente en la propuesta de 2015 del Ejecutivo (Comisión Bicameral, Convención Mixta y Asamblea Constituyente). Podríamos insistir en nuestras argumentaciones desarrolladas durante estos cuatro años, a favor de una AC, pero ni la legitimidad ni la legalidad del mecanismo constituyente que promovemos están en discusión. Lo que desde hoy se nos demanda es, a través de nuestro trabajo territorial y político, exigir a los parlamentarios en ejercicio un pronunciamiento claro sobre esta reforma constitucional y, al mismo tiempo, trabajar incansablemente por candidatas y candidatos que explícitamente apoyen que la Convención Constitucional que se discutirá sea una Asamblea Constituyente.
4- Ya no podemos seguir culpando (con justa razón) a los que siempre han defendido y se sienten cómodos en la actual institucionalidad. Ya no podemos seguir sólo evidenciando, con rabia conformista, las más que conocidas trabas para cualquier intento de discutir nuestros derechos. Cualquier escenario futuro nacional (como ya se vive en algunos municipios) será también responsabilidad de nuestra capacidad de participación en la democracia representativa, favoreciendo la configuración de un Parlamento donde se rompa el cerco binominal, un Congreso que mayoritariamente reconozca nuestra soberanía y el derecho de la ciudadanía a participar de modo vinculante en la deliberación de la futura Constitución, pues evidentemente la forma en que ésta se discuta determinará sus contenidos.
5- Es preciso entonces, también, que las organizaciones sociales y políticas que programáticamente adhieren a la Asamblea Constituyente, realmente asuman la causa constituyente en la práctica y no sólo como simbolismo electoral. Éste es el tiempo de la unidad, la generosidad y la acción ante la ciudadanía, pues hoy a nuestro país no le sirven "celebraciones" de derrotas devenidas en triunfos. Los idearios políticos y sociales se revalorizan y validan constructivamente y no contra los demás que también sueñan y aportan para un mejor país. En cada campaña electoral de este 2017 debe visualizarse ese compromiso, esa generosidad y también cierta capacidad de renuncia a los fines propios, desde la primera a la última hora, por la causa común.
6- Finalmente, convocamos a la ciudadanía a participar, a movilizarse por sus demandas, a votar y a acompañar a las candidaturas de todos los sectores políticos que transversalmente están por la Asamblea Constituyente, porque este es un desafío donde, quienes aspiren a ser genuinos representantes, deben manifestarse sobre si realmente respetan o no la soberanía del Pueblo. Llegamos hasta aquí para quedarnos y necesitamos sumar más voluntades que hagan del discurso una acción cotidiana. Nosotros no nos vamos a negar el privilegio de mirar hacia atrás en unos años más y sentir que fuimos constructores de un nuevo Chile, el país que nos debemos.
¡Hasta que la Soberanía se haga costumbre!