En abril de 2014 el sacerdote Gerardo Joannon, que en ese momento era párroco de La Asunción en Santiago, fue vinculado a una serie de adopciones irregulares ocurridas en nuestro país entre las décadas de los 70 y los 80.

El procedimiento se llevaba a cabo sin el consentimiento de la madres, a quien muchas veces se les dijo que su bebé había muerto al nacer.

"No podría tolerar ninguna de las tres causales del proyecto. Por más maravillosas que sean las mujeres, no pueden decidir por otra vida. Yo ayudé a que no murieran niños y ahora se legisla para matarlos. Todas las causales son malas, la de violación es la peor", dice Joannon.

"Yo sólo cooperé con los padres que se acercaban, porque querían abortar, y les recomendaba médicos y lugares donde podían dar en adopción", declara sobre el caso Joannon en entrevista con La Tercera.

La  investigación religiosa preliminar de los Sagrados Corazones concluyó que el Joannon “participó activamente” en dos casos. La justicia civil, en tanto, sobreseyó la causa porque los hechos ya habían prescrito. Desde el Vaticano, una indagatoria aseguró que no había delito canónico en estas acciones, pero dejó en manos de su superior en Chile las posibles sanciones.

La congregación a la que pertenece lo envió a Argentina, para un proceso de "reflexión y oración", pero el cura volvió a Chile el año pasado para acompañar a su hermana que estaba muy enferma. Hoy en día Joannon, acogido por el obispo de San Felipe, ayuda a celebrar las misas de la zona.

"Espero demostrar mi compromiso con la misión. Tengo mucha llegada con los jóvenes. Y  voy a tratar de ayudar espiritualmente a alguien que quiera abortar para que no lo haga, porque es un daño irreparable. No conozco a nadie que haya abortado y se haya recuperado. Es muy duro y ahora con el proyecto del Congreso es peor", dice el sacerdote respecto a la aprobación de la Cámara Baja del proyecto de ley que despenaliza la interrupción del embarazo en tres causales.

"No podría tolerar ninguna de las tres causales del proyecto. Por más maravillosas que sean las mujeres, no pueden decidir por otra vida. Yo ayudé a que no murieran niños y ahora se legisla para matarlos. Todas las causales son malas, la de violación es la peor", concluye.