Los estudiantes son realistas: ¡Piden lo imposible, en el momento exacto!
En nuestro país, durante los años de postdictadura, mal llamado “democracia” se ha transformado en un lugar común que los economistas primero y políticos después sean quienes nos digan si nuestros sueños ciudadanos se amparan en la legislación vigente o en la proyección de PIB y todas aquellos malabarismos económicos con fórmulas para iniciados.
Es un hecho, esta es una columna de opinión política, pero no opinología, soy profesor universitario y cuando escucho a colegas y a bastante gente reclamar que el alumnado está en paro, que no hay clases, respondo: “No es que no haya clases los alumnos y alumnas están dictando cátedra de compromiso social y yo, como profesor, estoy tomando apuntes”. Así, como lo leen, creo es una gran mascarada de cinismo continuar “haciendo clases” como si no volviéramos a estar de nuevo en un punto de inflexión, en otro momento histórico, obligados por las circunstancias a detener la máquina, a romper la rutina, a sorprender y dejarnos sorprender por la fuerza del estudiantado para replantarnos este modelo neoliberal que ha sido exitoso sólo en generar riquezas pero no en permitir el ensanchamiento y profundización de derechos sociales, entre los cuales se cuenta la educación.
No se me olvida que hacia fines del año 2005 la protesta por el pase escolar al término del gobierno de Ricardo Lagos no fue sino la antesala del movimiento de “Los Pinguinos” el año 2006, movimiento estudiantil del año 2011 que escaló a un frente amplio ciudadano, los años venideros una serie de marchas por la Educación. Ahora, año 2016, un primer semestre donde de nuevo el estudiantado se toma muchas universidades, incluso universidades privadas para criticar desde ese mismo espacio el lucro y todo aquello que no permite hacer de la educación un derecho, como se lo merece el estudiantado nacional, como se requiere para una sociedad de derechos y ciudadanos, no de mercado y de consumidores.
Se le pide al estudiantado dejar las medidas de fuerza como son mantener “tomada” muchas universidades, se les critica por la violencia, los actos vandálicos, la destrucción y por la alteración del orden público. Al respecto, es necesario señalar que un abogado cuando dice: “en Chile rige el pleno Estado de Derecho”, debemos recordar que para instalar ese ordenamiento jurídico, el de la Constitución de 1980, bombardearon La Moneda y con la maquinaria de la tortura sin fin pretendieron borrar la memoria, pero resistimos.
En el actual mandato de Michelle Bachelet se busca convencernos que la gratuidad en educación es imposible, después de todo la lógica de la Concertación y ahora Nueva Mayoría es impecable, pareciera que Aylwin vive: “Gratuidad en la medida de lo posible”, por tanto, una gratuidad que podría llegar después de varias décadas en el mejor de los casos. Pese a ello, la presidenta cumple con la promesa de campaña “avanzar en la gratuidad”, es decir, otro minimalista gesto político que ha sido transversalmente criticado y lo que salga del Congreso será sólo una máquina de triturar sueños.
Para finalizar estas breves, insuficientes e incompletas palabras, quiero expresar al estudiantado todo mi respeto y admiración por haber bajado una estrella del cielo para iluminar las sombras proyectadas por la postdictadura, porque han entendido que “el sueño se hace a mano y sin pedir permiso”, por lo mismo piden lo imposible, hacen del sueño que tenemos una pesadilla verdadera a quienes lucran con la educación a quienes no ven diferencia entre un mall y una universidad. Agradezco que nos rescataran del pozo de los sueños el más prístino ideario para fundar una democracia que haga honor a su nombre.