Felipe Ramírez, primer secretario de Izquierda Libertaria: "Vamos a presentarnos con candidatos a concejales y alcaldes"
"Forjando alternativa revolucionaria, crece y avanza la Izquierda Libertaria" es el cántico que retumba en las paredes de un repleto Teatro Novedades. El histórico recinto de barrio Yungay posee capacidad para 500 personas, pero acá adentro fácil hay 600. Banderas rojinegras se agitan al viento y las manos aplauden al ritmo de un bombo. No hay militante que se quede sin entonar el grito de guerra. Mientras todo esto sucede, Felipe Ramírez Sánchez (27) se baja del podio donde acaba de dar su primer discurso como vocero y Primer Secretario de la directiva.
"Somos trabajadores, estudiantes, pobladores y familia. En definitiva, chilenos y chilenas. No descansaremos hasta recuperar todos y cada uno de los derechos que le fueron arrebatados al pueblo de Chile", dijo casi al terminar su elocución, bajo la atenta mirada de delegaciones provenientes de distintos lugares del país e invitados del mundo político, sindical, estudiantil y social, entre ellos Gabriel Boric y Cristián Cuevas.
El acto fundacional del pasado sábado 11 de junio es quizás el más importante hito en la corta vida de Izquierda Libertaria (IL). Es la culminación de un proceso de 15 años que comenzó con el Frente de Estudiantes Libertarios (FEL) y que hoy se plantea contra el sistema neoliberal y a favor de un sistema socialista libertario, feminista, ecológico, patriótico y antimperialista. A Ramírez lo acompañan en la mesa directiva Daniel Pérez (Sec. Político), Camila Fuentevilla (Sec. Orgánica), Ricardo Olivero (Sec. de Frentes), Gael Yeomans (Sec. de Relaciones Políticas), Óscar Menares (Sec. de Relaciones Políticas) y Luna Follegati (Sec. de Contenidos y Comunicaciones).
"Vamos a presentarnos con candidatos a las elecciones municipales, en concejales y en alcaldes, en algunas comunas del país donde tenemos presencia", dice Felipe Ramírez, quien comenzó su militancia política activa desde su época secundaria, luego estudió Periodismo en la U. de Chile y fue uno de los cuadros más reconocidos del FEL, participando activamente de los espacios políticos y llegando a asumir el cargo de Secretario General de la Fech durante el 2012. Ha pasado casi una semana desde el evento fundacional y el vocero de IL, que hoy trabaja en la Dirección de Comunicaciones de la misma universidad, aceptó regalarle unos minutos de su hora de almuerzo a El Desconcierto para conversar sobre los desafíos y las propuestas que su recién estrenada colectividad tiene en lo inmediato y a futuro.
¿Cuál es la sensación que te dejó el evento de lanzamiento de Izquierda Libertaria?
En términos generales, fue un éxito. Se cumplieron las expectativas que teníamos en cuanto a asistencia y logramos reunir un sector representativo de la militancia en términos nacionales, vinieron compañeros de toda las regiones y las instancias donde tenemos militancia: habían compañeros del frente estudiantil, del trabajo sindical, de iniciativas medioambientales, de trabajos territoriales, de comités de allegados y del frente feminista. Además el teatro estaba lleno, habían muchos asistentes que no eran militantes que querían conocernos. Eso nos tiene súper satisfechos.
Al acto asistieron representantes de otras colectividades como Izquierda Autónoma (IA), Revolución Democrática (RD) y la Unión Nacional Estudiantil (UNE). ¿Lo sienten como un espaldarazo a su proyecto? ¿Es posible confluir políticamente con éstas y otras organizaciones?
Estamos bien contentos de que un buen arco de fuerzas políticas y sociales nos acompañaron con delegaciones. Nosotros tenemos ahí dos visiones que son complementarias. Una tiene que ver con las organizaciones políticas de izquierda propiamente tales, donde buscamos dar primero un debate que nos permita llegar a algunos acuerdos en términos generales. No estamos pensando en una fusión entre las distintas organizaciones ni nada -aunque no descartamos en el futuro ir convergiendo con fuerzas-, pero sí en dar un debate que nos permita llegar a acuerdos en términos estratégicos respecto a las tareas que se tienen que desarrollar en los próximos cuatro años, estando mediadas por las elecciones del 2017, ya sea en términos de las reformas que tenemos que avanzar, de la construcción de un programa que nos permita aunar a las expresiones sociales movilizadas, que nos permita entregarles en el fondo un esqueleto o una base de una alternativa a los pueblos de Chile. Y por otro lado, tiene que ver con las fuerzas sociales y nosotros.
La idea de un frente amplio de la que tanto se habla.
Lo mencioné en el discurso central de la actividad: estamos a disposición y vamos a trabajar por la configuración de un bloque donde confluyan fuerzas políticas, pero sobre todo fuerzas sociales movilizadas que nos permitan profundizar este mismo trabajo de manera paralela. O sea, la generación de pautas programáticas que nos permitan pensar e ir prefigurando el Chile que nosotros queremos. Pensar y prefigurar cuáles serían las reformas y qué carácter deberían tener, superando también el punto muerto en que se encuentra la Nueva Mayoría y la necesidad de que sea la gente -la base, la ciudadanía, los trabajadores organizados y los no organizados también- quienes sean protagonistas de un proceso de esta naturaleza.
En relación a la convergencia que se pueda tener con otros grupos de izquierda, tú mencionaste que hay que distanciarse de lo que hace la Nueva Mayoría. Sin embargo, hay dos fuerzas políticas -que son Revolución Democrática y el Partido Comunista- que están ahí, entre esos dos mundos. ¿Hay posibilidades de construir alianzas con estos partidos?
Los dos casos son bien diferentes uno del otro. Con Revolución Democrática hemos sostenido un diálogo durante todo este tiempo y nos hemos encontrado en varios espacios. En el frente estudiantil hemos competido en algunas federaciones en conjunto, con listas integradas por ambas fuerzas y otras fuerzas políticas. Lo que sí, y nosotros se lo hemos dicho transparentemente, toda posibilidad de avanzar hacia una alianza política en conjunto está mediada por tres líneas rojas. Una tiene que ver con una transformación en el país a través de una Asamblea Constituyente con espacios efectivamente vinculantes, donde la gente pueda participar sabiendo que su voz va a ser escuchada y va a ser influyente. La segunda es marcar una diferencia completa y radical con los casos de corrupción y financiamiento empresarial hacia las fuerzas políticas de izquierda. En términos políticos nosotros establecemos una independencia respecto al empresariado y, por lo mismo, una fuerza que se diga progresista y que reciba financiamiento desde ese sector -como Penta o SQM- no es una fuerza política con las que nos podamos aliar.
Como lo es el PRO, el PS o el PPD, ¿no?
Justamente el tercer punto tiene que ver con la Nueva Mayoría, y ahí se mezcla con el tema del Partido Comunista, con el cual hemos conversado y tenido reuniones como con cualquier otra fuerza política. Nosotros declaramos al principio del gobierno de la Nueva Mayoría que estábamos abiertos a colaborar para que las reformas fueran efectivas y realmente representaran el espíritu de las luchas sociales que se estaban desarrollando y respondieran a las necesidades de la mayoría del país. Sin embargo, vemos que con el gobierno de la Nueva Mayoría eso no ha sucedido, y si bien no nos negamos -por supuesto que no- a seguir conversando con el PC y con otras fuerzas políticas, entendemos que hoy nuestros procesos estratégicos y nuestras lecturas del país, difieren. Podemos tener, obviamente, concordancias puntuales. Podemos, por ejemplo, confluir en momentos de movilización. De hecho, confluimos con los compañeros del PC en el espacio sindical, en algunas movilizaciones sobre la reforma laboral el año pasado. Pero hoy tenemos diferencias que son importantes en términos políticos.
Tengo entendido que aún no hay una definición respecto a si la IL se va a configurar como un partido político legal. Quería preguntarte cómo va la discusión al respecto y cuál es el debate que se da en la interna.
La discusión fundamental no tiene que ver tanto con la necesidad de inscribir un partido en términos legales, porque en el fondo eso es para ir a elecciones. Nosotros vamos a presentarnos con candidatos a las municipales, con concejales y alcaldes, en algunas comunas del país donde tenemos presencia. También vamos a participar al interior de candidaturas desde la confluencia de espacios sociales donde estamos, y apoyar a otras candidaturas que son independientes, pero que representan también lo que nosotros queremos sacar adelante. La decisión sobre si vamos a inscribir una herramienta electoral va a ser mediada por dos cosas: los resultados de las municipales y cómo éstas configuran el escenario de manera posterior y, por el otro lado, el esfuerzo por la confluencia -por carriles paralelos pero interconectados- entre las fuerzas sociales movilizadas y las organizaciones de izquierda.
O sea, ser partido como un medio y no como un fin en sí mismo.
A nosotros no nos quita el sueño el tener necesariamente esta herramienta para nosotros como Izquierda libertaria. Estamos dispuestos a hacerlo si es necesario, pero para nosotros la prioridad está en trata de generar este espacio de unidad social que permita plantearse de cara a las bases, a los afiliados de las organizaciones sociales, al conjunto de los pueblos de Chile, a la necesidad de construir una alternativa. Y definir ahí, en conjunto con los sectores que se reúnan en este espacio, qué característica tiene que tener un aparato electoral al servicio de ese programa. Lo que en el fondo a nosotros nos interesa es que si se levanta una herramienta electoral, esta represente genuinamente a sectores que tienen capacidad política, que están dispuestos a movilizarse y que no van solamente a votar, sino que se están haciendo cargo de las transformaciones de Chile, con un contenido programático que este respaldado por esos sectores. No nos interesan candidaturas donde hayan rostros, nos interesa un programa transformador donde hayan compañeros que sí, asuman liderazgos, pero que haya una base activa detrás de ellos.
¿Esa es la apuesta que hacen en Estación Central? La candidatura de Doris González al municipio es vista como una especie de emblema de la entrada de la IL a la disputa institucional.
Claro, exactamente. La candidatura de Doris, y en particular el caso de Estación Central, es emblemático porque la candidatura surge de Ukamau que es una organización compuesta por vecinos comunes y corrientes, por pobladores, por gente que está luchando por tener una casa. Están luchando por el derecho por tener una casa por la que han estado trabajando, por lo que han ahorrado y eso han decidido trasladarlo no solamente al tema de la vivienda, sino que a pensar el barrio y la comunidad que quieren construir. Ahí nosotros rescatamos profundamente el proceso de participación que tienen los vecinos y como ellos también, desde su propia experiencia, decidieron dar el salto hacia la política institucional. Lo que a nosotros nos interesa es poder proyectar estos procesos, apoyarlos y también hacernos parte, de manera humilde, en ese ejercicio.
De los distintos frentes que integran la Izquierda Libertaria -sindical, territorial, estudiantil-, llama la atención la presencia primaria del frente feminista. ¿Cómo ha sido el proceso de trabajo y desarrollo del feminismo al interior del colectivo?
El frente feminista nace hace un par de años atrás, de manera interna, por una decisión que nosotros tomamos más bien de principios, de que era necesario avanzar hacia una articulación de una lectura feminista de la realidad nacional. Para eso, nuestra organización también tenía que hacerse cargo de eso y necesitábamos desarrollar procesos de formación interna e interiorizar esos elementos para aplicarlos en nuestra vida cotidiana y militante. Ha sido un proceso intenso, no exento de tensiones internas porque el partiarcado y la cultura machista están integrada en las pautas culturales cotidianas de todos nosotros, y sobre todo en una organización como la nuestra, que está compuesta por estudiantes universitarios, por vecinos, por pobladores, por dirigentes y militantes sindicales, por gente que trabaja, que tiene necesidades, que tiene familia. Implica el desafío de formarse, de interiorizar estas lecciones y comenzar a aplicarlas en las relaciones sociales normales. Pero estamos satisfechos, creemos con todo que es el paso correcto, que es necesario someterse a estas tensiones y sacar las lecciones correctas para poder crear efectivamente un país más justo.