A 60 años de su muerte: Una revisión por las ideas feministas de Gabriela Mistral
Han pasado años de su partida y los estudiosos y admiradores de sus letras aún no se han puesto de acuerdo respecto a la dirección de la obra de Gabriela Mistral. A estas alturas, todavía es imposible identificarla dentro de las líneas del feminismo contemporáneo, pero sí se puede afirmar que su poesía y prosa contribuyó, dentro de su contexto social y político, a defender las ideas emancipatorias de las mujeres en Chile.
Mistral fue una radical impulsora de la importancia de la educación para las mujeres y tuvo especial pasión al escribir sobre las madres trabajadoras y su esfuerzo de cada día. Desde una perspectiva crítica y controvertida, plasmó en su obra los debates sobre los roles de la mujer e impulsó la denuncia acerca de las injusticias sociales y económicas que enfrentaban.
A continuación, sólo algunos de los pasajes más destacados de su controvertido pensamiento sobre el género, donde se evidencian las diferencias, contradicciones e ideas más potentes de la visión feminista de la escritora.
-“Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración. Que algo más que la virtud le haga acreedora al respeto, a la admiración, al amor. Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas... Que pueda llegar a valerse por sí sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan. ¡Más porvenir para la mujer, más ayuda! Búsquese todos los medios para que pueda vivir sin mendigar protección” (Gabriela Mistral, “La instrucción de la mujer”, en La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906).
-"Las mujeres formamos un hemisferio humano. Toda ley, todo movimiento de libertad o de cultura nos ha dejado por largo tiempo en la sombra".
- “Las mujeres formamos un hemisferio humano. Toda ley, todo movimiento de libertad o de cultura nos ha dejado por largo tiempo en la sombra. Siempre hemos llegado al festín del progreso, no como el invitado reacio que tarda en acudir, sino como el camarada vergonzante al que se invita con atraso y al que luego se disimula en el banquete por necio rubor. Más sabia en su inconsciencia, la naturaleza pone una luz sobre los dos flancos del planeta. Y es ley infecunda toda ley encaminada a transformar pueblos y que no toma en cuenta a las mujeres” (Gabriela Mistral, “La instrucción de la mujer”, en La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906).
-“Y no se nos diga que la mujer humilde no necesita de instruirse para alcanzar hasta las cimas morales de abnegación . Conozco las almas maravillosas que ha sacudido el destino como una sarta de estrellas en la clase humilde; he visto tal vez los ejemplares más puros de la humanidad nacer, desarrollarse sin estímulo en un ambiente inauditamente hostil; pero sé también que cuando la naturaleza no pone en los hombres la virtud fácil como pone el perfume en la flor, sólo la educación es capaz de crear el sentimiento y tatuar los deberes en la mitad del pecho humano”. (Gabriela Mistral, “La instrucción de la mujer”, en La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906).
-“Si en la vida social ocupa un puesto que le corresponde, no es lo mismo en la intelectual, aunque muchos se empeñen en asegurar que ya ha obtenido bastante; su figura en ella, si no es nula, es sí demasiado pálida. Se ha dicho que la mujer no necesita sino de una mediana instrucción; y es que aún hay quienes ven en ella al ser sólo capaz de gobernar el hogar” (Gabriela Mistral, “La instrucción de la mujer”, en La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906).
-En 1918, Gabriela celebra unos cursos de la Sociedad de Instrucción Popular. Escribe al respecto: “Unos cursos nocturnos de mujeres, y esto es de una inmensa significación para nuestra ciudad. Se trata de la primera escuela de tal índole que habrá en provincias. Es una honra para el grupo de mujeres que busca más amplitud de horizontes y muy principalmente para la institución que recoge la voz de los humildes y no mide la magnitud del esfuerzo, por medir la magnitud del servicio... Las mujeres formamos un hemisferio humano. Toda ley, todo movimiento de libertad o de cultura, nos ha dejado por largo tiempo en la sombra. Siempre hemos llegado al festín del progreso, no como el invitado reacio que tarde en acudir, sino como el camarada vergonzante al que se le invita con atraso y al que luego se simula en el banquete por necio rubor. Más sabia en su inconsciencia, la naturaleza pone su luz sobre los dos flancos del planeta. Y es ley infecunda toda ley encaminada a transformar pueblos y que no toma en cuenta a las mujeres. No se crea que estoy haciendo una profesión de fe feminista”. (Gabriela Mistral, “Educación popular”).
-Sus críticas al feminismo: "El feminismo llega a parecerme a veces, en Chile una expresión más del sentimentalismo mujeril, quejumbroso, blanducho, perfectamente invertebrado, como una esponja que flota en un líquido inocuo. Tiene más emoción que ideas, más lirismo malo que conceptos sociales; lo atraviesan a veces relámpagos de sensatez, pero no está cuajado... Hace años se me invitó a pertenecer a él. Contesté, sin intención dañada: ‘Con mucho gusto, cuando en el Consejo tomen parte las sociedades de obreras, y sea así, verdaderamente nacional, es decir, muestre en su relieve, las tres clases sociales de Chile’” (Gabriela Mistral, “Organización de las mujeres”, en El Mercurio, Santiago, 5 de julio de 1925).
-Sobre el voto femenino: “El derecho al voto me ha parecido siempre cosa naturalísima. Pero, yo distingo entre derecho y sabiduría; y entre “natural” y “ sensato”. Hay derechos que no me importa ejercitar, porque me dejarían tan pobre como antes. Yo no creo en el Parlamento de las mujeres, porque tampoco creo en el de los hombres…".
-Su visión sobre la mujer chilena: "País de grandes mujeres, de mujeres valientes que, muchas veces, son más valientes, más responsables y decididas que los hombres” (Ciro Alegría, Gabriela Mistral íntima, 1989, p. 54).