Alfredo Jaar en eXcéntrico: "Europa es una fortaleza que expulsa inmigrantes constantemente"
"Umashimenkana. Demos luz a una nueva vida". Ese es el mensaje que comunicó el arquitecto de la Universidad de Chile, cineasta y Premio Nacional de Artes Plásticas 2013 radicado actualmente en Nueva York, Alfredo Jaar, en su participación como conferencista central del encuentro eXcéntrico.
Cuando el reloj marcaba exactamente las 19:12, Jaar llegó hasta el podio ubicado al costado izquierdo del escenario del Teatro de la Universidad de Chile, cuyas tribunas estaban repletas de participantes del encuentro, entre autoridades, artistas, invitados especiales y público general. Un fondo negro con líneas y un círculo adornaban el fondo que escoltaba la espalda de Jaar quien fue recibido con gran expectación por el público que, ansioso, esperaba el arribo del artista.
Con cuatro ejes temáticos marcados por sus propias experiencias, Alfredo Jaar comenzó la conferencia "Es difícil" en el marco del 10° encuentro “eX-céntrico: disidencias, soberanías y performance”. Contaminación, vivir en dictadura, racismo e inmigración, fueron los temas que abordó en un “acotada” -según confesó él mismo- versión de su conferencia.
Demos luz a una nueva vida
Fukushima, 11 marzo 2011. Esa fecha trae a la memoria el terremoto y tsunami de 9° Richter en Japón. Destrucción, desolación y contaminación fue el panorama que azotó a la ciudad de la isla. Fue sobre este eje de su conferencia que el artista se refirió a Umashimenkana (Demos luz a una nueva vida), utilizada en el memorial que se le encargó para conmemorar a los niños víctimas del tsunami ocurrido ese día. Decidió llamarlo así inspirado en el poema de Doi Sadako, una mujer que vivió en carne propia las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima en 1945. “A pesar del horror debemos seguir trayendo una nueva vida”, señaló el artista.
Otro de los puntos de su conferencia fue encontrarse con la obra de un joven Alfredo Jaar, convulsionado por la dictadura que afectaba a Chile desde 1973, que lo llevó a casi obsesionarse con el número 11. Calendarios, manuscritos… todo giraba en torno a esa fecha. Su primera obra fue un papel negro con la fecha 11.09.73, seguido por 12.10 en la misma línea, la hora exacta del primer bombardeo a La Moneda.
Comentó también el impacto de vivir en un país bajo el régimen militar, el miedo constante e inspirado en una foto tomada en Nicaragua por Susan Maiselas y publicada en una revista francesa realizó su primera performance titulada “Opus 1981”.
Tiempo después realizó una encuesta en donde salía a la calle y le preguntaba a la gente con pastillitas de menta si es que eran felices. Realizó retratos de gente cercana que respondía las preguntas, y dejó registro audiovisual de la situación. Entre los tantos vídeos exhibidos por el premiado artista, apareció uno en donde figura la actriz nacional Malucha Pinto junto con Cristián García-Huidobro hablando de ser feliz.
“Debemos generar un diálogo en torno a la crisis de migración”
Una imagen impactó al mundo. Un niño sirio de tres años fallecido a la orilla del mar en una playa turca. Su nombre era Aylan. Fue sobre esta impactante imagen que el cineasta desarrolló junto a Migrant Offshore Aid Station (MOAS) una campaña de donación para apoyar a quienes llegan escapando del horror. En Basilea, Suiza, una de las ciudades más ricas del mundo, en un trabajo con voluntarios entregó cubos con un mensaje para que se movilizaran y donaran a raíz de lo sucedido con Aylan. "Europa está siendo completamente negativa ante estos temas”, dijo Alfredo en su ponencia y con esto demuestra la preocupación. “Debemos generar un diálogo en torno a la crisis de migración”, finalizó.
En el epilogo de su presentación, la doctora de la Universidad de Stanford, Esther Gabara realizó un diálogo con el artista en donde declaró ser “un arquitecto que hace arte” y que “trata de expresar todo de la manera más simple posible”. Haciendo referencia a las performance habló sus experiencias en el teatro -como mago, actor y luego cineasta-, y reconoce que “todas mis obras tienen algo de teatralidad” y que “nunca la he abandonado (la teatralidad)”.
Jaar concluyó aludiendo a que diariamente "vivimos bombardeados por productos como imágenes y vídeos controlados por ciertos seres de orden ideológico, sobre todo en Chile con los medios de comunicación", por lo que "es difícil escuchar voces resistentes, por lo tanto no somos libres. El espacio del arte y de la cultura es el único de libertad que nos queda, por eso es precioso. Es nuestro capital y debemos cuidarlo... así podemos repensar el mundo y modelos para cambiarlo".