El Tribunal de Garantía de Quilpué declaró culpables a los siete imputados de la "secta de Colliguay" por el asesinato de un lactante.

Pablo Undurraga, la mano derecha del fallecido líder del colectivo Ramón Castillo, alias "Antares de la Luz", y la madre del menor, Natalia Guerra, fueron acusados de homicidio y parricidio respectivamente. Mientras que los otros cinco miembros, David Pastén, Karla Franchy, María del Pilar Álvarez, Carolina Vargas y Josefina López fueron condenados por encubrimiento del hecho.

Los imputados arriesgan penas de entre tres a cinco años y sus sentencias serán dadas a conocer el próximo lunes.

Ante estas penas, el fiscal Juan Emilio García explicó que "las reglas del procedimiento abreviado implican que la pena máxima que puede establecer el tribunal son las que establece la Fiscalía". Cabe recordar que el Ministerio Público solicitó esta pena máxima para cada uno de los condenados, debido a  las circunstancias atenuantes que se presentaron durante la etapa de investigación.

Antes de conocerse el veredicto, el defensor de Undurraga, Javier Arévalo, justificó el crimen argumentando que "las personas mentalmente enajenadas no tienen responsabilidad penal".

"El gran mensaje en este juicio es preocupémonos de las sectas religiosas destructivas, en Chile hay más de 300 (...) es terrible, es dolorosísimo", dijo el abogado. Y agregó: "Así como usted dice fríamente 'aquí la vida de un niño ha sido sacrificada', yo le digo con la misma frialdad que fue sacrificada por una persona que en ese momento, al momento de los hechos, era un loco demente, mentalmente enajenado, ayudado por una persona que al intervenir en el hecho estaba mentalmente enajenado".