"Gratuidad: juego de niños": Respuesta de José Antonio Kast a Giorgio Jackson por proyecto de "Tarifa 0" en Transantiago
Con la renovación en la política esperamos tener nuevas y buenas ideas, energías y diálogos más intensos. Pero eso no quiere decir que los dirigentes jóvenes no pueden cometer errores y caer en “juegos de niños”. Lo hizo hace un par de semanas el diputado Boric al proponer expropiar a la papelera. Hoy lo hace el diputado Jackson, al prometer la gratuidad del Transantiago.
¿Conoce el Diputado Jackson el significado del esfuerzo individual de cientos de miles de chilenos que hoy buscan desesperados un trabajo? ¿Conocerá el valor del emprendimiento, cuando una pequeña empresa busca sortear las regulaciones y cumplir con los compromisos laborales y previsionales? ¿O el valor del mérito, reflejado en miles de esforzados estudiantes que se han ganado un cupo en la universidad y luchan día a día por mantenerlo?
Al igual que hace 5 años, cuando era un dirigente universitario con la reforma educacional, el diputado Jackson juega con las ilusiones de millones de chilenos prometiendo transporte gratis para todos. Una medida técnica y económicamente imposible, con consecuencias nefastas para el desarrollo urbano y para el alicaído presupuesto del Estado.
Al igual que al comienzo de este Gobierno, cuando todos sus cercanos entraron al Ministerio de Educación a sepultar la educación pública, exprimir las arcas fiscales e imponer un impuestazo que terminó afectando el crecimiento y la inversión de todo el país; el Diputado Jackson propone seguir aumentando la carga de los chilenos más vulnerables, cargándole la mano a los emprendedores y aliándose con los evasores del Transantiago. No importa el esfuerzo, no importa el emprendimiento, no importa la responsabilidad.
Las medidas populistas son solo eso: soluciones utópicas que se desvanecen en el tiempo y que terminan pagando los ciudadanos más vulnerables. Porque es muy fácil prometer que la educación, el transporte, la salud o la vivienda serán gratis.
Como se evidenció en la votación del miércoles pasado, cuando fui el único que voto en contra de la gratuidad del Transantiago, oponerse a medidas populistas es políticamente incorrecto. Pero aun siendo impopular, prefiero ser responsable con el país y con las personas que represento. Nada es gratis en la vida, alguien siempre tiene que pagarlo. Es hora de que los dirigentes políticos, jóvenes o viejos, dejen de jugar con las ilusiones de los chilenos y empiecen a actuar con seriedad y responsabilidad a reconstruir el país después de este nefasto gobierno.